“Llegué a tener 13 millones de dólares en el banco y cuando me retiré, quedé sin nada”
Jorge Acuña rectifica en su segunda vida. Sin ingerir alcohol desde hace cinco años, y con una mirada constructiva sobre los errores del pasado, el ex mediocampista ahora asesora a futbolistas. La empresa Golden Bull es su nueva pasión.
“El jugador fallece cuando se retira y vuelve a nacer, convertido en otra persona”. Jorge ‘Kike’ Acuña murió y hoy, después de un extenso periodo de vacío, comienza a vivir otra vez. O al menos eso es lo que siente él. “Es todo absolutamente nuevo”, dice el ex volante en diálogo con AS. Con un rostro reflexivo, y a veces melancólico, el ovallino medita sobre los errores que golpearon duramente sus últimos días, cuando decidió poner fin a su carrera. Ahora, como integrante de Golden Bull, una empresa que asesora a futbolistas, Acuña quiere corregir su vida anterior.
“Yo tuve mucho dinero y así como lo gané, lo perdí. Eso fue porque no tuve algún asesoramiento y no supe cómo invertir mi plata. Hoy me presento con jugadores y les cuento mi experiencia de vida para que no les pase lo que me sucedió a mí. Uno se prepara para el retiro, pero no se prepara para quedarse sin nada. Fue muy triste”, profundiza Jorge ‘Kike’ Acuña, sentado afuera de un edificio en Las Condes, donde está ubicada la empresa.
El ex jugador de la UC, Feyenoord, Roosendaal y la U, entre otros, se sumó a Ricardo Alegría y Sebastián Icart, socios de Golden Bull: “Es una empresa de gestión financiera. Nosotros somos el nexo entre el cliente y las inmobiliarias. Uno cree que la cascada de dinero que recibe no se va a secar nunca, pero sí ocurre y es difícil. Nosotros educamos financieramente con mi relato. Si yo hubiese invertido bien, hubiese tenido 200 o más departamentos. Por el modelo de inversión, con poco puedes tener mucho”, explica. Abajo de la entrevista conoce más detalles.
- Ya ha dado charlas en Ñublense, Puerto Montt y San Felipe, entre otros. ¿Cómo es la recepción de los jugadores?
- Buenísima. Uno va con temor y no sabe cómo te van a recibir, porque cuando yo era jugador y alguien nos iba a hablar, era una lata. Ahora yo veo una atención notable cuando me toca exponer. Después me agradecen y me dicen que les va a servir. Eso me llena el corazón, porque yo lo pasé mal y no quiero que otros pasen por lo mismo. El discurso les llega, no tengo ninguna duda. Más de alguno puede estar pasando por lo mismo, quizás a menor escala. Pero como están activos, están a tiempo de cambiar y retirarse con algún patrimonio.
- ¿Tiene credibilidad entre los futbolistas?
- Me pegué muchas cagadas durante mi carrera, pero siempre fui intachable y respetuoso como compañero. Eso me pone contento, porque una vez que me retiré del fútbol, me di cuenta que me reciben con los brazos abiertos en todos los lugares. Eso quiere decir que, a lo largo de mis 20 años como futbolista, hice las cosas bien dentro del camarín. De hecho, hay varios jugadores que recibieron las charlas y están muy interesados en invertir. Gonzalo Reyes (San Felipe) ya compró dos departamentos y estamos en conversaciones con más futbolistas.
- ¿Entendieron el mensaje?
- Claro. Es que cuando te esfuerzas durante tantos años y después te retiras con las manos vacías, es como que la carrera fue en vano. Nosotros queremos ayudar. A mí me faltó alguien que hiciera lo que estoy haciendo hoy.
- ¿Qué les dice específicamente?
- Que no sacamos nada con ganar 100, si vamos a gastar 100. Que no importa cuánto ganas, lo relevante es la capacidad que tengas para ahorrar. Yo ganaba 112 millones mensuales en Feyenoord.
- ¿Más premios?
- Sí, ganaba 8 mil euros por partido ganados. Si el euro estaba $800, eran $6.400.000. Yo llegué a Holanda y ganamos diez partidos. Tenía muy buen contrato y la cantidad de plata era impresionante. Yo vivía de los puros premios. Si hoy tuviera un sueldo de esos, podría hacer cualquier cosa que yo quisiera.
- ¡Y estuvo a punto de fichar en la Premier League!
- En Blackburn iba a tener un contrato buenísimo por cuatro años. Ese era de 250 millones pesos mensuales. Me habían pasado departamento y auto, pero me cagó un representante y al final no firmé el contrato. Después, en Sudáfrica, ganaba 400 mil dólares al año. Tampoco era malo.
- ¿Cuánto dinero llegó a tener?
- Tuve 13 millones de dólares en el banco. Y pudo ser más, porque sacaba mucha plata al mes. Era una locura.
- ¿En qué gastó todo eso, Jorge?
- Gasté mi plata en hacer feliz y mantener contenta a la gente que me rodeaba. Yo regalé siete casas a distintos amigos y después eso me pasó la cuenta. Uno se puede quedar sin plata, pero yo nunca esperé que esa gente me diera vuelta la espalda. Yo toqué puertas... y no para pedir dinero, sino para preguntar si podía servir en algo. Nunca me llamaron de vuelta.
- ¿Qué otros lujos se daba?
- Acostumbraba ir a restaurantes y conversaba con las cuatro personas más cercanas. ¡Pero la mesa era eterna! A veces miraba y no sabía quién más estaba, solo veía a personas que pedían vasos de whisky. Después llegaba una cuenta de $2.500.000 y yo pagaba todo. Eso era todos los días. Yo veía a los ‘hueónes’ riéndose y eso me hacía feliz po’. Lo mismo pasaba si iba a comprarme ropa y me acompañaba un amigo. Le regalaba un pantalón y una chaqueta y así de fácil me gastaba $150.000.
- Imagino que eso pasaba en Santiago, pero también en Ovalle, Europa o en cualquier lugar que visitara...
- Es que siempre fui muy generoso, no puedo ser alguien ‘cagado’. Me preocupo por los demás, pero ahora con una diferencia: que lo hago sobrio.
- ¿Ya no consume alcohol?
- Llevo casi cinco años sin tomar, absolutamente nada. Eso me hace tomar buenas decisiones. Antes me tomaba dos o tres copetes y empezaba a pasar la tarjeta. Ahora tengo una mujer que me cuida, tengo amigos que me cuidan y tengo a una familia en Ovalle que recuperó a su hijo o a su hermano.
- ¿Estuvo alejado de su familia?
- Sin duda, porque era el señor de la noche y no respondía el teléfono. Hace poco tiempo me di cuenta de todo el daño que les generé. Lo conversé y les ofrecí las disculpas. Hoy tenemos una confianza tremenda: voy a Ovalle, comparto con mi familia, vuelvo a ver tele con mi mamá en la cama o vamos a Tongoy y a La Serena. Antes iba a Ovalle, saludaba, me perdía cinco días y llegaba a despedirme antes de viajar a Santiago.
- ¿Se arrepiente?
- Mucho porque hoy tengo esposa e hijos. Hace algún tiempo quería entregarles muchas cosas y no podía. Hasta mi último año en San Felipe, donde el sueldo no era bueno, jugaba solo para pagar mis cuentas. Me hacía feliz estar dentro de una cancha de fútbol, obvio, pero me pagaban y la plata se me iba. Sobrevivía. Estuve así durante tres años y pensaba “¿qué voy a hacer cuando me retire?”. Hoy estoy tranquilo y agradecido de la posibilidad que me dio la empresa. Me gusta, hago bien la pega, soy hinchapelotas, pregunto y trato de aprender. Al fin estoy tranquilo y en algún momento me gustaría ser socio de la empresa.
- ¿De qué manera logró salir adelante?
- Me costó muchísimo. No te puedo decir mucho más, pero te cuento que están escribiendo un libro sobre mí. He leído algunas partes y lloro. No cualquiera se levanta. Recuperé la credibilidad de mi familia y de la gente en general. Yo me hice una persona pública por el fútbol y la farándula, y de 10 cosas que se hablaban de mí, 9 eran malas. Hoy las 10 son buenas, porque la gente se ha dado cuenta del cambio que tuve. Mucha gente me admira y me felicita por mi fuerza de voluntad. Cuando alguien se da cuenta, significa que voy por el camino correcto.
- ¿Se siente más querido?
- Cuando más acompañado estaba, en el ‘hueveo’, es cuando más solo me sentía. Hoy camino con mi señora, mis amigos y un par de familiares, y tengo todo lo que deseo tener: tranquilidad y estabilidad. Estoy con toda la energía. Así como llegué a ser el mejor futbolista chileno en mi posición, durante tres años seguidos, quiero ser el mejor empresario de Chile. No me estoy alejando del fútbol porque puedo ser técnico si alguien me da la posibilidad de dirigir, pero no voy a dejar de lado esto. Ojalá todos los técnicos nos den la posibilidad de llegar a los clubes y así poder contar mi historia.
¿Qué es Golden Bull?
Sebastián Icart y Ricardo Alegría explican el modelo de la empresa, que tiene el apoyo del Sindicato de Futbolistas Profesionales (Sifup): "Nosotros, más que vender departamentos, vendemos el modelo de negocio. Convertimos a las personas en rentistas inmobiliarios. La primera ley de educación financiera es nunca depender de una sola fuente de ingreso. Nosotros plantemos los pro y los contra, e intentamos que la gente no solo dependa de su sueldo, sino que hagan que su dinero trabaje para ellos. Cuando una persona se jubila, hay una enorme diferencia entre la gente que invirtió en departamentos y los que solamente dependen de la jubilación", afirma el primero.
Alegría profundiza: "Empezamos con la idea de ayudar, de que esta información llegue a las personas. Trajimos gente y capacitamos a las personas. Este servicio es tranversal. Además de futbolistas, tenemos mucha gente de la salud, de la minería o de las salmoneras. Nosotros compañamos en todo el proceso, respondemos las dudas por más básicas que parezcan y generamos confianza. Tratamos de que estén con sus familiares. Además, toda la comisión que recibimos es por parte de la inmoboliaria, no le cobramos al cliente".