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ENTREVISTA AS

Tenía un rol clave en la U y le gustaría volver: “Cuando veo cosas que dañan, no me callo”

María Paz Ocampo trabajó como sicóloga de Universidad de Chile hasta abril de este año y junto a AS repasó su estadía en la tienda azul.

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Tenía un rol clave en la U y le gustaría volver: “Cuando veo cosas que dañan, no me callo”

En en el segundo semestre del 2021, con el objetivo de buscar ayudar al plantel profesional, Azul Azul confirmó a María Paz Ocampo como la psicóloga deportiva del primer equipo de la Universidad de Chile.

Para sorpresa de muchos, en abril de este año Ocampo dejó el cargo (que nadie ocupó hasta esta semana) y junto a AS Chile recordó diversos momentos en la U: cómo llegó, cuáles fueron las dificultades, cómo trabajó y de qué forma salió.

- ¿Logra entender que un club como la U, con lo que ha vivido, esté tres meses sin psicólogo?

- Esto es alto rendimiento y eso requiere de entrenar todas las habilidades, particularmente la psicológica. Es el desde. Hace ruido, además considerando características particulares o necesidades específicas de este equipo, en este momento en particular. Pero por otro lado puedo entender lo difícil que es elegir un psicólogo, no es llegar e incorporar un profesional, porque tiene responsabilidades bien grandes y no son solamente en un rol formal.

- ¿A qué se refiere con eso último?

- Nosotros los psicólogos tenemos a cargo las relaciones y tenemos que ser efectivos. Esas relaciones no se pueden forzar, entonces la elección tampoco es fácil y en Chile la psicología del deporte es emergente, entonces tampoco es que hay un montón de candidatos que puedan estar constantemente participando de procesos de selección. En definitiva me llama la atención la ausencia de un psicólogo, dado el momento de la U, pero también me pongo del otro lado y entiendo que no es tan fácil elegir.

- ¿Cómo le comunican su salida?

- Quiero ser cuidadosa con esto, porque para mí no fue fácil salir. Yo no solamente estaba cumpliendo un rol, sino que habían relaciones. Relaciones efectivas, que funcionan muy bien. Entonces no es solamente la salida de una persona, sino que poder ir desapegando ese vínculo terapéutico, poder ir soltando, para que todos tuvieran su espacio para tener lo que necesitan. La forma en cómo es comunicado tiene que ver con los cambios que se estaban haciendo, con la salida del cuerpo técnico y otras personas que estaban trabajando en gerencia.

- ¿La partida de Luis Roggiero?

- Claro, porque es Roggiero quien me lleva. Y también hay razones administrativas. Mi trabajo estaba siendo desafiante en términos de hacer mi trabajo en forma eficiente y cuando me empiezo a topar con limitaciones, yo no puedo bajar la vara. Cuando veo inconvenientes o cosas que dañan el sistema, elijo hablar, no me quedo callada, prefiero lo integro, aunque sea difícil o incómodo.

- ¿Esas limitaciones eran por parte de Cristian Aubert o Michael Clark?

- Más allá de personas, en términos de organigrama, había gerencias que estaban arriba mío en ese cargo, hay un directorio, entonces hay otras entidades o agentes que tienen mayor autoridad, porque así se organiza este club en particular. Dentro de esa jerarquía organizacional, quedaba limitada en poder hacer efectivamente mi trabajo.

- ¿El año pasado, con qué discurso la convencen desde Azul Azul para integrarse al club?

- No descender. Cuando me dijeron “no podemos descender”, obvio que estaba de acuerdo, la U no puede descender, y me encantan los desafíos gigantes. No tenía garantías para decir “no, no vamos a descender”, no las tenía, pero sí me siento competente en esos desafíos que son bien elevados, entonces pensaba “este es mi lugar”.

- ¿Qué fue lo más difícil con lo que se encontró en la temporada anterior?

- Quizás suena un poco soberbio, pero no hubo tanta dificultad, sino que habían cosas que eran novedosas y eso presentaban un desafío por lo incierto. No era necesariamente un obstáculo. El primer encuentro siempre es difícil, porque teníamos poco tiempo para conectar, era como nuestro momento para decir “seguimos juntos o no”. Y fue un momento muy gratificante ese primer encuentro. Le pudimos dar sentido a lo adverso.

- ¿Y aquel partido con Unión La Calera cómo lo recuerda?

- Ese último partido, por la inmediatez, al no saber qué iba a pasar, fue un momento desafiante. Son muchas emociones muy exacerbadas, emociones que son incómodas o difíciles en mucha gente. En mi rol me toca sostenerlos. Tiene un desafío, pero estoy entrenada para estar en eso. También tenía una certeza interna, que iba a estar todo bien. Eso es un poco más intuitivo.

- ¿Cuál fue su rol cuando la U caía 2-1?

- En general el trabajo es preparatorio para esos momentos, pero sí hay instancias -no necesariamente en ese partido, para no referirme específicamente a intervenciones, que eso está dentro de aspectos éticos que debo cuidar-, en general, pre partido, en el entretiempo o durante, según las disposiciones. Hay intervenciones que denominamos de co-regulación para estar en un estado óptimo de rendimiento.

- ¿Aquel día en Rancagua hubo algún trabajo de co-regulación?

- Eso me lo guardo para la interna, porque obviamente. Generalmente tengo intervenciones de co-regulación. Son bien tradicionales. Durante la pandemia me pasó varias veces que no todos, por aforo, podíamos estar en Zona 1, entonces esperaba en las graderías y había que pedir permiso para ir a camarines. Me refiero al 2020-2021 y no en la U.

- ¿Cómo se va trabajando cuando, tal como le ocurrió a la U, no se logra ganar en mucho tiempo?

- Es diferente, porque presenta otras necesidades, pero no es más fácil o más difícil, no es mejor ni peor. Hay que ver qué tenemos al frente, las características, las necesidades en lo colectivo, en lo individual y, en ocasiones, es lo colectivo lo que ayuda en lo individual. No es separado. Yo voy guiando, pero cada uno hace su trabajo.

- En el caso de Cristóbal Campos, con una personalidad media rebelde, que el año pasado era suplente, se pudo ir y hoy es titular, ¿cómo se trabaja en específico?

- Éticamente no corresponde que me refiera a aspectos personales. Voy a mencionarlo, pero no me estoy refiriendo a él: no hablamos de los jugadores “como” Cristóbal, está Cristóbal, está Juan, está Pedro, está Diego. Cada uno es diferente e independiente de que este sea un deporte colectivo, las diferencias individuales importan. Y cuando visibilizo a Juan como persona o a Diego o al que sea, comienzo a establecer una relación, que es la base para definir qué necesita. Y ahí hay variables, un montón de cosas y cada uno necesita cosas distintas, por lo que no se puede categorizar ni echar en el mismo saco como que los jugadores “así” necesitan de algo en particular.

- ¿El futbolista, en general, es abierto a contar sus problemas?

- En mi experiencia, he tenido muy poquitas resistencias. No me ha tocad alguien que me diga “no creo en el psicólogo”. Hay relatos de futbolistas que quizás se encuentran más incómodos, que no quieren compartir algo o buscan entender por qué deben revelar algo, más de curiosos. Yo, además, tengo una consultora y ahí llegan los futbolistas. Van en una búsqueda personal.

- Dijo en LUN que le gustaría volver a la U. ¿Qué le podría aportar al club en este momento?

- Es una sensación como muy de guata, cuando uno dice “quiero estar”, porque me encantaría seguir ayudando. Creo que viene desde una mirada bien compasiva, como cuando uno ve sufriendo a alguien que quiere. Dan ganas de ayudar, de aliviar ese dolor. Eso me pasa instintivamente, pero también tengo racionalidad y me pregunto si sería conveniente. Quizás tendría las mismas limitaciones. ¿Qué podría aportar? No solo en la U, el método mind sport, que tiene como premisa que no se puede dar lo que no se tiene. Me siento muy competente y donde se necesitan resultados inmediatos, lo que yo hago es facilitar relaciones efectivas, transformando el sistema en uno que funcione.