Es argentino, llegó como un desconocido y se enamoró de Chile: “Vivo feliz en el campo”
Pasó 18 de sus últimos 20 años jugando y viviendo en el país donde logró su único título como futbolista profesional. “Quedé conforme con mi carrera”.


En 2003, un desconocido zaguero argentino llegó a reforzar a Universidad de Concepción. ¿Su nombre? Diego Guidi. Hoy, con 42 años, el ex defensor central vive en Los Ángeles, la ciudad en la que se retiró del fútbol profesional luego de defender a Deportes Iberia.
Desde su arribo al Campanil hace dos décadas, su vida se ha ligado fuertemente con Chile. En el país, defendió a Cobreloa (fue campeón), O’Higgins, Everton, Cobresal, Deportes La Serena y Deportes Iberia. En las últimas dos décadas, solo dos años volvió a su país para jugar en el ascenso, pero eligió radicarse en Alameda de San Francisco, camino a Cerro Colorado en la Región del Biobío.
“La idea era o partir a La Serena o quedarme acá y decidimos quedarnos porque la calidad de vida es mucho más tranquila. El sur es mucho más económico que el norte y ya estábamos adaptados a la ciudad. Nos alejamos un poco de la ciudad, nos fuimos al campo, a unos ocho kilómetros de Los Ángeles”, cuenta Guidi en charla con AS Chile.
¿La razón de su vida en el campo? Guidi no duda. “Por la contaminación y porque personalmente me gusta más la tranquilidad. Tiene sus pro y sus contra, pero vivo feliz en el campo. Estoy contento”, indica el ganador del Torneo Clausura 2004 con Cobreloa.
- ¿Qué hizo luego de su retiro?
- Tomé el cargo de entrenador sub 19 de Iberia, pero tuvimos inconvenientes con la validación de mi título de entrenador y finalmente no me dejaron dirigir porque hice el curso en Argentina y no me lo revalidaron. Después quedé de jefe de cadetes y en los últimos dos meses del año agarré la gerencia deportiva porque el anterior gerente había dejado el cargo. Al final terminé saliendo por decisiones personales, por otros proyectos.
- ¿Cómo fue pasar por esos cargos en tan poco tiempo?
- A mí me gusta estar en la cancha y no detrás de un escritorio. La responsabilidad que uno tiene como gerente es dependiendo al lugar que está enfocado el trabajo. En Iberia era generalizado, entonces tenías que ver los contratos, juntarte con la municipalidad, Estadio Seguro y Carabineros para ver el tema del estadio y eso era un poquito más engorroso. Tenías que hacerlo porque eran pocos cargos en el club.
- ¿Eso le quitó vida familiar?
- Claro. Lo que pasa es que como trabajas de lunes a lunes, sigues sin tener los fines de semana cuando lo primero que uno dice en el momento que se retira es que por fin vas a tenerlos libres para la familia. Era peor, porque ni siquiera tenía días de descanso. Los sábados tenía que ir a ver al fútbol joven, el domingo iba a ver al primer equipo de local y solo descansaba cuando jugaba de visita porque no viajaba. Al final uno pone todo en la balanza si todo da réditos o no.
- Anteriormente comentaba que dejó Iberia. ¿Qué está haciendo en la actualidad?
- En Iberia me hice muy amigo de Diego ‘Tanque’ Ruiz. En el club nos hicimos socios en todo tipo de aspecto, al punto que estamos viviendo al lado, somos vecinos. Pusimos una academia de fútbol (Ruiz Guidi) en la que se hace clases para chicos de entre 5 y 16 años. La idea es formarlos y generar algunas pruebas para los chicos. Arrendamos un complejo deportivo y entrenamos a adultos también. En un momento tuvimos fútbol femenino, pero con la pandemia se fue apagando un poco por la aparición del pádel.

- ¿Ahora puede elegir sus tiempos?
- Está más que claro que cuando uno era futbolista trabajaba tres horas y el resto descansaba (ríe). Hoy estamos con nuestro proyecto de lunes a jueves y de jueves a sábado hacemos la misma academia pero trabajamos con la empresa CMPC. Le prestamos servicios a ellos y viajamos por distintas comunas para hacer clases. Hoy sí descanso los domingos (ríe). Toca trabajar harto pero se disfruta mucho más a la familia.
- ¿Qué es lo que más extraña de ser jugador profesional?
- La convivencia de vestuario. Estar con tus compañeros, llegar una hora antes y tomar mates, conversar en el gimnasio.
- ¿Y lo que no extraña?
- Uno extraña el fútbol, pero no me pegó tan fuerte el retiro. Estaba preparado, había sufrido una lesión de rodilla a los 38 años y me di cuenta que tenía un desgaste importante y que tenía que dar un paso al costado. Lo que no voy a extrañar son las charlas y las pretemporadas (ríe). Eran eternas (ríe). Cada año costaba más. Después de La Serena volví a Argentina pensando que sería más tranquilo todo porque era una categoría menor y no (ríe). Sufrí cada día (ríe).
- ¿Quedó conforme con su carrera?
- La verdad es que sí. Es cierto que uno siempre quiere más, pero siento que tuve muchos ripios de chico en cuanto a enseñanza y quizás uno en el fútbol joven no encuentra los mejores entrenadores que te puedan formar para el resto de tu vida. Yo arranqué de grande, a los 16-17 años entré a Gimnasia y me había perdido demasiado de la parte formativa. Quizás por mis ganas y actitud suplí muchas cosas de esos defectos, pero siempre tuve claro cuáles eran mis virtudes y defectos.
- ¿Y cuáles eran?
- Mis defectos fueron siempre por la parte técnica, pero porque no había trabajado de chico para pulirlas por lo que te comentaba antes. ¿Mis virtudes? El amor propio, la entrega, me mataba en los entrenamientos y los partidos. Me desgarraba por seguir jugando y eso nunca lo supe manejar. Fueron muchas lesiones que tuve por no querer salir ningún partido. Eso me lo reconocieron en casi todos los clubes por los que pasé. Quizás en el único que no hubo mucho feeling con la gente fue en Everton, a pesar de haber sido capitán. En el resto tengo los mejores recuerdos y la gente también de mí.
- ¿Y por qué pasó eso en Everton?
- Más que nada por lo que se había armado y lo que terminó siendo. Recuerdo que me fui de O’Higgins porque no llegué a acuerdo económico para seguir y para no esperar más tomé la decisión de ir a Everton, que se había reforzado con figuras del torneo 2006 y con Juvenal Olmos como técnico. Se había generado una ilusión que lamentablemente no terminó dándose, y terminamos salvándonos del descenso en las últimas fechas.
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-¿Se considera referente o ídolo de un club en Chile?
- La gente te va reconociendo logros. Fui parte del último equipo campeón de Cobreloa. Te recuerdan y te mandan fotos, pero en Deportes La Serena me siento más referente por todo lo que me tocó vivir. Cuando descendimos, vinieron hinchas a reconocer mi entrega por el club. Siento que La Serena es mi casa y puedo caminar por la playa y la gente me saluda con mucho cariño.


