“En Chile no todo es tan profesional... Hay muchos jugadores que no tienen las condiciones mínimas”

Barham Amor (29) es un jugador profesional de baloncesto. Se desempeña como base en Español de Osorno de la Liga Nacional y también es seleccionado nacional. En conversación con AS, el deportista habló sobre su relación con el básquet, la profesionalización de la liga y de su rendimiento.

- ¿Cómo nace su relación con el baloncesto?

- Comencé a jugar básquet a los 12 años. Antes de eso jugaba fútbol solamente, pero mi papá era entrenador de básquet y mi mamá había jugado, entonces siempre estuve como un poco ligado al deporte. Un día mi papá me invitó a jugar y yo no sé por qué acepté, pero me gustó y me enamoré del básquet.

- ¿Qué siente que le falta al básquetbol en Chile?

- Hoy se habla de que en Chile la liga de baloncesto es profesional, pero yo no sé si estoy tan de acuerdo con eso. Me parece que hay equipos, instituciones y jugadores profesionales, pero todavía falta mucho a nivel general. No todos los equipos les dan las condiciones mínimas a los jugadores, debería ser la misma base para todos, con contratos, imposiciones y que sea realmente una actividad profesional. Hay lugares cómo la UdeC y Leones de Quilpué que sí proporcionan esas condiciones mínimas, Español de Osorno también está haciendo las cosas bien. En otros lugares se les debe plata a los jugadores y a entrenadores de temporadas anteriores. Entonces creo que falta regularizar muchas cosas.

- ¿Considera que la profesionalización del deporte aportará a la selección chilena?

- Obviamente la profesionalización del deporte y de la liga van ser un plus para la selección. Lo ideal sería que las condiciones fueran iguales para todos desde las divisiones menores. Serviría también para motivar a más chicos a saber que se pueden dedicar al básquet y que pueden vivir de ello, al haber mayor competencia, obviamente van a haber más jugadores que puedan representar a Chile. En la Selección se están haciendo las cosas bien, no tuvimos el resultado que queríamos en el Clasificatorio para la Americup, pero creo que se ha dado un gran paso adelante, aunque aún falta.

- ¿Usted puede vivir del baloncesto?

- Hoy en día, gracias a Dios, sí puedo vivir del básquet y solamente me dedico a jugar. Si bien tengo mi profesión como kinesiólogo, no estoy ejerciendo y puedo decir que solamente vivo del básquet.

- Pasó de jugar en Los Leones de Quilpué a Español de Osorno, ¿en algún momento sintió que le iba a costar más vivir del baloncesto?

- Fue una decisión complicada, porque a mí me quedaban dos años de contrato aún en Leones y la institución te entrega una estabilidad como jugador, ya que hace contratos largos y te aseguran el pago de tu sueldo. Cambiar de club era dejar de lado un poco esa estabilidad económica y la tranquilidad que te genera para tu futuro. Pero yo sabía que en Osorno se estaban haciendo las cosas bien, que era un club serio y que estaban aspirando alto en la liga. Estoy feliz aquí en el sur, me gusta mucho la ciudad y no me arrepiento para nada del cambio que hice.

- Su rendimiento personal es de los mejores de la Liga, ¿siente qué está viviendo un renacer deportivo?

- Sí, fue un poco el motivo por el cual decidí cambiar de club. Sentí que había terminado un proceso en Leones y ya no me estaba sintiendo tan cómodo en el último año por un cúmulo de cosas, rendimiento, minutos jugados y diferencias con el entrenador. No estaba disfrutando tanto y me cuestioné si en verdad me gustaba el baloncesto. Pero ahora en Osorno creo que he logrado volver a sentirme jugador.

- ¿Cómo trabajó para recuperarse a nivel mental?

- Al venir a Español tuve el apoyo del equipo que me recibió muy bien, de mis amigos y de mi familia. Además, el club había contratado un psicólogo deportivo en ese entonces. Estuvo poco tiempo con nosotros, pero en una que otra conversación me ayudó. También Osorno es una ciudad súper fanática del básquet, entonces el apoyo de la gente hizo que agarrara confianza y reencontrara mi juego.