Entrevista AS | Parte I
Matías Rodríguez en AS: la crisis de la U, sus ‘pesadillas’ en la cancha y un consejo a Osorio y Assadi
El defensa más goleador en la historia azul saca la voz: “Los partidos de la U los miro solo, porque me pongo nervioso y no me gusta que mi familia me vea así”.
Matías Rodríguez (36) se retiró del fútbol hace poco más de dos meses. El argentino nacionalizado chileno tomó esa decisión porque estaba cansado físicamente, pero también para pasar más tiempo junto a su familia. “Estoy bien. Me encuentro disfrutando de otra etapa, de poder levantarme y llevar a mis hijos al colegio, de ir al gimnasio, de volver a casa y de seguir estudiando”, relata el ídolo de la U a AS.
Ahora, el ex lateral apunta a la dirección y gestión deportiva, aunque también está ad portas de convertirse en entrenador. “Estoy preparándome para lo que me gusta y siempre busco hacer cosas para ocupar la cabeza, que es importante”, complementa Rodríguez, el defensa más goleador en la historia de Universidad de Chile con 57 conquistas en 339 encuentros, y quien concluyó su carrera en Defensa y Justicia.
- ¿Sentía que le debía tiempo a su familia?
- No. Ellos sabían a qué me dedicaba y lo que representaba no estar en fechas importantes o en el día a día como quisiera. Los fines de semana, donde normalmente están el papá y la mamá, yo justamente nunca estaba, pero bueno. Ahora, como te dije, disfruto estar en el día a día y el fin de semana se aprovecha para las actividades que tengamos como familia. Llevo a mi hijo al fútbol, a mi hija a la casa de una amiga y esas cosas. Estoy disfrutando ese proceso.
- ¿Cuáles fueron las principales razones de su retiro?
- Fueron varias cosas que pasaron en el último año, donde se me fueron despertando alarmas o advertencias, y también por una decisión familiar. Nosotros queríamos tomar decisiones y empezar a disfrutar desde otro lado. Si me preguntas si podía haber seguido jugando, seguramente que sí, pero bueno. En ese momento estaba con la decisión de irnos de vacaciones y refrescar la cabeza. Le debía el viaje a mi familia, ya que lo venía postergando hace mucho tiempo. Nunca pudimos organizar bien unas vacaciones, porque siempre era sobre la hora y con tiempo limitado. Pero bueno, gracias a Dios lo pudimos hacer y también fue un motivo más. Yo diría que el último año y medio también estaba cansado de manejar. Manejé mucho tiempo al lugar de entrenamiento... Si bien es una decisión que tomamos como familia, eso también fue un poco desgastante.
- ¿Cómo terminó física y mentalmente?
- Muy bien, muy fuerte. Sabía que estar en Defensa y Justicia, un equipo que ustedes conocen por Sebastián Beccacece, era exigente, pero estuve a la altura de lo que él pretendía. Sabía que me tenía que cuidar un montón para ser una alternativa y bueno... Me tocó vivir una etapa de acompañamiento, de ayuda a mis compañeros. Justamente era el jugador más grande y nada, sentía el cariño de los chicos. Me pedían consejos de cancha, de familia, de vida, y me gustó ayudar. Me ponía contento cuando a ellos les iba bien, porque así también me iba bien a mí. Me sentí parte del crecimiento de ellos y lo disfruté un montón.
- ¿Cuál fue el capítulo más feliz de su carrera?
- Sacando la Copa Sudamericana con la U, que a nivel institucional y país fue algo muy grande y lindo, me quedo con el 2012, cuando tras la eliminación en la Libertadores, me citaron a la Selección argentina. Esa fue mi mejor versión en la U.
- Y a propósito de la Albiceleste, ¿cómo fue compartir con Messi, Agüero y Di María?
- Los conocía e imaginaba que por ahí no me iban a dar bola ni prestar atención, pero nada que ver. Me llevé una grata sorpresa. Fueron muy humanos, muy humildes, y lo disfruté un montón. Aproveché, aprendí, y ahora sobre todo, con la cabeza un poco más fría, disfruto de las cosas que conseguí. O cuando me pongo hablar con amigos, con la familia, ellos me hacen entender o ver dónde llegué y lo que conseguí. Pasaron muchas cosas lindas en mi carrera.
- ¿Y cuál fue su momento más triste en el fútbol?
- Ahora, cuando me tuve que ir de la U. Si bien fue una decisión en conjunto con el club, nunca imaginé irme. Pero bueno, son decisiones que uno va tomando a lo largo de la carrera y después hay que asumir.
- ¿Su carrera superó sus expectativas o le quedaron cosas pendientes?
- Me hubiese gustado, sobre todo en la U, poder jugar una final de Copa Libertadores. Es una cuota súper pendiente que lamentablemente quedará...
- En la U le tocó ser parte de un 5-0 y un 4-0 a Colo Colo en apenas dos meses, en 2012. ¿Cómo recuerda esas jornadas?
- Ni hablar... El 5-0 fue un partido bastante trabado en el primer tiempo, hasta que le expulsan a uno de ellos (Mauro Olivi) sobre el final y Marcelo (Díaz) hace un gol de tiro libre. Y bueno, después el segundo tiempo fue todo nuestro y ahí se marcó la diferencia en el juego. Y al poco tiempo eso se ratificó con el 4-0. Veníamos con un 2-0 abajo y pudimos ganar con los tres goles de Junior (Fernandes). Son partidos que obviamente serán recordados por mucho tiempo.
- ¿La U de Sampaoli fue más que el Colo Colo de Borghi?
- Es que yo tengo que hablar por lo que me tocó vivir a mí. No me gusta comparar un equipo con otro, como incluso pasó en ese momento, cuando nos compararon con el Ballet Azul. Yo decía que fueron dos etapas diferentes. Lo que hizo el Ballet Azul fue algo increíble y soñado, pero no, no me gusta la comparación.
- ¿Cuál fue el entrenador que más lo marcó?
- No puedo dejar de nombrar a Gerardo Pelusso, porque él fue la persona que me dio la posibilidad de jugar en Nacional, donde me aceptó una prueba. Normalmente, en un equipo grande no existe una prueba en Primera División. Después, obviamente, también me marcó Jorge Sampaoli, quien fue el técnico que sacó mi mejor versión.
- Si tuviese que armar un Top 3 de los jugadores que más les costó marcar en Chile, ¿a quiénes nombraría?
- (Edson) Puch es uno. Incluso, cuando lo enfrentaba en los entrenamientos, cuando jugaba con nosotros en la U, era bastante complicado el hombre. Era muy bueno. Tengo muy buena relación con Edson. Otro que me hizo pasar una mala tarde en un Superclásico fue Martín Rodríguez. Hizo lo que quiso y lo odié (ríe). Y el tercero es Jonathan Benítez, de Palestino. Siempre me gustó ese jugador, ya que iba para adelante y en varias ocasiones me superó con bastante facilidad.
- ¿Qué le genera el presente de la U?
- A nadie le gusta ver así a la U. El que tuvo la posibilidad de estar ahí lo sabe... Justamente pasamos una situación similar en los últimos dos años y no es lindo estar peleando en la parte baja. Es una mochila que a veces se va poniendo cada vez más pesada cuando pasan los partidos y no se consiguen los resultados. Pero bueno, como todo hincha de la U, estoy esperanzado y tengo mucha fe de que los chicos van a sacar esto adelante. Eso lo deseo de corazón y ojalá que pase.
- ¿Sufre solo cuando ve los partidos de la U o eso también se traspasa a su familia?
- No, los veo solo, porque justamente me pongo nervioso y no me gusta que mis hijos y mi familia me vean así mirando un partido (ríe).
- Me imagino que su ‘molestia’ debe ser doble al ver a Colo Colo en la cima, ¿no?
- No. Me enfoco más en el deseo de que la U mejore. Obviamente que también repercute mucho más que Colo Colo esté primero y que la U no esté tan bien. Hace más ruido a nivel mediático y al hincha.
- ¿Los actuales dirigentes de Azul Azul le están haciendo mal a la U? Los hinchas del club han pedido, una y otra vez, que se vayan…
- Sí, eso lo vienen pidiendo hace bastante tiempo. Bueno, hay que entender que cuando las cosas no salen, siempre hay que culpar a alguien. Y en este caso le ha tocado a la dirigencia por varios años seguidos, pero nada. Ahora prefiero apoyar al equipo y dejar de ponerle leña al fuego. Hay que tirar buenas vibras para que todos unidos, desde el primer dirigente hasta el último funcionario del club, puedan sacar esto adelante y de una vez por todas empiecen a luchar en la parte alta del torneo para clasificar a copas y demás.
- ¿Qué consejo les daría a Darío Osorio y Lucas Assadi, los dos grandes proyectos de la U?
- Que no se nublen. Obviamente son chicos que ya tienen un acompañamiento, una ayuda. Lamentablemente no los conozco, porque cuando estuve en la U, ellos todavía no estaban en el primer equipo, pero nada. Deseo que tengan los pies sobre la tierra, que no se dejen llenar la cabeza por cosas que salen en la prensa y que vivan el día a día y disfruten, porque son muy jóvenes. Que sigan con esta humildad y se sigan esforzando al máximo como lo están haciendo.