Estuvo en Europa y jugó la Champions: hoy es uno de los mejores del fútbol chileno
Sólo llegó a fines de julio y, en casi dos meses, ya suma tres tantos y una influencia clave en el equipo que amenaza en la zona alta de la tabla de posiciones.


Maximiliano Romero fue uno de los fichajes destacados del mercado de invierno en Primera División. El argentino llegó con un currículum importante a O’Higgins: se formó en Vélez Sarsfield y también actuó en Racing de Avellaneda y Argentinos Juniors, junto a una etapa de tres temporadas en el PSV Eindoven de Países Bajos, club con que el disputó la Champions League.
El atacante debutó contra Colo Colo, por la fecha 17, que se jugó el 27 de julio. Anotó un gol de cabeza en el empate 1-1 y, de inmediato, llamó la atención. Ahora último, sumó la tercera cifra persona en la victoria por 3-2 sobre Audax Italiano. En las seis fechas que ha disputado del Campeonato Nacional 2025, Romero ha ida adquiriendo gran hegemonía en el ataque celeste y despunta como una de las figuras de la segunda rueda.
Rol esencial
El argentino es un ‘9′ neto y que registre tres goles en el torneo no es casualidad. No abandona la zona clásica de influencia del centrodelantero. Entre los zagueros rivales, rondando por el semicírculo penal y con irrupciones sorpresivas y veloces hacia el área oponente en busca de finalizar siempre las acciones colectivas de ataque.
Romero suele prevalecer en el sector clave de las definiciones, porque no se entrega a la marcación rival. Exhibe movilidad corta, vertical y horizontalmente, en el momento preciso de la jugada ofensiva. Cuando el balón se encuentra cerca y la habilitación es inminente, instante en que los centrales rivales pierden la referencia del lugar que el ariete pasó a ocupar en el eje del ataque.
Factor clave
El nuevo delantero de O’Higgins marcó el primer gol en Chile con un buen cabezazo ante Colo Colo. De inmediato, dejó en evidencia uno de sus recursos vitales en ofensiva: el juego aéreo. Suma una cifra importante de tantos mediante esta faceta y, aunque mide 1,80 metros, no es un ‘9′ marcadamente espigado, que se impone por altura y envergadura.

Cabeceando, el argentino es esencialmente un ‘tiempista’. Llega justo al balón en el aire y se ubica regularmente en las zonas libres y ciegas entre los zagueros para conectar sin oposición directa. Impacta con buena dirección y también con potencia, pues suma goles con definiciones orientadas y otras apelando a la gran velocidad imprimida al balón en el cabezazo final. Así marcó ante Colo Colo, acción en la que Fernando de Paul no pudo contener el frentazo a quemarropa del delantero.
Ambos perfiles
Romero es diestro, pero esto no implica restricciones en las finalizaciones ante la portería rival. Regularmente, se orienta en el sentido que exige la habilitación final, aunque esto demande quedar perfilado para definir de izquierda. Remata con precisión y potencia, empleando el borde interno o el golpe pleno de zurda. No cede décimas de segundos para ajustar la disposición corporal hacia el golpe con la derecha y así deja con menos margen de intervención a los defensas oponentes.
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En las recepciones, tampoco el perfil reviste dificultades para el atacante. Controla de izquierda o derecha sin inconvenientes. Incluso, recibe el balón en carrera, tras alguna desmarcación, y las recepciones son orientadas hacia el arco rival, sin que el balón pierda la velocidad asignada en la construcción de la maniobra colectiva. Entonces, el cruce o la intervención de cualquier se zaguero se hace más difícil.
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