Una mínima esperanza

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Chile completó seis partidos sin ganar bajo la conducción de Eduardo Berizzo. También se podría decir que el DT no ha logrado vencer desde que asumió el mando de la Roja. Tal vez, ni siquiera los más pesimistas creían que la cosa iba a ser tan difícil en la transición hacia la conformación de un nuevo plantel en el cuadro nacional. Claro, estamos a las puertas del inicio del Mundial de Qatar y el asunto como que no tiene gran relevancia, pero sin Copa del Mundo de por medio no faltarían los que volverían a insistir en sacar al ex ayudante de Marcelo Bielsa desde Juan Pinto Durán.

Fue derrota por 1-0 ante Polonia. Los locales celebraron como si se hubiese tratado de un partido por los puntos y no del último amistoso antes de viaje a Qatar. Lo que pasa es que, de acuerdo al desarrollo del encuentro, el conjunto que parecía listo para viajar al Mundial era Chile y no los europeos. Así de dominador fue el cuadro nacional, pero en una de las últimas jugadas Polonia anotó el 1-0 y obtuvo la victoria, sin ningún asidero futbolístico. Esto no es novedad, eso sí, en el acontecer histórico y actual de la Roja.

Al menos, los dirigidos por Berizzo exhibieron otro panorama de juego. Chile manejó completamente el balón, el foco de las acciones se concentraron predominantemente en el sector oponente, hubo generación de situaciones de finalización y, cuando los polacos contraatacaron, la defensa entregó respuestas pertinentes. Ahora, si el equipo no mete goles en forma regular (solo suma dos tantos con el DT), el futuro otra vez puede ser lamentable, como ahora, por segunda vez observando a la distancia otra Copa del Mundo.

En buen chileno, ‘no hacerle ni un gol al arco iris’ pasó también con Reinaldo Rueda, después en la etapa de Martín Lasarte y se prolonga, en la actualidad, tras el arribo de Berizzo. El panorama a corto plazo tampoco genera ilusión y eso es lo peor. Con el balón en movimiento, el único delantero nominal de la Roja fue Diego Valencia en Varsovia. Claro, Alexis Sánchez aparecía en la formación como el segundo atacante, pero en lo que ha sido la tónica en los últimos años en la Selección otra vez su rol de mediapunta pasó a ser más relevante. Entonces, el único que pudo echar una mano arriba fue Arturo Vidal y, en esta oportunidad, se sumó Marcelino Núñez, uno de los mejores ante Polonia.

La única salida posible es que Ben Brereton siga evolucionando en la Roja y profundice así la trascendencia ofensiva que adquirió tras su inesperada aparición en la Copa América de Brasil. Menos mal que Berizzo hoy puede contar con el chileno-británico y que Lasarte se atreviera antes a brindarle la titularidad. ¿Qué habría sido de nosotros sin la presencia del atacante del Blackburn Rovers?

Hoy, el porvenir de Chile está clarísimo en ofensiva. En nomenclatura táctica, será solo con un delantero y medio (Sánchez retrocediendo para asociarse y asistir, y Brereton bien de punta y con movilidad por todo el ancho del ataque, por ejemplo). No tenemos nada más. Hay que olvidarse de los tres delanteros y de la evocación del pasado reciente con los logros históricos. La Roja será un conjunto de pocas acciones de finalización, porque así es su realidad, y que haya exhibido un desarrollo futbolístico mayor en Varsovia deja al menos una esperanza. Los equipos de contenido ofensivo dosificado precisan un soporte relevante en los otros dos sectores (defensa y mediocampo) y, ante Polonia, algo de eso traslucieron los dirigidos por Berizzo.

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