Entrevista AS

“Se piensa que el futbolista tiene todo fácil, pero no es así... Estoy solo en Chile y a veces cuesta”

“Cuando me siento mal, hablo por videollamada con mis padres, hermanos o amigos. Mi familia siempre está acompañando”, contó Ferreyra.

“Se piensa que el futbolista tiene todo fácil, pero no es así... Estoy solo en Chile y a veces cuesta”
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Nicolás Ferreyra es uno de los grandes nombres que se sumaron a Deportes La Serena en su regreso a la Primera División del fútbol chileno. El defensa argentino de 31 años, con pasos en el país con San Marcos de Arica, Audax Italiano, y recientemente en Unión La Calera, ya anotó su primer gol con la camiseta granate ante Cobresal en la segunda fecha del torneo.

El formado en Belgrano tuvo un gran paso por Bolivar en 2023, donde compartió con el goleador chileno Ronnie Fernández y fue dirigido por un viejo conocido de Universidad Católica, Beñat San José. Aquel equipo se alzó campeón de la liga boliviana y alcanzó unos históricos cuartos de final en la Copa Libertadores.

En conversación con AS, el zaguero abordó su llegada al elenco serenense y su gran motivación para quedarse en Chile, además de cómo ha sido su vida en el país, alejado de su tierra natal: “Es una liga que conozco bastante, es el cuarto año que juego aquí. Me gusta y motiva que aquí hay muy buen juego”, afirmó.

- ¿Cuáles fueron sus motivaciones para mantenerse en Chile con La Serena?

- En el llamado de Serena, una de las cosas que más me motivó fue la cantidad de partidos que llevaban sin perder, casi 26. La ciudad es hermosa, mi padre la conoció cuando vino por la Copa América 2015. El entrenador me dijo que yo iba a ser uno de los referentes, es un grupo muy joven, junto a Fabián Cerda somos los más grandes. Hay que hacerse cargo del camarín, creo que podemos seguir mejorando y tener un gran año.

- ¿Le había tocado ese rol de líder antes?

- La verdad es que no, son muchos chicos este año. Algo parecido pasó en Calera el año pasado, que éramos muchos argentinos mayores de 30 años, y era un rol más o menos compartido. Ahora tengo ese rol un poco más solo, es una experiencia nueva y quiero llevarla con mucha responsabilidad. Implica guiar a los más chicos, algunos que comienzan recién sus carreras, llevarlos por un camino donde puedan sumar a nivel grupal.

- La Serena es una ciudad muy turística, ¿Qué le pareció?

- La ciudad me encantó, yo llegue para la pretemporada en enero y es impresionante la cantidad de turistas que hay. A veces no se podía caminar por la cantidad de autos que andan en la calle, hay muchos argentinos y era complicado encontrar un arriendo. Con mis compañeros nos íbamos metiendo un poco donde podíamos. Lo que he podido recorrer de La Serena, me encantó. Fue un punto a favor en la decisión de venir a jugar acá.

- ¿Es muy distinto a Calera?

- Cuando jugué en Calera yo vivía en Concón, es parecida en cuanto a que son ciudades turísticas con playas. Serena es un poco más chico, más tranquilo, y tiene cosas que la hacen más pintoresca en comparación a otras ciudades como la misma Concón o Viña del Mar.

- ¿Está solo en Chile o pudo venir junto a su familia?

- Acá estoy solo, pero en realidad siempre recibo las visitas de mi familia y amigos. Tengo la suerte de que yo al ser de Córdoba, no es tan lejos en distancia, así que ellos vienen cada vez que pueden desde Argentina. Ya estamos programando algunas visitas, quizás está mal decir que estoy solo, porque ellos siempre están conmigo, me acompañan mucho.

- ¿Qué tan importante han sido ellos a lo largo de su carrera?

- Son importantísimos, no es fácil la carrera de jugador de fútbol. Por fuera, generalmente la gente piensa que el futbolista lo tiene todo fácil y servido, pero es complejo, a veces se pone muy cuesta arriba. Yo estando aquí solo en otro país, en ocasiones me cuesta un poco más, pero ahí está siempre mi familia. Cuando me siento mal, hablo por videollamada con mis padres, mis hermanos, amigos, los días se hacen más llevaderos. Cada día que me va bien en el fútbol es dedicado a ellos, porque son los que están cuando no está nadie, en los momentos no tan buenos.

Una Calera inédita en el fútbol chileno

- Le tocó compartir con muchos compatriotas el año pasado en Calera, ¿Le había pasado antes?

- De tantos en un mismo plantel no, imagínate que éramos ocho argentinos más el cuerpo técnico. Acá el cupo de extranjero es de 6, nosotros éramos más, pero teníamos algunos juveniles. El año antepasado que estuve en Bolívar era más repartido, había brasileños, uruguayos, un poco de todo. Pero si, fue increíble, se acumularon muchos argentinos en un equipo chileno, en el día a día nos manejábamos como si fuera un club argentino en el fútbol chileno.

- ¿Eso le ayudó a sentirse más cómodo en el país?

- Un poco si, estando en el extranjero uno siempre busca juntarse entre familias, hacer comidas o actividades. Estás en un país extranjero, no conoces mucha gente, el círculo social es bastante pequeño, entonces el juntarte con compañeros argentinos hace más llevadero el día a día. Lo nuestro eran los asados, los fines de semana o cuando se podía en medio. El primer semestre era bastante complicado porque teníamos Sudamericana, ya el segundo nos pudimos juntar un poco más. El que se enojaba era Matías Ibáñez, porque siempre le caíamos a su casa con Gigliotti, siempre nos decía que nunca poníamos nuestra casa.

- ¿Es importante para un futbolista tener esos momentos?

- Claro, te une el grupo y las familias, detrás de un futbolista hay una persona que tiene una mujer, niños. Ellos tienen que sociabilizar, a veces las mujeres están todo el día solas en la casa, así que les cae bien conocer gente y hacer vida social. El círculo social cuando llegas a otro país es casi nulo, entonces eso suma en todo sentido. Somos seres sociales.

Nicolás Ferreyra y su paso en un histórico Bolivar

- Usted tuvo una temporada muy destacada en Bolivia, ¿Cómo lo recuerda a día de hoy?

- Para mi fue maravilloso, tuve la oportunidad y la suerte de llegar a un gran plantel, coincidir con un entrenador como Beñat San José, que durante toda mi carrera había querido llevarme a clubes donde él estuvo. Por cosas de la vida nunca se había dado, y ese fue el año en que se juntaron los planetas y pude ir al club donde me pidió. Me tocó compartir con grandes jugadores, con el chileno Ronnie Fernández, que al día de hoy mantengo una gran amistad con él. Estoy muy contento por su presente en Malasia. A nivel personal, creo que fui el jugador que más partidos jugó ese año, llevamos a cuartos de Libertadores y fue una experiencia increíble. Cerrar el año siendo campeón con Bolívar fue la frutilla del postre, creo que fue uno de los mejores años de mi carrera.

- ¿Cómo era la vida allá en comparación con Chile?

- Vivíamos en una especie de burbuja allá en Bolivia, en la zona de Calacoto, al sur de la ciudad. Estaba un poco alejado de lo que era la cultura de ellos, a nivel infraestructura tienen sus cosas, sus costumbres y hay que adaptarse. En Chile me pasó lo mismo, tuve que adaptarme a una cultura que si bien, se parece a la argentina, tiene sus diferencias. No puedo decir nada en contra de la gente de Bolivia, me recibieron con mucho cariño y aprecio, el club Bolívar tiene a más del 50% de la población como hinchas. Íbamos a cualquier cancha a jugar de visitante y estaba lleno en las afueras del hotel, siempre se llenaban los estadios. En La Paz era increíble el ambiente, me pasaba que cada diez minutos alguien se me acercaba para pedirme una foto o agradecerme por mi trabajo. Solo puedo agradecerles porque fue una etapa muy bonita.

- ¿Es importante para el jugador sentir los estadios llenos?

- Eso es lo lindo del fútbol, lo que nos gusta a nosotros. Si bien somos felices jugando a la pelota, el sentirse querido o valorado, que la gente se identifique contigo, que viven con pasión el cómo defiendes su camiseta. Para mi es el mayor regalo que tenemos nosotros como futbolistas, es gratificante que valoren todo tu esfuerzo del día a día, hay veces que uno tiene malos partidos y ahí es cuando más está en el apoyo de la gente.

- En Chile va poco público a los estadios...

- Me llamó mucho la atención cuando llegué hace muchos años a San Marcos de Arica, la imagen que hasta el día de hoy tengo patente, de hecho le saqué una foto y se la mandé a mi familia. Era ver que tanto público visitante como local hacían la misma fila para comprar sus entradas, en Argentina hace años está prohibido porque no se pueden juntar uno con el otro. Ese es otro extremo que considero poco saludable, es raro, Chile tuvo su momento de gloria cuando ganó las dos Copas América, pero al ciudadano chileno le cuesta tomar ese cariño o pasión por el deporte, la costumbre de ir a la cancha. Se ve mucha más pasión en los equipos de región, pero en Santiago me tocó estar en Audax Italiano y no iban más de mil personas a la cancha, pasa mucho eso. Por ahí el chileno no tiene la misma pasión.

- ¿A qué cree que se deba?

- En Bolivia tienes a Bolívar, Strongest, los dos grandes de Santa Cruz que son Oriente Petrolero y Blooming. Ese clásico es muy fuerte, el de Cochabamba que también lo es, los estadios siempre tenían más de 20 mil personas. Acá es raro es ver ese número sacando a Colo Colo y la U. No sé si decirle desamor, pero mi teoría es que eso comenzó un poco cuando los clubes se convirtieron en sociedades anónimas. En Argentina el presidente (Milei) quiere hacer eso con los equipos y los hinchas se oponen. Esa es mi hipótesis, quizás cuando la gente se dejó de involucrar con sus colores hubo esa especie de desamor, se sienten ajenos.

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- ¿Qué opina usted de las sociedades anónimas?

- Es lo que pasa acá, tienes un dueño que toma decisiones, luego puede llegar otro que te cambia todo, te desarma un plantel porque tiene jugadores que trajo otra persona. Surgen muchas cosas, y yo creo que por eso el hincha tiene esa perdida de cariño por su club. Yo creo que ningún extremo es bueno, como todo en la vida.

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