ENTREVISTA AS

Jugó en O’Higgins, es DT y reemplazó a Maradona: “Nos hizo creer que era inmortal”

Se retiró del fútbol en 2018 y dirigió a la reserva de Gimnasia y Esgrima de La Plata, donde fue cercano al ‘10′. Ayer se cumplieron dos años del deceso.

Mariano Messera sumó 18 años de carrera como futbolista. El volante argentino se inició en Gimnasia y Esgrima de La Plata, jugó un semestre en O’Higgins de Rancagua y, tras el retiro, asumió como director técnico del equipo reserva del ‘Lobo’.

Ahí coincidió con Diego Armando Maradona cuando dirigió el primer equipo. En conversación con AS, Messera recordó su paso por Chile y cómo fue convivir con su ídolo.

- ¿Cómo recuerda su paso por O’Higgins?

- Lo sigo, lo recuerdo, fue una etapa muy linda, aunque fue corta, porque la realidad es que fueron seis meses. Con el tiempo he visto el crecimiento magnífico de la institución, como con el centro deportivo de un grandísimo nivel. Yo llegué en enero del 2006 y recién había llegado la gente a gerenciarlo. Te dabas cuenta que era un club serio y que a futuro iba a ser un club importante. Querían hacer bien las cosas. Esos seis meses la pasé muy bien, jugamos, clasificamos a la liguilla y quedamos eliminados con la Católica, pero fue una experiencia muy linda. Me sorprendió el nivel del fútbol chileno.

FUTBOL, O'HIGGINS/PUERTO MONTT CAMPEONATO APERTURA 2006 MARIANO MESSERA O'HIGGINS RANCAGUA, CHILE RICARDO OLMEDO/PHOTOSPORTRICARDO OLMEDO/PHOTOSPORT

- Ya retirado, trabajó en Gimnasio y compartió con Maradona...

- Es hermosa, una etapa magnífica, inesperada no solo para mí, sino para todo el mundo de Gimnasia, porque no estaba en los planes de nadie la llegada de Diego. Fue imprevista: él no tenía ningún tipo de vínculo previo con el club. Fue una revolución, la llegada de Diego fue una locura para la ciudad misma. Tuve la posibilidad de conocer a mi ídolo y al de todos los de mi generación. Todos de chicos queríamos ser como él y copiarlo. Nunca lo había visto personalmente y ahí tuve la posibilidad. Él me llamó el día que lo contrató Gimnasia, quería hablar conmigo, porque yo estaba entrenando a la Reserva y esa semana al plantel de primera. Conocerlo y estar poco más de un año con él en el club, fue un momento único, inolvidable. Era un tipo magnético. Te acercabas y se te ponía la piel de gallina.

- ¿Qué fue lo que más le llamó la atención de Maradona?

- El magnetismo. Lo que uno veía por la tele o escuchaba, que no sucede con otras persona en el universo. Te atrae. Es mirarlo y de inmediato se te dibuja una sonrisa en la cara. No es una manera de decirlo, es real. Por algo fue lo que fue. Tenía un aura especial, un carisma único. Conocí a Diego en la tranquilidad del predio de Gimnasia. Conocí a un tipo cariñoso, generoso, un tipo que siempre estaba dispuesto a ayuda y que defendió a sus jugadores de una manera tremenda. Se puso la camiseta de Gimnasia como si la hubiese defendido de toda la vida. Fue muy especial convivir ese tiempo con él.

- ¿Algún recuerdo en todo ese año de trabajo?

- Era muy respetuoso en acercarme a él cuando terminaba el entrenamiento de la reserva, esperaba que terminara el del primer equipo y lo saludaba. Una tarde pude ir con todos mis hijos, los saqué del colegio para que lo fueran a conocer. Y ahí estuvo charlando con ellos, dándoles un abrazo y compartiendo. Me quedo con las charlas. ¿Recuerdos? Los dos solos, adentro de la cancha, con mucho respeto, le pregunté por ese gol a Inglaterra en México 86. Necesitaba hacerlo. Es el gol más importante en la historia de los mundiales y cómo lo había hecho, si se había dado cuenta o si tomó dimensión de lo que podía llegar a ser.

- ¿Y qué le dijo?

- Me lo contaba como me hubiese contado que pateó un córner... ¡y había hecho el gol más extraordinario en la historia de los mundiales gambeteando a seis ingleses! Me dijo que cuando agarró la pelota en mitad de cancha y esquivó al primero, se dio cuenta que iba a otra velocidad, que no lo podían parar y que siempre jugó con eso de que él veía a Valdano y a Burruchaga, que iban por el medio y que los rivales no sabían si él iba a dar un pase. Coqueteó con eso. Decía que iba en el aire. Me lo contaba con una simpleza única.

- ¿Y se refería al otro gol?

- ¡Seguía diciendo que había sido la mano de Dios! Lo seguía diciendo. Nadie lo vio en el estadio o alguno lo vio, pero los árbitros no. El fútbol era para vivos, decía Diego.

- Le tocó reemplazarlo como técnico de Gimnasia luego de su muerte...

- Fue una responsabilidad muy grande, muy fuerte, nunca hubiese querido o deseado dirigir la primera en una situación así. Fueron días muy complicados, de mucho dolor, tristeza y angustia del plantel. Nadie podía entender lo que había pasado... Diego llegó a un punto en el que nos hizo creer que era inmortal. Sobre todo por haber vivido algunas situaciones límite y haber salido. Era difícil imaginar lo que pasó. A los dos días había que competir.

- ¿Cómo lo hicieron?

- Transmitimos que había que convivir con el dolor. Tuvimos partido en cancha de Vélez, donde era imposible trabajar el partido desde la táctica o estrategia. Era todo desde lo emocional, lo anímico y se jugó con el corazón en la mano. Se ganó porque los jugadores juraron ganarlo por Diego. Fue una tarde muy especial, llena de emociones: el dolor y la bronca de todos por lo de Diego, mezclado con una cierta alegría para dedicárselo.

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