Entrevista AS
Es un histórico, tiene 39 y brilla en Primera: “Uno tiene que hacerlas de tío, tutor o padrino”
Debutó en el club hace casi dos décadas y hoy comparte con Suazo y Matías Fernández. En 2021 debió superar una fractura: “Pensé que no me iba a recuperar”.
Rodrigo Brito se sinceró al máximo tras el importante triunfo por 3-0 contra Ñublense. “¡Estoy hecho mierda!”, dijo el histórico central de La Serena, luego del partido en el estadio La Portada, que les permitió a los nortinos obtener algo de respiro en la lucha por alejarse del descenso. El zaguero disputó, como titular, los cinco encuentros del mes de julio bajo la dirección del DT Pablo Marini y, con 39 años, empieza a lograr la ansiada continuidad. Desde la ciudad de la Región de Coquimbo, Brito charló con AS para abordar su actualidad.
“Sabíamos que era un partido durísimo, además está el desgaste emocional de nosotros, porque estamos en los últimos lugares de la tabla. Sabíamos de algunos resultados y estábamos quedando casi en los últimos lugares. Era importante ganar y había que jugársela toda, poner toda la carne sobre la parrilla. Me exigió casi al máximo, terminé acalambrado y contracturado. Por eso fueron mis reacciones después del partido en los comentarios que hice”, sostuvo el central, quien se formó en La Serena y también pasó por Curicó, Iquique y Rangers.
“El post partido siempre ayuda en ese sentido. Siempre está en la planificación hacer un poco de crioterapia, con el tema del hielo, y eso ayuda un poco el proceso para estar mucho mejor. Aparte también tenemos un día libre y lo aprovecho para recuperar y descansar como corresponde”, agregó uno de los refrentes del plantel junto a Humberto Suazo, Matías Fernández y Cristóbal Jorquera.
- Ha logrado importante continuidad en el equipo en las últimas fechas.
- Estoy súper contento, claro, no había tenido regularidad antes. El año pasado sufrí una lesión complicada, que me mantuvo casi todo el año afuera. No tuve un año regular y este año me había propuesto hacerlo lo mejor posible, entrenarme como uno más. Se dio la chance de poder jugar y agarrar titularidad.
- ¿Se va sintiendo mejor en la cancha? ¿Con más ritmo y tono futbolístico?
- Me voy sintiendo mucho mejor. El hecho de tener continuidad ayuda por el tema de disputar partidos, los entrenamientos no son lo mismo que la competencia real. Esto me ha hecho crecer, tratar de mantenerme a la par de los muchachos que me mantenían ventaja en ese sentido. He ido de menos a más, creo.
- Es un histórico del club, ya el próximo año cumplirá 40 años. ¿Tiene un sabor especial esta etapa que vive hoy en La Serena?
- Mira, la estoy disfrutando en realidad. Al jugador de fútbol, cuando pasa una cierta edad, 34 ´35 años, muchos lo quieren retirar, pero mientras me sienta pleno mental y físicamente voy a tratar de dar lo que más pueda. Estoy contento, estoy feliz, sobre todo por el rendimiento, que estoy teniendo, por el triunfo que obtuvimos el fin de semana (3-0 ante Ñublense). Espero que esto se puede seguir alargando. Ahora si bien tengo 39 años, estoy viviendo el día a día, no me quiero planificar mucho más allá. Hay que ir viendo cómo me voy sintiendo y también cómo el cuerpo va aguantando.
- ¿Qué le dice su mujer, sus familiares, en torno a lo que vive hoy y también sobre la continuidad en el fútbol?
- Bueno, ellos también están contentos, sobre todo mi señora (Verónica). Está siempre ahí al lado, me dice que me exija en todos los aspectos, que no me dé por vencido. Es un pilar fundamental tener siempre la familia al lado y que te esté apoyando. En momentos difíciles, duros, me ayudaron mucho. Por ellos, y también por mis hijos que ya se dan cuenta en lo que trabaja el papá, quiero seguir mostrándoles que no es fácil que, a lo mejor, el papá se pueda rendir por tener una edad más abultada que el resto.
- ¿Cuándo partió en el club imaginó que después de tantos años seguiría ahí, y más encima ahora en Primera División?
- La verdad es que no… Uno cuando empieza de chico sueña con vivir momentos como, por ejemplo, salir campeón de algún torneo o jugar alguna Copa Internacional o ser compañero de jugadores que tienen una tremenda trayectoria como Matías (Fernández) o Humberto (Suazo). A uno no se le pasa por la cabeza, porque uno los veía en televisión, lo que hicieron también en la Selección, y los admira y los respeta por todo lo que han dado, pero… Eso es lo bonito de esto, a veces hay sorpresas como ser compañeros de ellos. Siento que es un privilegio y que todavía sigan activos también y demostrando que pueden seguir vigentes en el fútbol.
- ¿Pone más énfasis en su cuidado personal para estar en mejor forma durante los entrenamientos y en los partidos?
- La verdad es que, en ese sentido, el club es bastante preocupado. La recuperación después de los entrenamientos, la alimentación, estamos con nutricionistas… Para ellos es súper importante y esto un complemento. Estando en la casa el descanso es bien fundamental también, independientemente de que uno también tiene sus labores como padre y en lo familiar. Uno tiene que cuidarse en ese aspecto.
“Este año traté de entrenarme como correspondía, hacer una buena pretemporada en la parte física, que fue fundamental”.
- ¿Tiene mucho valor que sus hijos, estando ya un poco más crecido, lo puedan ver en la cancha cada fin de semana?
- Sí, por supuesto. Bueno, mi hija Valentina, la mayor, ella ya es más grande y sabe. Pero por ejemplo está mi hijo Agustín, que tiene 6 años, ya entiende y sabe cuándo se gana y se pierde. Después de los partidos me dice “papá, ganamos”, entonces que se dé cuenta de esas cosas, contra quién jugamos, se sabe los equipos de la liga chilena y siempre estamos hablando. Eso me gusta, porque también les inculco que ellos también tienen que ser deportistas, aparte de exigirles también en el tema escolar, que se den cuenta también de que esto no es llegar y hacerlo no más. Que lo tomen también como que el papá está en un trabajo igual que los demás, que entiendan que no todo es fácil.
- ¿Cuál fue la lesión que lo complicó el año pasado?
- Sufrí una fractura de peroné en un partido amistoso contra Provincial Ovalle, es la lesión más grave que he tenido en mi carrera. Se me vino al tiro el mundo abajo y lo primero que se me vino a la cabeza fue que no me iba a recuperar bien, que ya no iba a jugar más, que me tenía que retirar. Pero fue pasando el tiempo, me fui recuperando. No te voy a mentir: no me sentía bien después que empecé a entrenar a la par con mis compañeros. Me costó mucho volver, necesité ayuda psicológica y eso también me ayudó.
- ¿Qué aprendizaje sacó de todo eso?
- Siempre no hay que rendirse, hay que darse una segunda oportunidad. Este año traté de entrenarme como correspondía, hacer una buena pretemporada en la parte física, que fue fundamental para nosotros. De ahí creo que me fui sintiendo mucho mejor, en condiciones normales a las de mis compañeros, muchos de ellos estaban más adelantados.
“La respuesta de los chiquillos es súper buena. Cuando tienen alguna inquietud o problema, ya saben a quién tienen que acercarse”.
- ¿Cómo es la convivencia con un grupo grandes de jugadores menores? Hoy el ambiente del fútbol es distinto a cuando comenzó jugando en La Serena.
- Trato de ser bien cercano con los muchachos y en realidad con todos. Uno es de acá de la ciudad, lleva mucho tiempo en el equipo y lo conocen, trato de traspasarle información que muchos de ellos no la saben, sobre todo a los jóvenes. Se recuerdan los tiempos en que uno estuvo así, en el primer equipo, haciendo las primeras armas. Muchos son demasiado introvertidos y tratamos de que ellos se sientan como uno más del plantel. No soy solamente yo en esto, sino que todos en general. Para ellos es súper importante que agarren confianza lo antes posible, por eso algunas veces uno tiene que hacerlas de tío, tutor o padrino, estar cerca, porque muchos de ellos llegan con carencia, a lo mejor, desde casa. Entonces, para que se vayan soltando un poco más, converso con ellos. En ese aspecto, trato de ayudar lo que más pueda.
- ¿Qué tal la recepción de los muchachos? ¿Le conversan, se van abriendo progresivamente al diálogo?
- Sí, la respuesta de los chiquillos es súper buena. Cuando tienen alguna inquietud o un problema, ya saben a quién tienen que acercarse. Mucho de ellos piden consejos, qué puedo hacer, “mira, pasa esto”, me dicen también. Uno ya ha vivido ciertas situaciones que ellos están pasando y los trata de ayudar.