U. DE CHILE
La tormentosa noche de uno de los jugadores más resistidos en la U
Era el único delantero natural que quedó en la cancha ante O’Higgins para los penales, pero justamente falló su tiro. Esa acción coronó una jornada negativa.
Eran las 21:08 del miércoles 21 de junio cuando Nicolás Guerra caminó desde la mitad de la cancha hacia el área del arco sur del estadio Santa Laura. La serie por penales de la U y O’Higgins por Copa Chile estaba 3-4 en favor de los rancagüinos, por lo que para el delantero era vital anotar y así mantener la paridad en la tanda. Pero un minuto después, su débil remate cruzado fue atajado por Ignacio González, quien hizo vibrar a los hinchas forasteros que estaban en la Tribuna Lateral Sur.
El ambiente en la Tribuna Lateral Norte, uno de los sectores donde estaba la parcialidad azul, no era el mejor en los momentos previos a que ‘Nico’ lanzara su penal. Cuando los hinchas ubicados en esa zona se dieron cuenta que sería el ‘16′ quien se encargaría de la pena máxima, se sintió una tensión distinta. Algunos confiaban, pero otros murmuraban pidiendo que no fallara.
Por el incesante cántico de la fanaticada azul, el silbato del juez Nicolás Millas ni se escuchó desde la ubicación de AS Chile, así que la carrera del ex Ñublense fue el indicador que graficaba que la orden del lanzamiento ya había sido dada.
Con el penal fallado, una serie de insultos al aire se escucharon. Si bien faltaba que Fabián Hormazábal ejecutara su disparo, en la Tribunal Lateral Norte dio la sensación que la llave estaba sentenciada. Segundos después, el ‘7′ de O’Higgins se encargó de confirmarlo. Engañó a Cristóbal Campos y selló el pase a las semifinales de la zona Centro Sur.
El fallo de Guerra fue la confirmación de una noche aciaga para el delantero, que tuvo un especial duelo con el árbitro, que no le creyó casi ningún reclamo de falta, cuando varios de ellos estaban justificados. Con el paso de los minutos, las recriminaciones hacia el juez eran cada vez más efusivas, pero Millas no se achicaba y respondía que ademanes aún más llamativos. A eso se sumó el gran desgaste físico que hizo intentando aguantar el balón y luchando con los centrales rivales que proponían mucha refriega.
Guerra se sacrificó, pero quedó al debe futbolísticamente. A diferencia de otros partidos, sus conexiones con el resto del equipo no fueron acertadas y poco aire le pudo entregar al equipo, que jugó en gran parte del compromiso al pelotazo. Por eso no extraña que sólo haya contado con una ocasión que se fue desviada en el primer tiempo. ¿El resto? Una lucha que no dio frutos y que terminó con la eliminación del equipo producto de su yerro.
La caminata cabizbaja hacia el centro del campo mostró el dolor que significó para ‘Nico’. Ni los múltiples abrazos y consuelos de sus compañeros bastaron para reanimarlo. Así acabó una noche tormentosa.