ENTREVISTA AS
El crack chileno que llegó a París 2024: “Vine a ver a mi polola, que es seleccionada francesa”
Viajó por el día porque se tiene que devolver a la pretemporada: “Fue un orgullo, quiero que todo el mundo vea lo increíble deportista que es”.
Son las 13:30 horas de Francia y el calor golpea a los espectadores del voleibol playa en el Estadio Torre Eiffel. Allí, mientras la selección francesa choca ante Alemania por la primera fecha de París 2024, un chileno observa atentamente.
Es la historia de Erwin Feuchtmann, seleccionado de balonmano que viajó por una emotiva razón: “Vine a ver a mi polola, que es francesa y juega por la selección de beach volley. Hoy tuve libre y pude venir a verla por el día. Tomé un vuelo en la mañana y vuelvo en la tarde a Toulouse porque estoy en plena pretemporada. De hecho, mañana partimos una semana a Andorra”, contó el deportista a AS Chile.
Pese a la derrota por 2-0, el chileno quedó feliz con la participación histórica de su polola: “El ambiente es increíble y la sede es espectacular. Yo estoy con ganas de que todo el mundo vea lo increíble deportista que es... Yo he visto todo el proceso: las frustraciones, el día a día y la rutina. Para ella, estar aquí hace un año y medio era casi imposible, pero lo logró con trabajo y buenos partidos”, agregó.
- ¿Lo emociona ver a su polola en un evento así?
- En la vida de un deportista estos momentos son tan cortos y tan particulares, que lo hace emotivo. Hoy fue un orgullo verla jugar. No fue el mejor inicio, pero tienen dos partidos más. Son sus primeros Juegos Olímpicos, en casa y representando a tu país, es indescriptible. Es un doble plus de emotividad y simbolismo. Hay que canalizar bien las emociones y yo creo que van a hacer un buen torneo.
- ¿Cómo se conocieron?
- El centro nacional de beach volley está en Toulouse. ¿Y cómo nos conocimos? Fue a un partido a hacer el saque inicial y pensé ‘está guapa esa chica’ (ríe). Después la volví a ver en un VIP donde están los sponsor y ahí empezamos a hablar. Así comenzó todo. Tuvimos café y fuimos al cine, hasta que un día le pedí pololeo (ríe).
- ¿Siente diferencias culturales?
- No tanto porque ella tiene una parte española y eso es similar. La diferencia es de edad porque yo soy nueve o diez años más grande que ella y yo jamás busqué eso, pero se dio y no ha sido un tema. Más que un choque cultural, ese era mi mayor miedo, pero no ha ocurrido porque ella tiene una madurez interna.
- ¿Se comunican en español o francés?
- Hablamos mayormente español, pero ella me ha ayudado mucho con el francés. Yo le digo que me corrija para hablar decente (ríe). Estamos contentos juntos.