Fútbol Chileno

Las dos almas de la ‘escuela chilena’ que chocan en la última final de 2025

Jaime García y Víctor Rivero se enfrentan por el título de la Copa Chile al mando de elencos que retratan cabalmente sus postulados futbolísticos. Duelo imperdible en Rancagua.

Periodista, Entrenador de Fútbol y ex futbolista profesional. Titulado en la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile y egresado del Instituto Nacional del Fútbol (INAF) de Santiago. Es columnista y redactor de Fútbol Nacional e Internacional y de temáticas de índole táctica en AS Chile.
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“Somos dos técnicos chilenos, dos amigos que buscarán lo mejor para su club y la ciudad que representa. Se disfrutará al máximo”. Jaime García abordó así el enfrentamiento de este miércoles contra Víctor Rivero por la final de la Copa Chile, en Rancagua. A partir de las 20:00 horas en el estadio El Teniente, Huachipato se medirá ante Limache para cerrar definitivamente la temporada 2025 y será también el choque de dos estilos de juego y conducción exitosos netamente nacionales, pero con varios matices.

Inicialmente, el elenco acerero asoma como favorito para quedarse con el trofeo y el cupo ‘Chile 4′ de la Copa Libertadores 2026. Los dirigidos por García se impusieron ante Limache en ambos duelos del Campeonato Nacional y además cerraron mejor el año en la tabla de posiciones del Campeonato Nacional. En el noveno lugar, con 43 puntos y sólo a cuatro unidades de Cobresal, último elenco elenco clasificado a la Sudamericana.

Lo de Limache fue más sufrido en vista también de un presupuesto menor para la configuración del plantel en el estreno absoluto en Primera División. Recién en la antepenúltima fecha del torneo, y tras vencer de local por 1-0 a Unión Española, el cuadro de Rivero empezó a asegurar la permanencia. Después, superó sucesivamente a La Calera y La Serena, cerrando el año en un cómodo y meritorio undécimo lugar. Sobre los cementeros, el conjunto granate y Everton, aparte de los descendidos Iquique y Unión Española.

Modelos de juego

García y Rivero fueron parte del grupo de los siete entrenadores que se mantuvieron en la banca a lo largo de todo el 2025. La permanencia en el cargo les permitió desarrollar a cabalidad la propuesta de juego que, entre otras cosas, los encaminó a la final de la Copa Chile. Sobre la cancha de El Teniente, se verán dos modelos futbolísticos disímiles, pero complementarios en cuanto a los parámetros de iniciativa y reacción en cada partido.

En Huachipato, García propone un fútbol de asociaciones a ras de piso y en largo y con un bloque de posesión y ataque situado mayoritariamente en la zona media o, en el mejor de los casos, en campo contario. Las duplas ofensivas por las bandas, conformadas por extremo y lateral, son un eje del accionar ofensivo y, en el mediocampo, la presencia de tres volantes apunta a secuencias de pases extensas y fluidas. El DT intenta un juego proactivo, de iniciativa, en busca de generar reiteradamente llegadas al arco rival.

Rivero, por su parte, desarrolla una propuesta con diferencias en la cancha. Limache es un conjunto con baja posesión, que en la fase ofensiva se moviliza rápido y en bloque hacia el campo rival, con trazos largos y sobre la base de la velocidad de los extremos (Daniel ‘Popín’ Castro y Luis Guerra). Para esto, principalmente defiende mediante un bloque bajo de presión, incluso en el primer tercio del campo, con una estructura densa, muy solidaria y colectiva para bloquear los accesos hacia la portería.

Diferencias en la banca

En la conducción, García y Rivero también muestran matices. El DT de Huachipato es expresivo, moderadamente locuaz y le gusta ir más allá también en sus apreciaciones futbolísticas. Es también un especialista en los llamados ‘casos perdidos’ y ha sido capaz de recuperar a jugadores que parecían haber extraviado el camino futbolístico o, en la etapa emergente de su carrera, no explotaban todo su potencial. Durante su ciclo en Ñublense, rescató y consolidó a Alexander Aravena y Nicolás Guerra, por ejemplo.

En la banca, el DT de Huachipato es algo distinto. Se muestra más analítico, observante y con intervenciones puntuales cuando algo en la cancha lo inquieta. Grita poco, lo realmente necesario y lo hace con mensajes directos, sin doble interpretación. En esto, Rivero marca una diferencia importante, pues es mucho más activo. Habla, dirige e busca controlar lo que su equipo intenta desarrollar en el campo de juego. Gesticula, vocifera, mueve los brazos y se mueve continuamente de un sitio a otro.

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Fuera de la cancha, Rivero es prudente y medido en sus apreciaciones. Se extiende lo justo y necesario. Contesta con frases precisas y contundentes y es raro que, en sus declaraciones, vaya más allá del ámbito futbolístico. No se complica con conceptos rebuscados o de incorporación reciente en el léxico del juego. El DT de Limache emplea un lenguaje simple, claro y asertivo, atributos que en muchas ocasiones sus dirigidos exhiben también en el campo de juego.

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