“Para mí fue el gol más lindo del mundo, porque fue el que cambió mi vida”
La periodista y locutora Fernanda Maia dialogó con AS sobre su vida ligada al fútbol y a Botafogo, rival de la U por la Libertadores.

Esta noche, en el Olímpico Nilton Santos, los hinchas de Botafogo y Universidad de Chile escucharán por los altoparlantes la voz de Fernanda Maia, periodista del canal SBT en Brasil y locutora oficial de la escuadra local en el mencionado estadio.
La historia de Fernanda es curiosa, pues se abrió paso en el fútbol pese a los prejuicios que siempre han existido y uno que colaboró indirectamente fue Washington Sebastián Abreu, la leyenda uruguaya que jugó en el ‘Fogao’ y que tuvo varios pasos por Chile en la etapa final de su carrera.
“Técnicamente, Leo Valencia era muy bueno... Y Walter Montillo era fenomenal”
En diálogo con AS, Fernanda Maia repasó sus inicios en el fútbol, de cómo llegó a trabajar al ‘Glorioso’, donde fue pasapelotas, y de una tarde especial en la que terminó participando en un gol del ‘Loco Abreu’ que les dio el título de la Copa Rio 2012.
- ¿Cómo fue esa anécdota?
- Estaba como pasapelotas en el ataque de Botafogo, por el lateral. Intentaba trabajar de una forma diferente y corría junto con la jugada. Percibía que podía acelerar el partido. Vi que había un jugador de Vasco queriendo enfriar. Lancé la pelota en menos de dos segundos y después de un centro vino el gol de Abreu. Me decía “hice un gol tan feo” y yo le respondía “Loco, para mi fue el gol más lindo del mundo, porque fue el que cambió mi vida”.
- Imagino que suele hablar con él de aquel gol...
- Lo entrevisté hace poco para Botafogo TV, es una persona sensacional e inteligente. Tiene historias muy divertidas y cada vez que me ve me dice “Fernanda... ¿Qué sería de ti si yo no hubiese hecho ese gol?”. Siempre le respondo que no sería nada, porque si esa pelota no entraba, yo no estaría aquí hoy. Estaría haciendo otras cosas. Tengo gratitud por él, por su olfato de gol y por la calidad de ser humano que es.
- ¿Cómo comienza su fanatismo por Botafogo?
- Nací de Botafogo. Mi papá era hincha y siempre fue mi equipo. Cuando tenía seis años, me marcó mucho que Botafogo fue campeón del Brasileirão en 1995 y recuerdo la celebración. Siempre me gustó el fútbol, pero soy de una generación de que cuando yo era pequeña, no era tan común que a las mujeres les gustara el fútbol.
- ¿Jugaba?
- ¡En mi colegio era la única! Hoy, gracias a Dios, es más natural. Compraba diarios deportivos, revistas y siempre fui muy apasionada por el fútbol, por la Selección Brasilera y mucho más por Botafogo. Siempre soñé trabajar en el fútbol y estudié educación física para poder entrar en ese mundo, pero en esa época las mujeres en el fútbol eran solo nutricionistas o psicólogas. No se me estaba dando...
- ¿Cómo cambió todo?
- Una vez fui a un concurso de belleza de Globo: fui, me inscribí para ser musa de Botafogo, pasé a la final, perdí y sacando unas fotos en el estadio terminé conociendo al administrador, que me llamó y me preguntó si quería trabajar con ellos. No lo pensé dos veces y, cuando llegué, era para trabajar como ascensorista en el estadio. Estuve tres meses ahí y era un poco atrapante, porque no podía ver los partidos: solo abría las puertas del ascensor, escuchaba a los hinchas y no alcanzaba ni a mirar.
- Al menos ya estaba dentro del estadio...
- Un día me di cuenta de unos chicos que subían y bajaban en el ascensor con un peto naranjo, les pregunté de qué trabajaban y me dijeron que de pasapelotas. Pensé que era un buen trabajo: ves los partidos, cobras, trabajas para Botafogo y vas a estar cerca de la cancha. “Voy a pedir para ser pasapelota”, pensé.
- ¿Cómo lo consiguió?
- Cuando fui a recibir el pago del día, me di cuenta que los pasapelotas estaban en la misma fila y que teníamos el mismo jefe. Pregunté y me dijeron “¿estás local, Fernanda? Eso nunca lo hizo una mujer, no hay ni ropa para ti”. Les dije que no importaba, que me ponía una gorra y que si no lo hacía bien, volvía al ascensor. Me dijeron que sí, fui cinco años pasapelotas y nunca volví a los ascensores.
- Hasta que llegó aquel gol...
- Pasaron tres años y ocurrió lo del Loco Abreu. Todo conspiró para que fuese algo mágico, porque fue el primer título de Botafogo dentro del estadio Nilton Santos, en un domingo de fútbol, donde todo el mundo estaba mirando el partido y en la transmisión destacaron mucho lo que hice. Tuvo una repercusión nacional, todos lo estaban comentando y terminé yendo a los programas más populares del momento: quedé como la pasapelotas de Botafogo.
- ¿Cómo terminó siendo la locutora del Nilton Santos?
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- Después de eso comencé a trabajar en marketing, haciendo activaciones por Brasil, haciendo eventos con Botafogo y poco después me llamó Band para trabajar en la televisión abierta. De ahí fui a la TV y nunca más salí: hoy presento un programa en SBT y ya llevó 12 años así. Tras esa pelota, estudie periodismo deportivo, entendí que sería mi nuevo trabajo. Mi historia con Botafogo nunca fue interrumpida: ascensorista, pasapelotas, presentadora de Botafogo TV y luego locutora del estadio. Siempre continué ligada al club. Siempre defendí al club en TV y todo el mundo sabe que soy hincha del club.
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