LA ROJA
El sorpresivo líder que tuvo la Roja antes del desastre
Fue el chileno que más cuestionó los cobros de Jesús Valenzuela y, además, lideraba el orden del equipo dentro de la cancha. Así fue su partido.
En muy pocos meses, Rodrigo Echeverría pasó de tener un rol secundario a ser una voz escuchada al interior de la Roja. Así lo dejó en claro durante su actuación frente a Argentina, en la caída por 3-0 de la selección chilena. AS Chile hizo un seguimiento minucioso al partido que jugó uno de los mejores futbolistas de la liga trasandina.
En los primeros minutos, fue la voz que más se hizo notar en Chile. Corrió desaforado a ‘apretar’ a Jesús Valenzuela para que amonestara a Cristian Romero por su dura infracción a Víctor Dávila en el inicio. En los primeros 30 minutos, reclamó unas cuatro veces los cobros del venezolano. Incluso, conversaron mientras el balón se había ido de la cancha.
Una de sus primeras interacciones con un compañero fue, justamente, con Dávila. El delantero de CSKA Moscú se acercó al volante de Huracán para ajustar unas marcas en el mediocampo. A Dávila le preocupaba la aparición de Rodrigo De Paul por el centro de la cancha, por lo que tenía que cerrarse a seguirlo. Si eso pasaba, Nahuel Molina tenía libertad para subir por la derecha. La aprobación del uno al otro con el pulgar dio a entender que estaban de acuerdo en lo conversado.
En el minuto 32, ‘Eche’ tuvo que marcar tres veces en la misma jugada a De Paul, y en las tres acciones lo chocó para marcar presencia. ¿Qué hacía el ‘7′ argentino? Amagaba a picar al espacio y así desacomodar al chileno, que no lo quería dejar tranquilo.
Valenzuela lo tenía cansado. Cuando amonestó a Dávila (40′), sólo hizo un gesto de desapruebo y trotó al área chilena para tomar su marca. Pero a los 42 minutos, volvió a explotar -junto a Paulo Díaz- pidiendo amarilla a ‘Cuti’ Romero por una infracción del zaguero. Mauricio Isla, capitán del equipo chileno, sacó a los dos para evitar otro castigo.
El gol de Alexis Mac Allister fue un mazazo para Echeverría y compañía. Absolutamente ningún jugador chileno habló en los 20 segundos posteriores al 1-0. El ex U se lamentaba mirando el césped, tal como hacían muchos de sus compañeros. Matías Catalán aplaudió con la intención de levantar al equipo, mientras Paulo Díaz miró el cielo.
Después de eso, Echeverría puso ganas y pidió la pelota -siendo la primera salida incluso como un tercer central por momentos-, pero ya no quería interactuar con Jesús Valenzuela. Cuando Ricardo Gareca lo reemplazó a los 71′, salió corriendo por un costado y se sentó en la banca de suplentes. El partido, hasta ahí, estaba 1-0 a favor de Argentina. Fue el cierre de la noche del sorpresivo líder que tuvo la Roja antes del desastre.