“Estar lejos de mi hija me trajo angustia, lloré por tener que irme... El retiro es una opción”

“Si el penal que le anoté a Deportes Copiapó fue la última pelota que toqué en el profesionalismo, mejor no puede ser”. Con esa frase, Ignacio Herrera asume que la opción del retiro profesional está abierto.

Con 38 años, el delantero logró el reciente título de la Primera B 2025 con la Universidad de Concepción, aunque fue una temporada de dulce y agraz. El goleador chileno estuvo casi todo el año lejos de su hija, Gracia, de solo dos años y que actualmente vive en Santiago.

“Fue muy sacrificado. Hoy no estoy dispuesto a seguir perdiéndome el día a día con mi hija... Estar lejos de ella me trajo mucha angustia, de llorar por tener que irme. Todos los fines de semana que tenía libre me iba a Santiago para verla, y ella cada vez me decía, ‘papá, por favor no te vayas’”, señaló en entrevista con AS.

- ¿Cómo ha vivido los días posteriores al título de Primera B?

- Con mucha emoción todavía, recién hoy estoy cayendo en lo que vivimos, de lo que fue este año, de lo que conseguimos con este grupo increíble. Si analizamos la categoría, hubo equipos muy fuertes y por ahí nosotros éramos el invitado más impensado. En la interna sabíamos el potencial que teníamos.

- Aquella ‘final’ ante Deportes Copiapó que usted menciona fue sin público visitante y con incidentes en el cierre del partido. ¿Se sintió la hostilidad?

- Yo creo que nos imaginábamos que iba a ser así, a nadie le gusta que le salgan campeón en su cancha. No te estoy justificando lo que pasó al final, pero hasta cierto punto lo logro entender. Nosotros tenemos una hinchada muy familiar, que cae bien en todos los estadios, no me pareció aquella negativa de jugar sin nuestra gente.

- ¿Qué es lo que más destaca del plantel de Universidad de Concepción?

- Son varias. Así como fundamentales, la humildad del grupo para creer en el método. La ‘Nona’ (entrenador) tenía una idea súper clara y había que adaptarse. El equipo siempre creyó en eso. La humildad de los grandes, como Osvaldo González que se acomodó a jugar en la Primera B y a las carencias que a veces hay. Lo mismo con Campestrini y todos mis compañeros.

- Usted destacó tras el duelo con Deportes Copiapó lo de estar lejos de su hija...

- Sí. La verdad es que no estoy dispuesto a perderme más el presente de mi hija para un acto del jardín o ir a buscarla, cosas que son naturales para otras personas y que yo no quiero perdérmelas más. Ella tiene toda su estructura armada en Santiago, su jardín, sus abuelos, entonces era muy difícil sacarla de acá, y hubo que hacer el esfuerzo como tantos jugadores.

- ¿Cómo se sentía al no poder acompañar a su hija en esas actividades?

- Es duro el no acompañarla en momentos positivos, pero también el no estar con ella cuando estaba enferma, ir al doctor... ella me necesitaba. Los niños crecen rápido y ella me decía, ‘papá, por favor no te vayas’. Durante mi carrera me tocó hacer muchos sacrificios, ir a muchos países, pero esta fue la prueba más grande que me tocó, dejar un poco sola a mi hija fue lo más duro que he vivido.

- ¿Cómo fue el reencuentro con su hija tras conseguir el título?

- Fue increíble, lo único que quería era abrazarla y hacerle ver que el papá había ido con un objetivo y que lo pudo cumplir. Contárselo aunque todavía no lo entienda, pero fue todo muy bonito.

- Respecto a la opción del retiro. ¿Es una decisión tomada?

- No quiero ser categórico porque dije que quiero tomar la decisión con tranquilidad, en vacaciones. Si es algo que vengo pensando hace tiempo, pero no por capacidad sino porque siento que le he dado mucho al fútbol y el fútbol me lo ha dado todo a mí. Llevo más de 20 años de carrera, y puede ser un buen momento para decir adiós. Dejo abierto un porcentaje. Si sale algún proyecto en Santiago que me interese, después de haberlo meditado mucho, me puedo llegar a abrir.

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