Entrevista AS | Parte II
“Mi paso por la U es una deuda que tengo... Fui un cabro chico”
“Tenía capacidad física y técnica para estar ahí, pero la parte mental es muy importante también. Fue un poco de inmadurez”, contó en diálogo con As.
Sebastián Zúñiga se encuentra iniciando una nueva etapa de su vida. A los 34 años, acaba de dejar el fútbol, luego de finalizar su paso por Segunda División en Linares, el undécimo club de su carrera. El ex delantero dialogó con AS, explicando los motivos del retiro y sus planes hacia el futuro. Sin embargo, también se dio un tiempo para hacer un repaso de sus años en el fútbol chileno.
“Me formé en Cobreloa y soy hincha del club, sufro también por lo que está pasando hoy con el tema del descenso. Tengo afecto también por los otros equipos en que jugué, porque antiguamente se nos enseñó que había que querer el lugar donde uno está”, manifestó Zúñiga, quien registra dos títulos nacionales, con Universidad de Chile y Cobresal. También un campeonato de Ascenso en Curicó.
- Llegó a la U en un muy buen momento personal. ¿Qué pasó que no le fue bien?
- Creo que es una deuda que tengo. Venía de San Felipe, porque lo había hecho bien. Creo que fue por inmadurez. Fui un cabro chico que llegó a un club grande y uno se puede sentir el mejor que muchos. No es así, después me fui dando cuenta de eso. Tenía capacidad física y técnica para estar ahí, pero la parte mental es muy importante también.
- ¿En qué manera?
- Lo que pasa es que un camarín de un equipo grande es muy distinto al de cualquier otro equipo. En ese tiempo, yo sólo era de entrenar y después irme para la casa a descansar. Fue un poco de inmadurez y de vivir un poco más para el fútbol. Uno sueña con llegar a un equipo grande, pero lo importante después es mantenerse. Hoy existen varias formas de trabajar eso, el coaching deportivo, también tener preparador físicos por fuera.
- De todas formas, fue parte del plantel del título de 2014 con Martín Lasarte…
- Sí, gracias a Dios, llegué y tuvimos la posibilidad de ser campeones. No jugué, pero sí en algunos partidos fui a la banca.
- Lo mismo logró en Cobresal, en el título de 2015…
- Yo tenía contrato por un año en la U y Lasarte me dijo que me quedara, que iba a tener opciones, a lo mejor en la Copa Chile. Preferí irme a un club donde iba a tener mayores posibilidades y surgió lo de Cobresal. En esos años, el llegar allá era para luchar por mantener la división y terminamos saliendo campeones.
- Realizaron una gran campaña…
- Era un plantel muy corto. Había un grupo tremendo y justo en el primer partido nos tocó contra la U, en El Salvador. Empatamos y empezamos a ir partido a partido. Gracias a Dios, al final se pudo dar que salimos campeones.
- ¿Con qué sensaciones se quedó en torno a su carrera?
- Fue un sueño cumplido, al margen de todo lo que uno imagina cuando es chico. Uno sueña con jugar nomás y después vienen otras cosas. No todos los jugadores tienen la posibilidad de salir campeones. Estoy agradecido de todo, de las experiencias buenas y malas. Al final, es un balance positivo, porque aprendí cosas que en cualquier otro lugar no vas saber. Es una etapa que duró casi la mitad de mi vida. Hice muchos amigos en el fútbol y viajé bastante.
- ¿Hubo algún otro momento que considera que fue clave?
- Sí, en Curicó con el profe (Luis) Marcoleta, soy un agradecido de él. Estaba en San Felipe y recuerdo que me dijeron que me querían de Curicó, que era mejor que me fuera, porque ahí en el club ganaba súper poco. Allá iba a ganar un poco más. Fui y al final terminamos subiendo a Primera División. Tuve que hacer un cambio de mentalidad, porque los trabajos que hacíamos eran totalmente distintos. No me cuidaba al 100 por ciento, tomaba bebida y comía quizás lo que fuera, no estaba como muy enfocado.
- ¿Qué pasó entonces?
- El año que llegué y subimos no fui tan titular en la B, pero al año siguiente hubo un cambio. Los profes al comienzo como que estaban dudando de que siguiera en Primera. Era obvio, porque no había jugado mucho y estar en Primera era otra cosa. Ahí entonces empecé a trabajar con un PF y un nutricionista. Ahí se marcó altiro la diferencia, los profes quedaron contentos y pude ser titular. Siento que ahí como que renació mi carrera, tuve posibilidades de ir al proceso de (Reinaldo) Rueda en la selección chilena. Fue un punto de quiebre y al final uno tiene que vivir para el fútbol. En Chile, incluso en Primera, no es tan profesional.