“En Chile fui campeón y viví una de las mejores etapas de mi vida... Hoy trabajo en inversión en viviendas”
“Mi etapa en la U fue hermosa, me quedó la espina de no haber jugado la final con Cobreloa, pero guardo los mejores recuerdos. Es un equipo muy grande”, asegura Ezequiel Amaya.


En 2003, Ezequiel Amaya se convirtió en el gran refuerzo de la Universidad de Chile. El volante argentino, formado en Independiente de Avellaneda, arribó a los azules luego de un destacado paso en Nueva Chicago. Pese a que solamente estuvo un año en la U, fue parte del plantel campeón del apertura 2004.
El ex volante argentino acepta con gusto el llamado de As, aunque asegura de entrada que siempre le ha gustado mantenerse bajo perfil. El trasandino se retiró a los 31 años luego de una carrera que incluyó también pasos por Catar, Ecuador y Venezuela. Hoy con 47 años se encuentra alejado del fútbol.
- Luego de su retiro no se supo mucho de usted ¿A qué se dedica en la actualidad?
- En un principio seguí jugando después del profesionalismo, acá en mi ciudad natal (Cañada de Gómez, provincia de Santa Fe). Lo hice un par de años más y ahora estoy con algunas inversiones que hice con un amigo, en módulos tipo vivienda (casas prefabricadas).
- ¿En qué consiste su trabajo?
- En realidad soy un inversor que tiene una rentabilidad y no mucho más que eso. No le dedico tanto tiempo, ya que estoy más abocado a mi familia. Tengo una hija muy chiquita de un año y meses, así que esa es mi prioridad en la actualidad.
- Imagino que cuando fue futbolista no tenía los tiempos que puede manejar hoy...
- Sí, bueno la niña vino un poco tarde igual porque yo tengo 47 y me agarró en una etapa muy linda por el solo hecho que tengo muchísimo tiempo para disfrutar con ella, así que estoy agradecido por eso. A los jugadores de fútbol les suele pasar que cuando están en plena etapa futbolística ven muy poco a sus hijos y se pierden muchos cumpleaños y momentos importantes. En este caso a mí me tocó post fútbol, así que lo estoy disfrutando un montón.
- Se retiró a los 31 años. ¿Por qué tomó esa decisión siendo tan joven?
- Yo soy un poco un bicho raro, en realidad me gusta mucho el fútbol, me gusta jugarlo, pero había situaciones que no iban conmigo. Se dio también que empecé a perder esas ganas de competir y se fueron achicando los lugares a donde ir, ya aparecían equipos o clubes que no eran interesantes a nivel futbolístico. Entonces en ese momento decidí radicarme en mi pueblo, ajeno a todo lo que es el fútbol. Estoy a 400 kilómetros de Buenos Aires, alejado de todo y disfruto de los fines de semana poder comer un asadito, ir a pescar o jugar al fútbol con amigos.
Su etapa en la U: “Fue de las más lindas de mi carrera”
- ¿Qué recuerdos le quedaron de su etapa en la Universidad de Chile?
- La verdad fue muy linda. Llegué de la mano de Víctor Hugo Castañeda, con su cuerpo técnico, y eran gente con muchos códigos. Encontré un grupo muy bueno y siempre me sentí muy cómodo. El Primer semestre que estuve me acuerdo que clasificamos a playoffs y quedamos afuera contra Unión Española y en el segundo llegó Héctor Pinto como entrenador y tuvimos la posibilidad de salir campeón en 2004. Le ganamos a Colo Colo 4-0 también, que es un partido que siempre me lo recuerdan. La U es un equipo muy grande, con mucha gente, tengo el mejor de los recuerdos.
- A pesar de lo anterior no fue considerado en la final contra Cobreloa en Calama ¿Le dolió esa decisión?
- Me quedó esa espina, creo que la única manchita que me queda. No me gusta sinceramente hablar cosas que no sean buenas porque realmente me gusta siempre compartir lo positivo, pero la persona que estaba en ese momento como entrenador (Pinto) no obró bien conmigo, no fue sincero, pero no guardo tampoco rencor. Me siento campeón igual que todos, no me modificó en nada no haber jugado esa final. De hecho fui a los festejos igual, compartí con mis compañeros y tengo hasta el día de hoy la medalla de campeón.
- Y la vida en Chile. ¿Cómo fue esa experiencia?
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- Hermosa, me sentí siempre muy bien en el país. Había llegado sin pretemporada el primer semestre, pero en el día a día me sentí muy bien, pude conocer mucho, viví en un lugar maravilloso como Las Condes. Fue un año solamente el que estuve en Chile, pero creo que fue de los mejores en mi carrera en todo sentido. Me acuerdo que el clima era duro porque en invierno hacía bastante frío, pero se disfrutaba por el lugar y por la vista que tenía en el departamento. Me sentí muy a gusto en Chile y aparte estaba cerca de Argentina.

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