LANZAMIENTO

10 confesiones imperdibles de Fernando González, la mejor derecha de la historia

El periodista Gonzalo Querol escribió un libro sobre la carrera del ex número cinco del mundo, quien encabezó el lanzamiento realizado en la Universidad Andrés Bello.

Fernando González está feliz en la entrada del Teatro Colonial de la Universidad Andrés Bello, en Las Condes. Acompañado por su familia, el ex tenista llegó con 20 minutos de anticipación: “Pensé que venía adelantado, pero veo que todos son más puntuales que yo”, bromea ante la presencia de múltiples fanáticos que se acercan a saludarlo. El campeón olímpico participará en el lanzamiento del libro ‘Fernando González: la mejor derecha de la historia’, escrito por Gonzalo Querol y que relata toda su vida como deportista, desde la niñez hasta el retiro.

Al ingresar al salón, a González le piden fotografías. “Ya puedo morir tranquilo”, dice uno de los admiradores al conseguir su objetivo. Mientras camina hacia el escenario, su pareja y leyenda del hockey, Luciana Aymar, se sienta en el público. Al mismo tiempo, otras personalidades se posicionan: Jaime Fillol, Neven Ilic, Exequiel Carvajal (’Yogurt de Mora’), Germán Codina, Benito Baranda y muchos otros.

El lanzamiento, que organiza Ediciones de la Lumbre, incluye una conversación entre Querol y González, pero antes de aquello, el ex número cinco del mundo se levanta y agradece. Cuenta anécdotas, destaca a algunos presentes y bromea: “Aquí está Enrique Aguayo, que fue el psicólogo deportivo durante mi carrera... yo también lo atendía a él”. Las risas ayudan a distender el ambiente. Un video con momentos especiales de su carrera, también.

Querol cuenta que trabajó durante seis años y con 70 entrevistados para lograr este resultado. Agrega, también, que aprovechó la pandemia para avanzar a un ritmo más acelerado porque los tenistas tenían más disposición a participar. González, a un costado, no pierde oportunidad para sacar carcajadas: “Ya han pasado diez años y medio desde que me retiré. Lo sé porque lo voy contando con los kilos”. El diálogo fluye, el público se entusiasma y la estrella lanza algunas frases memorables:

“Pasé de tener pósters en la pieza a compartir con leyendas del tenis. Ahora, con este libro, recién le estoy tomando el peso”

“Como conocía a (Nicolás) Massú, sabía como hacerlo picar en el dobles. Le decía que alguno de los rivales lo miró feo y se le salía la cadena”

“Yo vi el título de Colo Colo en 1991 o la participación de Chile en Francia 1998. Son momentos que se te quedan guardados y te imaginas que algún día puedes lograr algo así. Cuando ganamos el oro en Atenas (2004), fue increíble y agotador. Hasta Ricardo Lagos se asustó con el ambiente que se generó porque él estaba en su parcela y lo fueron a entrevistar. Nosotros recién lo dimensionamos cuando llegamos a Chile porque nos siguieron con helicóptero, nos llevaron a La Moneda y éramos como los Rolling Stones”

“Lloré muchas veces de tristeza, pero solo una vez lloré de alegría: cuando le gané a (James) Blake en semifinales de Beijing 2008″

"Cuando ganamos el oro olímpico, con Massú nos abrazamos y nos dijimos cosas. Pero ninguno de los dos se acuerda qué nos dijimos... como que nos fuimos a negro. Quisiera saber, pero quedará como una gran duda"

En medio de la conversación, Gonzalo Querol explica el nombre del libro. Dice que muchos de sus entrevistados, incluido Larry Stefanski que lleva cinco décadas mirando tenis, coincidieron en que González fue una de las mejores derechas de la historia. Le calzó perfecto. “Yo me di cuenta muy tarde que mi derecha hacía tanto daño. De hecho, siempre le intenté pegar más fuerte pensando que quizás no era suficiente”, reflexiona el ‘Bombardero de La Reina’ en la actualidad.

El cierre se acerca y los organizadores le dan la oportunidad al público para que haga preguntas. Un niño de cinco años lo saluda y le pide un consejo, pues él, dice, quiere ser tenista: “Lo más importante es que disfrutes el juego al máximo”, le responde González. Otros le agradecen por su carrera y le revelan que faltaron a muchas clases para ver sus partidos. La alegría en el salón se expande, más personas quieren intervenir y el ex tenista deja otras confesiones:

"Me faltó ganar un Grand Slam porque esa era la razón de mi calendario, era mi foco, era lo más importante. Ahí estaban los puntos, el billete, todo (...) lo ganado, ya está, ya fue, pero de las derrotas me acuerdo más. A veces digo 'pucha, la generación que me tocó'..."

"Un gran amigo me dijo que yo tenía un gran poder porque yo podía hacer feliz a la gente. Que alguien pasaría por fuera del kiosco y se alegraría. Esa fue una motivación por mucho tiempo. Me hubiese gustado vivir esas alegrías, cuando los niños perdían clases o cuando se juntaban a celebrar en el Mercado Central"

"Lo reconozco: a veces forzaba el 'vamos', especialmente cuando sabía que había un grupo de chilenos. Lo usaba para intimidar al rival"

"Una vez, en Toronto (2006), jugué contra Federer. Larry (Stefanski ) me dijo 'no hagas de más', entré y me ganó el set en 18 minutos. Me dio vergüenza (ríe). Después, cuando le gané en Shanghai, fue un alivio. Me había ganado diez veces, dije 'por fin' porque ya no tenía por donde"

"Jugar tenis te lleva al límite, pero al ser padre, uno conoce los 360 grados del amor. Ser papá es único, es lo más desafiante que me ha tocado porque nadie te enseña. Es un amor incondicional".

Antes de los aplausos, las selfies y los autógrafos, una última persona del público pide la palabra. Es el padre de Gonzalo Querol, autor del libro: “Fernando, le quiero agradecer”, comienza. Y emociona: “Mi hijo es un trabajador común y corriente, de La Pincoya. Él no sabía cómo iba a reaccionar usted, yo le decía que le escribiera nomás... usted se puso a disposición y se lo vuelvo a agradecer porque esto sirve para incentivar a otros niños de la población”. La ovación se multiplica hacia el campeón olímpico y también, hacia el escritor de ‘Fernando González: la mejor derecha de la historia’. Algunos presentes se retiran, otros intentan acercarse a su ídolo y poco a poco se acaba la tarde de homenaje a una de las leyendas deportivas de Chile.