ENTREVISTA AS

Fue campeón con la U y Everton y triunfa en Timor Oriental: “Peleo por ser el mejor extranjero”

El ex lateral de la U, Mauricio Arias, dialogó con AS sobre su renacer futbolístico en el Sudeste Asiático. ”Venía con el objetivo de ser campeón y lo hice”.

Timor Oriental es una ex colonia portuguesa ubicada al otro lado del mundo y fue el exótico destino escogido por el futbolista Mauricio Arias para continuar su carrera. “Acá la gente es muy futbolera y trata muy bien a los extranjeros”, cuenta en diálogo con As.

Arias, campeón del fútbol chileno en 2008 (Everton) y 2009 (U. de Chile), acaba de sumar una nueva estrella en su palmarés. Junto al Karketu Dili se proclamó campeón del torneo local, siendo una de las figuras en el conjunto isleño. “Yo venía con el objetivo de salir campeón y lo hice. Ahora estoy peleando por ser el mejor jugador extranjero del torneo con un japonés y un brasileño. Ojalá se pueda dar”.

“Quiero quedarme en el extranjero un año más o volver a Chile. En mi cabeza aún no está el retiro”, añade el lateral izquierdo de 38 años.

- ¿Cómo se dio su llegada a Timor Oriental?

- Por contacto de un técnico chileno (Simón Elissetche), quien había sido campeón acá y también dirigió a la selección local. Se dio la oportunidad de llegar y me recibieron bastante bien. Algunos compañeros me conocían por mi nombre y mi trayectoria, ya que había jugado anteriormente en Malasia.

- Ya en el primer torneo consiguió levantar la copa...

- Estoy súper contento. Fue un torneo complicado donde comenzamos mal. Perdimos las dos primeras fechas y luego ganamos las siguientes seis. Es un campeonato corto y pudimos quedarnos con el título.

- ¿Cómo es la rutina durante la semana?

- Para comenzar, los entrenamientos semanales son temprano y duran dos horas. Comenzamos tipo 7 AM para evitar el calor y por eso yo estoy en pie a las 6:15 en punto. La rutina finaliza como a las 9, porque después el calor es insoportable. Con respecto al torneo, jugábamos todos los fines de semana.

- ¿Cómo es la cultura futbolística en Timor Oriental?

- El torneo que ganamos se estaba jugando sólo en el estadio principal de la ciudad. Hay cuatro recintos más, pero el Campeonato de Primera se jugó siempre en el mismo. Asiste bastante gente, les gusta mucho el fútbol. Además, existe la facilidad de que las entradas no son caras, por lo tanto va la familia completa. No existe esa violencia como la que se vivió en el último Clásico Universitario en Chile.

... Acá me nombran a Alexis Sánchez. Me dicen que los chilenos “jogamos muy bien”. Ellos quieren llegar a eso, tienen la técnica y ganas de aprender”

Mauricio Arias, futbolista chileno en Timor Oriental

- En el día a día, fuera de la cancha, ¿cómo es la vida al otro lado del mundo?

- Acá antes y después de entrenamiento se reza. Es un país muy religioso, todos los días domingos asisten al culto. Son muy estrictos con eso. Lo demás no se diferencia mucho de otros países. Es tranquilo, ordenado, el gobierno trabaja muy bien, hay respeto por la cultura. La gente es muy amable y trabajadora, en la calle te saludan sin conocerte. Uno queda sorprendido, porque en Chile no se saluda si no es alguien conocido. Hay bastante vida social y como saben que juego en el equipo, algunos me piden fotos. Me he sentido muy querido.

- ¿Alguna anécdota que nos pueda contar?

- Me pasó en las primeras semanas. Yo soy una persona que no consumo mucho aliño, y acá la mayoría de los alimentos tienen bastante. Entonces cuando voy a comprar pido lo justo y necesario: el arroz y el pollo. Otro tema es la comunicación. Pasa bastante que la gente no te entiende mucho y a veces me aburro y no compro nada. Por eso me gusta cocinar en mi departamento y evito problemas.

- Pese a la distancia, ¿se ha encontrado con algún compatriota?

- Claro que sí. Aparte de Simón, conocí a unos chilenos que llevan varios años radicados acá. Son gente mayor, y cuando supieron que me iba a quedar, estaban contentos porque los hijos eran fanáticos de la U, equipo donde yo jugué. Tenemos un grupo de Whatsapp entre nosotros y ahí siempre nos mantenemos en línea. Me he sentido muy querido y acompañado desde el primer minuto que los conocí. Fue muy importante el apoyo de ellos, porque acá uno a veces se siente solo. Prácticamente, son una segunda familia.

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