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ENTREVISTA AS

“Vendí mi casa en Chile, hablé con mi familia y me vine a Europa a cumplir mi sueño: ser técnico”

“Veía a mucho profesional que no hacía bien el trabajo y me sentía frustrado, así que le dije a mi esposa “comencemos de cero”. Ella creyó en mí”, afirmó.

“Vendí mi casa en Chile, hablé con mi familia y me vine a Europa a cumplir mi sueño: ser técnico”

Emilio García tenía 42 años cuando decidió que iba a dar un giro radical en su vida. Mientras lideraba un equipo que prestaba servicios de alimentación para una empresa minera, recordó que su gran sueño estaba en otra área: el fútbol. Esa semana regresó a su casa en Puente Alto y le dijo a su esposa que se quería ir de Chile. Ella, sorprendida con la propuesta, optó por acompañarlo en el nuevo camino.

“El 2022, la empresa donde trabajaba (Aramak) firmó uno de los contratos más grandes de Sudamérica, que era el proyecto Quebrada Blanca en Iquique. Me fue muy bien y tuve números azules, pero yo veía mucho profesional que no hacía bien el trabajo y me sentía frustrado porque yo soy muy planificado, así que conversé con mi familia y les dije “voy a deshacerme de todo y voy a empezar de cero”. Que no anhelaba el dinero porque yo no estaba preocupado de comprar un Mercedes o de comprar un terreno en el sur, y que me quería ir a España”, cuenta a AS Chile.

Desde Barcelona, a través de un contacto telefónico, García profundiza: “Tenía una casa en Coquimbo y otra en Santiago. Le vendí una a un amigo y me dejé la de Coquimbo como reserva por si algún día tengo que volver. Le dije a mi familia que nos fueramos porque quería estudiar para ser entrenador. Ellos creyeron en mí”.

- ¿Cuánto dinero implicó la partida a España?

- Me vine con los ahorros que tenía, pero acá la plata se va rápido. Yo vine en marzo del 2023 a gestionar el tema de los estudios: aproveché que tenía dinero y pagué todo el curso. Me costó 3.500 euros los tres niveles. También vi el lugar donde vivir, que era un sector bien bueno y cómodo (La Sagrera), pero eran 1.300 euros mensuales solo por una pieza. A ese ritmo se me iba a ir el dinero demasiado rápido. Además, para el trámite de visa, debía tener 10.000 euros en una cuenta como respaldo...

- ¿Qué hizo con el alojamiento, entonces?

- Después me cambié a otra pieza de 450 euros mensuales, pero el sector no era muy bueno. Mi esposa se puso a estudiar para asistente administrativo y tomamos la oportunidad (del alojamiento) solo porque pasábamos poco tiempo allí.

- Son sacrificios para cumplir su sueño...

- Sí, estoy cumpliendo un sueño. Llegué a estudiar a ANEFF, que es la Academia Nacional de Entrenadores, y llevo dos niveles. Ahora debo estar seis meses como entrenador en la Federación Catalana de Fútbol y en abril podré pasar al nivel tres. Llevo cuatro meses en Club Sportivo Júpiter... Trabajo en análisis del primer equipo y dirijo a la Juvenil B desde septiembre. Con la licencia actual podría dirigir hasta Tercera Division de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF).

- ¿Cómo ha sido esta experiencia a nivel de estudios?

- Tuve buenos compañeros, fui aprendiendo bastante y tuve profesores buenos. Algunos venían de La Masía, otros habían estado en Tercera y hay expertos en metodología. Me fui dando cuenta de muchas cosas y ahora me considero un conocedor del fútbol base. Juanjo García es el director deportivo de Júpiter y a él lo conocí porque era mi profesor de táctica. Me dijo que me traía porque era el mejor de la clase y que ha visto cosas que no había visto antes. Yo creo que es por la minería...

- ¿A qué se refiere?

- Cuando trabajaba, si no tenía postre en el casino, me multaban con 80 UF. Pasaban siete mil trabajadores y a veces no tenía quién repusiera (los postres), no tenía gente en la pastelería y no tenía quién lavara. Imagínate la vuelta que tenía que dar, sin considerar la prevención de riesgo. Era un caos y me hacía estar muy alerta. Ahora soy metódico para darle explicaciones a los jóvenes y los padres están felices.

Emilio García entrena a pequeños españoles.
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Emilio García entrena a pequeños españoles.

- ¿Cómo se mantiene ahora en términos económicos?

- Mi señora está trabajando en una cafetería y ella gana 1.300 euros. Entre los dos hacemos como 1.800, pagamos 1.000 (en hospedaje) en Santa Coloma y ahí estamos ajustados. Hacemos lo que más pueda. También estoy de coordinador de futbol 11 y fútbol 7 en club de futbol que se llama Lloreda. Ahí empecé a hacer las prácticas con niños pequeños y yo siento que han aprendido mucho.

- Independiente de que por ahora esté ajustado, se siente feliz, entonces...

- Sí, estoy aprendiendo y si me va bien, genial. Estoy haciendo un curso en el Espanyol, fui a entrevistas y quedé seleccionado entre 500 personas. Tengo una capacitación los días viernes y ellos después quieren abrir academias fuera de España. Tengo compañeros FIFA, ex jugadores y eso es otro roce.

¿Por qué dejó la minería para ir al fútbol?

- Hablamos sobre la decisión de dejar Chile y su presente, ¿pero por qué quería ser entrenador de fútbol?

- Desde chico jugué fútbol de barrio, pero nunca tuve la oportunidad (de seguir) porque mi vieja trabajaba full de operaria en una fábrica de calcetines y nunca me fue a ver ni nada. Pero sentía un liderazgo: a los 13 años hice una canasta familiar, armé una rifa y mandé a hacer camisetas para un club pequeño que teníamos. También jugué como lateral derecho en el Club Deportivo Unión Santa Amalia de La Florida, pero mi mamá se cambió de casa, crecí y dejé de jugar. Estudié administración de empresas y como fui ascendiendo rápido, me dediqué a eso.

- Pero nunca se olvidó del fútbol...

- Hace 12 años conocí a mi esposa actual. Ella tenía un hijo de seis años y yo lo empecé a llevar a jugar fútbol... Iba a ver los entrenamientos y no me gustaba lo que le enseñaban y cómo lo practicaban. Empecé autodidacta a averiguar un poco, me tincó estudiar porque vi que es mucha planificación y pensé ‘la gente no sabe este tema y estamos muy mal como fútbol base’ y me empecé a interiorizar. Hice un curso de INAF, que son reforzativos para ser iniciador. Apliqué lo que más pude en el fútbol de barrio y me fue bien ese año, salimos campeones con el mismo Santa Amalia que yo había jugado en la infancia... Ahora fui más allá y di un nuevo paso en el sueño.