Ganó una Libertadores, pero no tuvo chances en la UC: “No me llevé bien con el ‘Fantasma’ Figueroa”

Gilberto Palacios (43) es uno de los nombres olvidados de Universidad Católica. La estadía del ex futbolista paraguayo en la institución precordillerana solo se prolongó por el primer semestre de 2009 y, en aquel período, apenas disputó seis partidos. Marco Antonio Figueroa era el entrenador de la ‘Franja’ en ese momento, quien solicitó expresamente la llegada del atacante guaraní, campeón de Copa Libertadores en 2001 con su club de origen, Olimpia. Sin embargo, la relación entre ellos se tensó.

Así lo confirma el nacido en Asunción en diálogo con AS. Además de hacer una autocrítica, Palacios revela que no lidió bien con el difícil carácter del ‘Fantasma’, lo que le restó oportunidades. Antes, eso sí, expresa que aún sigue ligado al fútbol: “Estoy en la escuela de fútbol de Olimpia, desde 2017 y, además, estoy en la formativa del club. Comencé en la Sub 14 y ya estoy en la reserva. Soy asistente técnico. En un principio, cuando me retiré, no pensé dedicarme a esto, pero una vez que terminé mi carrera, lo extrañé. Me gusta este rol”.

- Mucho antes de Católica, usted incluso participó del plantel que ganó la Libertadores 2002. ¿Cómo lo recuerda?

- Fue lo más importante que conseguí en cuanto a logros, porque estuve en ese plantel, apoyando de repente. No jugué mucho en la Copa, pero sí alternábamos: a nosotros, los suplentes, nos tocaba disputar la liga local y a veces también entrábamos en partidos de Libertadores. Al año siguiente, en 2002, sí jugué en la Recopa Sudamericana ante San Lorenzo, que fue algo único, y tras eso, lo más importante fue disputar la Copa Intercontinental en Japón, ante Real Madrid. Lo viví desde la banca, pero fue especial. Tuvimos la fortuna de enfrentar a los Galácticos, donde estaban Roberto Carlos, Ronaldo, Figo, Zidane, Fernando Hierro… Para nuestro medio, Sudamérica, es difícil chocar contra ese tipo de jugadores.

- ¿Cómo se gestó su llegada a la UC?

- Estaba en Guaraní, recuerdo, y me llamaron desde Católica. Fue un paso importante en mi carrera, a pesar que no me fue cómo habría querido, no logré lo que me había propuesto, que era jugar, ganar cosas con el club, tratar de sobresalir. Pero la pasé muy bien, no me quejo, conocí a varios amigos.

- ¿Aún mantiene contacto con algunos?

- Últimamente no he tenido mucho contacto, pero hace un tiempo tuve la oportunidad de charlar un rato con Gary Medel, lo suelo mirar. También recuerdo siempre a Toselli, Mirosevic… con Milovan nos enfrentamos en un partido entre selecciones Sub 17, solíamos comentar eso. Siempre me trataron bien.

- En ese momento, Marco Antonio Figueroa era el DT del club. Acá en Chile se le conoce como alguien, a veces, confrontacional. ¿Cómo fue su relación con él?

- Fue un poquito difícil la verdad (ríe). A uno como jugador a veces el carácter le pasa la cuenta. Hoy lo analizo después de tanto tiempo. Quizás yo no llené lo que él esperaba de mí, pero sí, es una persona que tiene un carácter difícil. Yo siempre lo respeté, pero en ese momento tuvimos algunos roces y fue uno de los detonantes para que yo saliera.

- Hoy ve la situación de otra forma...

- Sí, quizás si aguantaba un poco más, o trataba de entenderlo, a lo mejor hubiese tenido más oportunidades. Pero, en ese momento, yo lo enfrenté, no nos llevamos bien y por esos roces yo prácticamente no jugué.

- ¿Y usted cómo se considera como DT?

- Yo trato de hablar mucho con los jugadores, porque, como me pasó ahí, me sentí ignorado, y yo creo que el futbolista es especial. Uno tiene que tratar de entrar en su cabeza, de saber cómo se siente, cómo está, si está motivado, entonces, soy de acercarme, preguntarle si le falta algo. No siento que sea muy estricto. Mi trabajo es siempre en un marco de respeto.

- ¿Le gustaría, más adelante, dirigir en algún club chileno?

- Sí, por supuesto, pero uno tiene que prepararse para asumir una responsabilidad así. Ser técnico requiere de muchas cosas. Claro que me gustaría ir a algún club de Chile, porque es un país que me abrió las puertas y yo, personalmente, me siento en deuda con Católica, por no cumplir las expectativas que se habían generado. En los clubes donde estuve siempre rendí y marqué goles. Es una espinita que tengo, entonces, quizás como jugador no conseguí triunfar allá, pero si alguna vez llego a tener la chance de dirigir un club de Chile, me encantaría. Siempre que esté en condiciones.