Entrevista AS
Estudió en Argentina, trabajó con Holan y es parte de los nuevos DTs chilenos
Con un gran cierre de campaña, logró el regreso de Osorno al fútbol profesional. Tiene 27 años y su trayectoria partió antes lejos de su natal Valdivia: “Quería ir, conocer, también irme de la casa”.
La historia de Diego Martínez es distinta al resto de los entrenadores que hoy asoman en el fútbol chileno. Con solo 27 años, el DT acaba de ascender a Segunda División al mando de Provincial Osorno. Un hito para la ciudad del sur, luego de un lustro en Tercera División. Sin embargo, la ruta del nacido en Valdivia para su primer logro contempla una importante etapa en Argentina. Martínez realizó los estudios en el país trasandino y también tuvo la posibilidad de trabajar en el competitivo fútbol local. En conversación con AS, el chileno recordó su etapa en el exterior.
“Empecé a los 14 años a trabajar como entrenador acá en el sur, en el fútbol amateur, de barrio, en escuelas de fútbol. A los 17, cuando salí de cuarto medio, quería tomar una decisión, quería arriesgar y primero tenía que convencer a la familia que me dejaran arriesgar. Entonces decidí irme a Argentina, quería ir, conocer, también irme de la casa. Por ahí pasó todo. Ese mismo año terminé conociendo a Ariel Holan (DT de Universidad Católica) y, al tiempo después, me invitó a trabajar con él”, contó Martínez.
- ¿Ese nexo con el actual DT de la UC entonces resultó clave?
- Claro, después lo fui a visitar cuando trabajaba con Matías Almeyda en Banfield y Ariel era uno de los ayudantes. Pude conocer a Matías, al profe (Alejandro) Koan, al hijo del profe (Luis) Bonini, que está fallecido, y quien es también el actual PF de Matías Almeyda. Esto fue el 2013 y dos años después, el 2015, Ariel se separa de Matías Almeyda y asume en la reserva de Banfield. Ahí me da la posibilidad de trabajar con él en esa primera experiencia.
- ¿Qué tal eso de trabajar como un DT chileno inserto entre profesionales argentinos?
- Buena, siempre traté de tener una mirada respetuosa e intentando estar a la altura. Otro compañero en ese cuerpo técnico, en la reserva de Banfield, era Leandro Stillitano, que estuvo en Colo Colo con Gustavo Quinteros y ahora asumió en Independiente de Avellaneda. Hasta el día de hoy hablo con él, es mi amigo, nos conocemos desde esa época. Entonces quedan todos esos aprendizajes, no solo de Ariel, sino que de todo el entorno que había, de las competencias, de los rivales.
- ¿Cómo asimiló esa vivencia de estar en el centro de una de las mayores competencias del continente?
- El 2016, ese plantel de Defensa y Justicia fue el que logró clasificar por primera vez a la Copa Sudamericana. Eso fue el 2016 y el 2015 yo había estado en Lautaro de Buin analizaba, como entrenador, a los equipos de Tercera División y, al año siguiente, pasé a analizar a Argentinos Juniors. Tigre, Boca Juniors… entonces, ahora lo tomaría como un sueño, pero en ese momento era demasiado joven como que no le tomaba el peso. Lo disfruté, pero ahora me doy cuenta de lo que significaba para la edad.
- ¿Qué aspectos de esa etapa considera que le sirven hoy como DT?
- La importancia del entrenamiento. Sobre todo en mi caso, que no fui futbolistas, que es convencer al jugador a través del entrenamiento. En nuestro caso no tenemos mucho que contarle desde lo empírico, sí podemos hacerlo desde el día a día. Que sientan que están mejorando, que lo que se hace en la semana el día del partido se da. Esa es la principal enseñanza de todos los que pasamos en el trabajo junto a Ariel. Pero también hay otras experiencias que son importantes. Por ejemplo, haber trabajado con Jorge Guzmán en Tercera División o como analista del cuerpo técnico de don Jorge Aravena. Es un estilo completamente distinto, pero también aprendí muchas cosas de él. Su entendimiento del juego, su toma de decisiones, la gestión de grupo. Creo que de todos se va agarrando algo, pero después lo más importante es ser uno mismo. Que el jugador sienta que uno es sincero y que no está imitando. En algún momento dejar pasar algunas cosas y más adelante afrontarla, no es necesario ser tan idealista.
- ¿No llegó hablando como chileno-argentino?
- No, no… (ríe). No, en algunos momentos son algo vulgar como se dice por acá. Me siento identificado con Jaime García en mi forma de ser, soy natural, espontáneo. Cuando tengo que decir algo, voy y lo digo y, a veces, el futbolista hace cosas que, viendo el contexto, es mejor dejarlas ahí, que pasen los días para después tocar el tema.
- ¿En Argentina ejerció solo como videoanalista? ¿Realizó en algún momento trabajos de cancha?
- Lo que pasa es que Ariel tiene una forma muy peculiar, nos metía a todos los colaboradores a la cancha, porque es muy analítico. Gran forma de llevar el entrenamiento, de llevar una tarea, la verdad es que lo aprendí ahí. Hasta el día de hoy mantenemos contacto con Ariel.
- ¿En su rol de videoanalista seguramente le tocó ver mucho fútbol en Argentina?
- Sí, primero por lo que significa el trabajo en sí, teníamos que ir sí o sí al estadio. Una vez a la semana a ver a los rivales, además teníamos que ir a ver entrenamientos también. También trataba de ver muchos a las inferiores de allá, que son el fútbol joven nuestro. Me tocó ver a muchos jugadores en inferiores que luego llegaron a Primera División.
- Usted estuvo inserto en el medio argentino. ¿Qué explicación puede tener desde su punto vista la gran presencia de entrenadores trasandinos en la liga chilena?
- Eh… en Argentina cuando alguien ataca a un argentino, salen todos con la espada y todo a defender y acá nos matamos entre nosotros. Me pasó ahora en una experiencia reciente con un rival directo, que llamó a Osorno para ofrecerse y estábamos compitiendo, quedaban dos fechas todavía. Es una persona joven, como yo, nos tenemos que cuidar más todavía, con la que estuve conversando media hora antes de ese partido. Más encima, nos ganaron y nos ganaron bien. Veo esa diferencia, a lo mejor ellos se cuidan más. Depende también de la calidad de las personas, hay buenas y malas también, al margen de la nacionalidad.
- Ah, por supuesto… el tema de las cualidades humanas es vital en la dirección técnica.
- Acá me ha tocado conocer entrenadores muy abiertos, a quienes todavía uno puede preguntarles si puede ir a ver sus entrenamientos o sentarse a conversar. Por ejemplo, en algún momento me gustaría mucho conocer en forma personal a don Gustavo Huerta, a Jaime García, entrenadores que yo considero referentes. Son dos estilos totalmente distintos. Por ejemplo saber cómo lo ha hecho Gustavo Huerta para estar tantos años en un club, con cambios de jugadores, cómo lo hace para convencer a sus jugadores. (Cecilio) Waterman había estado en Everton con Roberto Sensini, jugando de una manera, y ahora lo hizo de otra forma muy diferente. Cómo lo hizo para convencerlo. García, por otro lado y con otro estilo, igual los convence. Hoy siento que mis referentes inmediatos los tengo acá, porque también estoy todo el día viendo fútbol. De repente me pierdo un partido de Champion (League) o de competiciones europeas por estar viendo Primera B o Primera División. Lo único que no se negocia es el Mundial, porque es cada cuatro años. Si me dan a elegir, prefiero en vivo un partido de Primera B, de Primera, Segunda o Tercera, que es nuestro fútbol, que es el que debo conocer.