Entrevista As
Estuvo cerca del retiro, llegó a la Roja y ahora puede ascender: “Tuve ganas de llorar”
Nicolás Palma realizó una destacada campaña en Cobreloa y recibió su primera convocatoria a la Selección Sub 23: “Es un premio al esfuerzo”.
“Lo primero que se me vino a la mente, cuando vi la notificación, fue todo el esfuerzo de muchos años, de mucho sacrificio, de mucho trabajo, que toda mi gente sabe que yo he hecho. Me dieron ganas de ponerme a llorar, de llamar a mis papás y contarles”.
Nicolás Palma (21) recibe el llamado de As tras su convocatoria a la Roja Sub 23 y no esconde su emoción. El joven defensor de Cobreloa se ganó un lugar en la titularidad durante la notable campaña actual del cuadro loíno y ahora irá asistirá al próximo microciclo de cara a los Panamericanos.
“Me lo tomé con mucha sorpresa, ya que no me lo esperaba. Hace un tiempo había un rumor, pero al final se diluyó, así que ahora con mucha felicidad y entusiasmo”, señala el zaguero, que esta temporada suma 1.856 minutos repartidos en 27 encuentros.
- Me dijo que lo primero en que pensó fue en llamar a su familia, ¿lo hizo?
- Sí, los llamé. Mi viejo es más frío, incluso cuando hablamos me dijo “ah, ya sabía” (ríe). Mi mamá es más emotiva, se puso a gritar, mi hermana también, las dos se pusieron a llorar y yo también estaba muy sensible, ya que no los pude ver.
- ¿Qué expectativas tiene de este proceso? ¿Hay alguna situación que le cause ansiedad?
- Sí, me da mucha ansiedad, porque es un proceso nuevo, algo que yo nunca he vivido, más allá de que varios de los citados son amigos míos, como Bruno Gutiérrez y Bruno Barticciotto. Igual es un mundo distinto, entonces genera nerviosismo.
- ¿Cuándo decidió que quería dedicarse al fútbol profesional?
- Hice inferiores en Palestino hasta que terminé la Sub 15, porque a principios de la Sub 16 me echaron. Yo en ese momento iba a dejar el fútbol, estaba decidido, porque me iba bien en el colegio. Hasta que un día un ex profesor de Palestino me llamó y me dijo, “oye, Nico, tengo una prueba acá en Cobreloa, por si quieres ir a probar suerte”. Me dijo “anda, tienes que presentarte el lunes y ver qué tal”. Al final llegué y el profesor Iván Valdés fue quien me dejó en el club.
- ¿Y pretende estudiar en un futuro?
- Siempre tuve el plan de estudiar, encuentro que es algo que sí o sí tiene que ir incorporado con el futbolista, porque sin educación no se llega a ningún lado. Así que más adelante lo tengo pensando. Hoy quiero dedicarle el ciento por ciento al fútbol hasta cierta edad, hasta que sienta que ya no puedo escalar más, y entonces estudiar vespertino.
- ¿Cuál ha sido la experiencia más difícil en su camino al profesionalismo?
- La venida a Calama a los 16 fue dura. Es una ciudad totalmente contraria a lo que es Santiago, entonces fue un cambio brusco. Yo al principio llegué a la Casa del Jugador que hay acá, pero me enfermé, estuve mal, tuve una sinusitis que casi me pasa a meningitis y eso me afectó. Gracias a Dios mi familia tiene buena situación económica, entonces mi papá me dijo “arrendemos un departamento”. Me fui a vivir con mi tía y lo supe llevar adelante, pero es complicado estar tanto tiempo solo. No es lo mismo estar con todos tus compañeros. Si bien tenía más comodidades en mi departamento, la soledad es complicada.
- ¿Hoy ya se acostumbró?
- Uno nunca se acostumbra a estar solo, cuesta a veces, pero ya estoy más habituado, incluso cuando voy a Santiago a ver a mi familia y me quedo por varios días, extraño la tranquilidad de estar acá.
- Este domingo tendrá que ver desde fuera la final de la liguilla entre Cobreloa y Copiapó, ya que fue expulsado en el duelo de ida. Imagino que es una situación compleja para usted...
- Sí, estoy muy arrepentido, sé que son jugadas que se dan en el fútbol por la temperatura, pero uno se pone a pensar en lo que te suma y lo que te resta, y es más lo que te resta. Pero al equipo yo lo veo muy bien, el resultado de ida fue un buen envión anímico, porque veníamos de una para de algunas semanas sin fútbol a ese nivel, pero supimos aguantar bien el resultado allá. Ahora hay que cerrarlo acá en Calama.