ENTREVISTA AS

“Lo de Corea fue para el olvido, el DT no había terminado el curso; estoy feliz de volver a Chile”

“Éramos 54 jugadores en el plantel... Discutí con los dueños del club y ahí no pude jugar más”, confiesa Kevin Méndez a As.

“Lo de Corea fue para el olvido, el DT no había terminado el curso; estoy feliz de volver a Chile”
Bastian Arriaza
Nació el 2000 en Santiago (Quinta Normal). Periodista practicante en AS Chile, Licenciado en Comunicación Social. En AS ha trabajado en la redacción de noticias y la realización de diversas entrevistas para el sitio web, además de la creación de contenidos para las redes sociales. Amante por sobre todas las cosas del tenis y del fútbol.
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Kevin Méndez (29) se transformó en uno de los grandes fichajes de invierno en el fútbol chileno. El volante uruguayo llegó a Unión La Calera, luego de una breve y tormentosa experiencia en el Chungnam Asan FC, club de la Segunda División de Corea del Sur.

Luego de un 2024 brillante en Everton, el charrúa fue pretendido por varios clubes, entre ellos la Universidad Católica. Sin embargo, optó por una nueva aventura en el fútbol asiático, la que solamente duró cinco meses. “Lo que me motivó para ir a Corea fue la parte económica, pero no conocía el mercado, tampoco sabía la manera en la que trabajaban y terminó siendo una experiencia para olvido”, confiesa Méndez a As.

- Ya disputó sus dos primeros partidos en Unión La Calera. ¿Cómo se ha sentido en su nuevo club?

- Estoy muy contento. Quizás el contraste de que allá (Corea del Sur) no lo estaba pasando bien hace que lo disfrute mucho más. Estoy muy contento, muy agradecido con La Calera que me abrió las puertas. Desde el primer momento me llamaron, se preocuparon por mí, el entrenador (Walter Lemma) también me habló, lo mismo la gente de la administración. Se dio todo bastante rápido porque mi deseo era cambiar de aire.

- ¿Qué ocurrió en su experiencia en Corea del Sur?

- Éramos 54 jugadores en el plantel, un entrenador que no había terminado el curso de técnico, un presidente y un director general que eran muy autoritarios y se metían en la parte deportiva a decirle al entrenador qué es lo que tenía que hacer y qué no y la estructura del club no estaba acorde a un equipo profesional.

- ¿A qué se refiere con eso?

- Tenía compañeros que venían de la rama de la universidad, llegaban fichajes nuevos y les preguntabas de dónde venían y te decían que de la universidad. A algunos jugadores los ponían de defensa y después de nueve, de lateral o hasta de extremos. Aparte que si perdíamos, les daba igual, no les importaba nada, era un trabajo como cualquier otro, iban, cumplían horario de oficina y se iban.

- Era otro fútbol en ese sentido...

- Era otro mundo, porque he tenido la suerte de jugar en diferentes países y cada lugar tiene su idiosincrasia, su manera, sus cosas, pero el fútbol es más o menos igual en todos lados, independientemente de cada cultura. Hay países más futboleros que otros, pero acá era muy diferente. Otra cosa que me sorprendió es que los métodos de entrenamiento eran muy ligados a la rama militar, entonces fue duro, la verdad que fue una experiencia jodida.

- ¿Cuándo tomó la decisión de irse?

- Yo había firmado por 12 meses, pero ya cuando pasaron cinco lo hablé con mi agente y empezamos a movernos para salir. Lo decidí después de un partido en el que tuvimos una reunión con el presidente y con el director general. Nos metieron a los extranjeros en un salón y nos empezaron a decir que al club no le estaba yendo bien por culpa nuestra, que habían invertido mucho dinero en nosotros y que las cosas no iban de buena manera. Ahí opté por hablar y les dije que no correspondía la acusación porque éramos un plantel de 54 jugadores, donde todos tenemos responsabilidad. Esto no es tenis que se juega individualmente.

- ¿Qué le respondieron?

- Empezamos una discusión con el presidente y le pregunté si él, mirando fútbol internacional, veía que Virgil van Dijk alguna vez jugara de nueve o de extremo, a lo que me respondió que no sabía quién era ese jugador y ahí le dije, ‘bueno, listo, si no sabés quién es Van Dijk, entonces estamos muy alejados de la realidad y de cómo se vive el fútbol’. Empezamos un ida y vuelta, nos dijimos las cosas, pero ellos tienen su manera autoritaria de querer imponer y ahí se cortó la relación. Ellos no estaban acostumbrados a que alguien les dijera lo contrario a lo que pensaban y entendieron como que yo les había faltado respeto, cuando jamás fue así. A partir de eso hubo un quiebre en la relación con los dueños del club y no pude jugar más.

- ¿Pudo disfrutar algo de esta experiencia en su carrera?

- En un momento hice como un clic en mi cabeza para tratar de disfrutar más fuera del campo y enfocarme en otras cosas, porque si no iba a pasarla muy mal. La cultura allá es muy cerrada, la alimentación era extraña porque literalmente ellos comen cualquier cosa, en el súper sí podía encontrar algunas cosas más normales. Los restaurantes por ejemplo, a las 20:00 horas ya estaban todos cerrados. Tienen una vida bastante particular, pero no es que sea peor o mejor, es diferente, nada más y creo que a veces eso choca mucho.

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- ¿Por qué decidió regresar al fútbol chileno?

- Ya conocía la liga y conocía la ciudad porque ahora estoy viviendo nuevamente en Viña del Mar, eso fue un factor importante para elegir. Además tenía dos compañeros y amigos en La Calera como Agustín Wallace y Felipe Campos, que me estaban empujando para que viniera. El año pasado gracias a Dios me fue muy bien en Everton, por lo mismo a los hinchas que en algún momento se ilusionaron con mi vuelta les estoy eternamente agradecido, tanto yo como mi familia. Es por eso que Chile corría con cierta ventaja con respecto a otras posibilidades que surgieron.

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