“Pude ir a Europa, pero preferí a Colo Colo... No me arrepiento de nada, es el club más lindo del mundo”
Rubén Martínez, ex goleador del ‘Cacique’, reflexiona sobre sus días en Pedrero. “Es un orgullo ser parte de una historia tan rica”, afirma en AS.


En sus 100 años de historia, Colo Colo ha tenido grandes delanteros y uno de ellos ha sido Rubén Martínez, quien convirtió 67 goles en 133 partidos, entre 1990 y 1993. El santiaguino, además, ganó seis títulos con el ‘Cacique’, donde destaca la Copa Libertadores 1991. En este torneo, le anotó un doblete para el recuerdo a Boca Juniors, en semis.
En entrevista con AS, Martínez reflexiona sobre su etapa en el Monumental. Y lo hace con mucho orgullo. “Yo soy muy agradecido de lo que viví en Cobresal, porque fue el club que me hizo debutar en el fútbol profesional, pero uno siempre tiene un equipo que lleva en el corazón desde niño y ese es Colo Colo”, explica Martínez, de 60 años.
- Es una reflexión muy profunda..
- Yo opté por Colo Colo antes que ir a fútbol europeo. Cuando terminé contrato en Cobresal, estaban Católica, Colo Colo, el St. Gallen de Suiza y el América de México, y a ojos cerrados preferí a Colo Colo. Y no me arrepiento para nada de haber llegado al equipo más grande y aportado con mis goles para que la institución siguiera creciendo.
- Quería cumplir un sueño...
- Cuando uno llega a Colo Colo, sabe que tiene que exigirse al máximo, porque llegas al equipo con más títulos, no partes de cero. Si realmente quieres ser importante, tienes que partir en un 60 por ciento, porque el club está acostumbrado a los títulos. Llegué y a mi lado vi a tipos ganadores como ‘Pato’ Yáñez, el ‘Chano’ Garrido, el ‘Kaiser’ Jaime Pizarro, (Ricardo) Dabrowski, (Marcelo) Barticciotto... Quizás, muchos jugadores llegan y dicen ‘listo, lo logré'. Yo llegué con mucha hambre deportiva, porque quería trascender. Es el equipo más lindo del mundo.
- Y después, cuando anduvo bien en Colo Colo, ¿tuvo chances de Europa?
- Cuando ganamos la Copa Libertadores, hubo ofertas para varios jugadores, pero el club sólo quería ventas y no préstamos con opción de compra. En ese tiempo, ir a Europa no era tan común, el mercado para los chilenos era México. Pero como habíamos hecho un gran copa, se presentaron ofertas de Europa... Si mal no recuerdo, Valencia o Las Palmas nos ofrecieron la posibilidad de ir con un préstamo grande y una opción de compra, pero Colo Colo quería hacer caja. En 1993 terminé yéndome a México (Santos Laguna).
- Hablemos de la Copa Libertadores. Qué orgullo, ¿no?
- Bueno, tengo varios tesoros de eso. Uno de ellos, el botín de oro de adidas, está en el museo, para que los niños principalmente sepan que tuve un paso como goleador. Yo conservo la camiseta y mis zapatos de fútbol los regalé... Fue una época increíble. Ya son casi 35 años que un equipo chileno no puede ganar ese trofeo, entonces el logro se acrecienta mucho más. Es un orgullo ser parte de una historia tan rica, más ahora, con el club teniendo 100 años.
- En la calle, la gente lo debe reconocer...
- A ver, si en la calle voy con el ‘Coca’ Mendoza, está claro que paso desapercibido, ninguna posibilidad (ríe). Visualmente he cambiado mucho, pero sí los hinchas que realmente son colocolinos me dicen ‘¿usted es Rubén Martínez?’. Muchos papás me han comentado ‘oiga, don Rubén, aquí estoy con mi hijo, con mi nieto, que no lo pudieron ver jugar, pero yo le he mostrado videos y le he hablado de usted’.
- Ahora, usted estaba siendo parte de la ‘Gira Centenario’...
- Ha sido un momento único, de mucha satisfacción y orgullo. Con 60 años, vestirme de corto es el sueño del pibe. Estaba un poco alejado de las redes sociales y todo eso, hasta que mis hijas me motivaron a estar más presente, porque decían que mucha gente quería saber de mí. Yo sentía que mi tiempo ya había pasado.
- En los partidos de la gira se le ha visto entrar a la cancha con sus nietas. A nivel familiar, la debe estar pasando muy bien...
- Bueno, Nicolás es mi hijo mayor, luego viene Natalia y después Catalina. Para la más chica, que tiene 22 años, fue como una novedad. Ella no me vio jugar y ha quedado sorprendida con el cariño y el respeto de la gente. Para ella es rico saber que su papá jugó al fútbol y que la gente lo recuerda. O que algunos querían tener mi camiseta cuando eran chicos. Es rico también acercarse a la gente, mandar algún saludo y disfrutar de ellos, los colocolinos de corazón.
- Cuénteme un poco sobre sus nietas...
- Bueno, si es un orgullo que mis hijos me manifiesten eso, imagínate mis nietas... Una se llama Dominga Amaral, que es hija de Nicolás, que tiene cinco años, y la otra se llama Agustina Ignacia, de un año y cuatro meses, que es hija de Natalia. O sea, salir con mis nietas a una cancha de fútbol, vestido de corto... ya no me cabe el corazón en el pecho. Va a quedar un lindo registro para ellas, cuando sean adolescentes y sepan que su abuelo las llevó a una cancha y les dijo que había jugado al fútbol. Son colocolinas de corazón y eso es lo más importante.

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