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La carrera más extrema del mundo
El Marathon Des Sables, carrera de ultrafondo que se desarrolla en el desierto del Sahara en Marruecos, es una de las competencias más afamadas del planeta.
El cuerpo y la mente son herramientas del cuerpo humano que tienen la enorme capacidad de ser trabajadas y moldeadas para ser llevadas a límites inimaginables. Sin embargo, por mucho que se esculpen, hay desafíos tan exigentes que solo vivirlos -y superarlos- dan cuenta de que siempre se puede ir por más. Esta, quizás, pueda ser una definición bastante certera de la Marathon Des Sables, la carrera de ultrafondo más extrema del mundo.
Creada en 1986 por el francés Patrick Bauer, este 2023 se llevará a cabo la edición número 37 con récord de participantes, la que promete ser todo un espectáculo cuando el próximo 21 de abril se da inicio a la competencia en el desierto del Sahara en Marruecos, uno de los más áridos del mundo.
Para la presente edición, que congregará a 1.200 corredores, conocimos la historia de dos participantes que se aventurarán a disputar este desafío. ¿El primero? Nicolás Goldstein tiene 49 años y es el Presidente Ejecutivo de Accenture Chile. Lleva más de 25 años corriendo, y en su larga lista de logros deportivos se encuentran más de 10 maratones, incluyendo cuatro de las Major (Boston, Chicago, Nueva York y Berlín). El empresario cuenta con orgullo que corrió los 100 km del desierto de Paracas en Perú y dos veces El Cruce Columbia.
“Es un trabajo muy duro, muchos kilómetros semanalmente mezclando trabajo de fondo entre 20 a 30 kilómetros, y más corto a distintos ritmos y en distintas zonas aeróbicas. Tuve que cambiar mi alimentación, poniendo foco en comer más calorías y proteínas para los músculos. Por último, pero no menos importante cuidar los pies y las articulaciones ya que la carga de kilómetros es muy alta semanalmente”, asegura Goldstein.
Sergio Scarabino tiene 53 años, es diplomático y un fanático del deporte desde siempre. Se inició en sus primeros años en el rugby, pero luego encontró en el mundo del running y las largas distancias su lugar en el mundo.
“Corrí muchas veces la Maratón de Santiago, un par de veces la de Buenos Aires y una vez la de New York. Conozco desde hace muchos años la Maratón Des Sables y era uno de mis pendientes en mi lista. Llevo ya un año preparando esta carrera”, asegura.
Scarabino comenzó hace más de un año, aumentando las salidas a los cerros, y trabajando duro con un preparador físico. “Tuve que cambiar completamente la forma de entrenar, haciendo foco en mantener las pulsaciones bajas para favorecer la recuperación, considerando que en Sables voy a tener que salir a hacer largas distancias con mucho calor llevando peso en la espalda durante siete días seguidos. Al principio era desesperante porque tuve que reducir muchísimo mi velocidad, pero finalmente acepté que, en este tipo de carreras, es más importante saber que al día siguiente vas a poder repetir el esfuerzo y tu cuerpo tiene que estar listo para eso”, complementa.
El duro desafío que presenta el Marathon Des Sables
La carrera cuenta con un total de 250 kilómetros, dividido en seis etapas, que promedia entre 20 a 40 kilómetros por día, con excepción de una de ellas que es de 80 kilómetros, por lo que no solo hay que prepararse para correr esas distancias, sino que también estar listo para llevar las raciones de comida diarias, la mochila, el saco de dormir y todo el un kit de supervivencia, el que no puede pesar más de 15 kilos.
Los corredores llevan artículos personales y alimentos para toda la carrera. Los organizadores proporcionarán sólo el agua diaria (cerca de 9 litros, dependiendo de la duración de las etapas). Cada participante debe estar abastecido con un equipo mínimo de supervivencia, kit de mordedura de serpiente y al menos 2.000 kcal de energía por día. El recorrido de la carrera cambia anualmente, generalmente consiste en llanuras rocosas, lechos de ríos secos y dunas de arena, con sólo ocasionalmente pequeños pueblos. La temperatura alcanza durante el día 40 °C o más, mientras que en la noche puede caer mucho.
A lo largo de los años, la Marathon Des Sables ha visto varios eventos noticiosos notables. En 1994, el corredor Mauro Prosperi se perdió en el desierto durante nueve días antes de ser rescatado. En 2013, la carrera se vio amenazada por una tormenta de arena que obligó a los organizadores a cancelar una etapa y reducir la distancia de otra. Y en 2020, la carrera fue pospuesta debido a la pandemia del COVID-19. Lamentablemente durante la versión Nº 35 de la Maratón, un corredor francés falleció de un paro cardíaco.
“Mi único objetivo desde lo deportivo y lo mental es llegar a la línea final. Nunca enfrenté un desafío tan grande. La sensación después de las carreras largas que corrí es como si hubiera recibido una inyección enorme de energía positiva cuyo efecto se extiende en el tiempo”, cierra Sergio Scarabino.
“Lo más importante es terminar sin lesiones. Es una carrera de máxima exigencia donde hay que cuidar los pies, las articulaciones, los músculos pero inclusive el estómago porque vamos a comer comida liofilizada y tomar muchos geles y pastillas de sal para no deshidratarnos y mantener las calorías necesarias. Eso hace que la meta de terminar ya sea suficientemente exigente”, agrega Nicolás Goldstein.
Entre el 21 de abril y el 1 de mayo se llevará a cabo la competencia que, al igual que en ediciones anteriores, será extremo, tan extremo como cruzar 250 kilómetros del desierto del Sahara.