ENTREVISTA AS | PARTE II

“En Chile no se supo capitalizar mi medalla de oro... Si yo soy directivo y veo que tengo a un campeón mundial...”

“Cuando fui a Brasil, Estados Unidos o España, me di cuenta que mi figura como campeón era muy potente”, dice David Dubó a AS.

Periodista en las secciones de Fútbol y Más Deporte. Referente a la última, tiene un especial fanatismo por el tenis. Entró a Diario AS en 2019 a realizar su práctica profesional. Dos años más tarde se integró de manera estable a la redacción del sitio. Es titulado de Periodismo con Mención en Comunicación Digital por la Universidad Finis Terrae.
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David Dubó se despidió del karate a los 39 años. El pasado sábado 30 de agosto, en el Gimnasio Municipal Renca Poniente, el deportista recibió un homenaje por sus múltiples éxitos. Ahora, en rigor, el medallista de oro en el Mundial de Tokio 2008 continuará ligado a la actividad, pero desde el rol de entrenador.

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En esta segunda parte de la entrevista con AS, Dubó repasa su carrera en profundidad, habla de su vínculo con Dios y revela cómo proyecta sus próximos años. “En Chile... tal vez la Federación no supo capitalizar esa medalla de oro”, adelanta.

- ¿Cree que su carrera tuvo el reconocimiento que merecía en nuestro país?

- Yo creo que fui un muy buen atleta, en una época donde no había tanta inmediatez, donde no había redes sociales. No te podría decir que hubo una animosidad, sí quizás fue mala suerte. Tal vez los mismos futbolistas de antaño te dirían lo mismo, que nunca tuvieron los contratos, los patrocinios que tienen los chicos de ahora. Lamentablemente, uno nunca es profeta en su propia tierra. Cuando fui a Brasil, Estados Unidos o España, me di cuenta que la figura de David Dubó como campeón del mundo era muy potente.

- ¿Y en Chile?

- En Chile... tal vez la Federación no supo capitalizar esa medalla de oro. Si yo fuese de la directiva y veo que tengo un campeón del mundo, lo paseo de Arica a Punta Arenas por todos lados, justamente levantando el deporte que dirijo. Lo mando a hacer charlas, seminarios, que vaya a los clubes deportivos, lo mando al dojo de karate de Isla de Pascua, no sé. Trataría de sacarle partido, tal vez en esa línea pudo haber sido mejor, pero tampoco me quedo pegado en eso, porque agradezco el apoyo. Lo que hice, no lo hice solo.

- De todos modos, está agradecido...

- Totalmente agradecido de todo lo que me dio el deporte, ADO (Asociación de Deportistas Olímpicos de Chile), el Team Chile, el Comité Olímpico, la Federación... Hoy entiendo que es mucho mejor y me pone muy contento, y que cada día sea mejor para que los atletas, que se sacan la mugre y se desviven por el sueño olímpico, puedan enfrentarse en igualdad de condiciones a las potencias a las cuales tenemos que ganarle.

David Dubó y su esposa, el día de su retiro, en el Gimnasio Municipal Renca Poniente.

- Noté que constantemente le agradece a Dios y que es una persona muy creyente. ¿Siempre fue así o hubo un cambio en algún momento de su vida?

- Yo nací en una familia cristiana, y siempre tuve muy presente a Dios en mi vida, siempre ha sido el pilar de mi vida. En los momentos malos, si no hubiese sido por él, yo habría tomado muchas malas decisiones. Fue por él que pude conocer a mi mujer. Tenía una necesidad de entender cuán presente estaba en mi vida, y gracias a él evité ciertas personas, ciertos lugares, instancias donde las personas se pierden, por la fama, las lucas o la exposición. Yo nunca fui un personaje, y por eso es que a veces no era políticamente correcto. Pero tampoco nunca le he pegado un bibliazo en la cabeza a nadie, jajajá. Siempre es desde el amor, de la tolerancia, pero con mis convicciones claras, sobre todo en un medio tan intenso. Mi estado de ánimo no pasa por las redes sociales, sino por mi relación con Dios. Es un poco el perfil de ser humano que trato de proyectarle a mis alumnos. Uno no es karateca porque pega fuerte, sino por cómo es como persona.

- En todos estos años de carrera deportiva, ¿cuál fue el mayor sacrificio que debió hacer?

- El tiempo con mi familia, incluso antes de casarme y ser papá. El tiempo con mis sobrinos, con mi mamá, mi papá... Me perdí muchos cumpleaños. Hasta mis propios cumpleaños, a veces me los cantaban personas que nunca más volví a ver en mi vida, jajajá. Me pasó en Denver, en Miami.... Y claro, se agradece, pero es raro. En 2010, para el bicentenario de Chile, mi familia se juntó en la playa, hizo la media fonda, y yo estaba en Turquía poh, jajajá. Esos momentos no se recuperan. Tampoco lo recuerdo con bronca, obviamente, pero es la respuesta que me nace.

- Para usted, ¿la medalla de oro en el Mundial de Tokio es la más significativa?

- Sí, tengo varias otras que fueron importantes, pero yo creo que esa marcó un antes y un después para el karate en Chile. No sólo para mí, aunque claro, el sueño de cualquier atleta es ser campeón del mundo en tu categoría, y más cuando ocurre en Japón, la tierra que vio nacer tu deporte. Ese, si no me equivoco, fue el Mundial de karate más concurrido hasta hoy. Entonces, fue como ganar el Mundial de fútbol en Inglaterra o el Mundial de esgrima en Francia, algo súper loco. Fue soñado y sí, sin dudas que me marcó a mí y al karate.

- Imagino que ahora se dedicará a su faceta de entrenador, y también a sus emprendimientos, pero ¿cómo se ve de aquí a diez años?

- Uff, el karate es mi vida. Yo sin él no sabría quién soy. No me veo viviendo desligado del deporte. Tengo una academia acá en Chicureo, una en Valdivia, lo más probable es que abra otra. Me veo compartiendo mi experiencia a las generaciones que tienen los mismos sueños y las mismas dudas que tuve yo. Me encantaría transmitirles esa confianza, esa seguridad, de que si tienen un sueño, que sueñen despiertos. Que duerman como campeones, que coman como campeones, que estudien como campeones, y van a llegar lejos. Y que intentando ser buenas personas, van a llegar más lejos todavía. La medalla va a llegar, es el éxito final de un camino con muchos fracasos, pero que no tengan miedo de equivocarse... que hagan. Me veo transmitiendo, impactando, enseñando, y aprendiendo. No me llama la atención algún cargo en particular, pero sí vivir mi vida tranquilo y seguir disfrutando de mi amor al karate.

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