U. DE CHILE
La debacle de la U no es nueva: esto pasó desde que llegó Sartor al club
Los segundos semestres han sido el gran dolor de cabeza del grupo que controla al equipo. Pero, ¿por qué ha sucedido? Aquí algunos factores.
Desde 2019 a la fecha que Universidad de Chile ha vivido años muy aciagos. Más involucrado con la lucha por evitar el descenso que por pelear por títulos, la U ha ido perdiendo el poderío que lo llevó a convertirse en el segundo equipo más ganador del país. En las últimas cinco temporadas, sólo en una terminó Top 3 (2020, a 13 puntos de Católica con Rafael Dudamel en la banca), aunque aún así estuvo comprometido con la zona baja por su pésimo año anterior. Y desde que llegó Sartor en 2021, ha sido más de lo mismo.
Para que la U haya tenido años muy malos deportivamente hablando, mucho han tenido que ver los tres segundos semestres que disputó el club bajo el mando de la actual dirigencia. De 46 partidos jugados en Torneo Nacional (siempre contando segunda rueda), apenas ganó ocho.
La ecuación es simple: en 2021, cuando la U estuvo prácticamente descendida, el equipo fue último en la segunda rueda. En 2022, antepenúltimo (clave la nefasta era de Diego López) y ahora, el equipo finalizó noveno, sin chances de acceder a torneos internacionales. Pero, ¿qué ha llevado a la institución tener estos registros?
La casi nula reacción de la U en los segundos semestres
¿Qué hizo la U para reforzar su plantel 2023? Dejó pasar todo el mercado y sólo horas antes que se cerrara incorporó a Vicente Fernández, a préstamo de Talleres de Córdoba. ¿El detalle? El zurdo venía sin ritmo debido a problemas físicos. A eso se sumó que no había trabajado con sus compañeros de la U, por lo que la adaptación le tomó más tiempo. Sin ser brillante, estuvo lejos de ser un culpable de la debacle azul. De hecho, cumplió un regular papel.
En el segundo semestre de 2022, Emmanuel Ojeda llegó a la U para convertirse en el patrón del mediocampo. Comenzó bien, pero entre lesiones y rendimiento, su balance terminó siendo muy malo. Tanto así, que intentarán liberar su cupo de extranjero para 2024.
Algo similar pasó con Nery Domínguez. El referente de Racing Club de Avellaneda llegó a la U con la misión de afirmar la defensa. Junto a Luis Casanova formaron una dupla sólida en el cierre del año (dirigidos por Sebastián Miranda), pero su rendimiento fue irregular en 2023. Por lo mismo, Azul Azul decidió no renovarle.
Por último, Martín Parra fue otro fichaje para convertirse en segundo arquero. Su etapa quedó marcada por su rendimiento en los clásicos de Copa Chile ante la UC, donde además fue agredido de forma cobarde por la parcialidad cruzada, quien detonó una bomba de estruendo a centímetros de él. A fines de ese año dejó el club.
En cuanto al 2021, Junior Fernandes y Anderson Contreras fueron los fichajes de media temporada. El primero marcó el gol que salvó a la U del descenso y el venezolano ni siquiera debutó por estar lesionado. Es más, se fue sin jugar cinco meses después de su arribo.
¿Otro detalle? Sólo esta temporada el club conservó el DT durante todo el año. Mauricio Pellegrino, por su parte, terminó yéndose después de la victoria sobre Ñublense.
La ilusión de 2023 que se esfumó
En 2023, la ilusión se había renovado. Luego de muchos años en el ostracismo, la U llegaba al fin de la primera rueda siendo uno de los animadores del torneo junto a Cobresal y Huachipato, entre otros. Sin embargo, todo se comenzó a esfumar en la intertemporada. Mauricio Pellegrino pidió refuerzos (sólo tenía un lateral izquierdo natural por la lesión de José Castro), pero desde Azul Azul le cerraron la puerta: “No hay plata”. De hecho, sólo una venta millonaria podría permitir comprar jugadores.
Esa venta llegó gracias a Darío Osorio, pero fuera de plazo en el mercado de fichajes chileno, así que el dinero sólo sirvió para que el balance económico fuese positivo. En el ámbito deportivo, la U perdió a una de sus grandes armas y nunca logró encontrarle un reemplazante. En 2024, la cosa deberá ser distinta.