ENTREVISTA AS

Es chilena, mamá y furor en Instagram: “Para esto sólo se necesitan ganas”

Anais Sorensen tiene 27 años y se ha convertido en toda una referente de esta disciplina: “Hace 10 años soy vegana... No tomo alcohol ni tampoco fumo”.

Anais Sorensen, más conocida como ‘Yoga Woman’, se ha convertido en toda una maestra de la meditación. A esta joven chilena de 27 años, el yoga le cambió la vida por completo y hoy ya cuenta con casi un millón de seguidores en su cuenta de Instagram (@yoga__woman), donde casi a diario comparte tips y registros de esta disciplina y de su vida personal.

Es por eso que en medio del Corona Sunrise en Pichilemu, Anais Sorensen conversó con As Chile, no sin antes realizar una clase de yoga para todos los asistentes con una vista privilegiada frente al mar. “El yoga es una forma de vida, es una herramienta que te ayuda en distintos aspectos de la vida, físicamente, mentalmente y espiritualmente”, menciona.

Su especialidad es el Ashtanga, algo que ha podido ir desarrollando y combinando con la maternidad (tiene dos hijos). Todo esto, principalmente, luego de la pandemia, donde se hizo fuertemente conocida por realizar clases gratuitas. “Para practicarlo no se necesita una edad, un peso o un físico determinado, solamente las ganas de meterse en esta forma de vida que te puede sorprender. Lo ideal es practicarlo tres veces a la semana”, asegura.

- ¿Cómo nace el yoga en su vida?

- El yoga llegó a mí en una crisis existencial. En una ventana de la universidad, una amiga me dijo que fuera, fui y nunca más me soltó, la verdad es que me cambió la vida para bien. A partir de eso solté todo y me dediqué 100% al yoga. Me ha hecho una persona más feliz, más consciente y estoy muy agradecida de que esté en mi vida.

- ¿Qué estaba estudiando en ese momento?

- Estaba estudiando Diseño de Ambientes y Objetos, pero era una persona no muy feliz que digamos, estaba un poco perdida en la vida. Después de conocer el yoga decidí salirme de esta carrera, yo antes también ya me había salido de otra, pero por suerte pude encontrar el camino y dedicarme a esto.

-¿Qué cosas la cautivaron de esta disciplina?

- Yo creo que era la sensación con la que terminaba una clase, esa sensación de plenitud nunca me la había entregado nada en mi vida. Ya con el tiempo he podido ir profundizando en las dificultades y poder ir mejorando en conocer la fuerza, el equilibrio que puede tener mi cuerpo. Ha sido muy increíble.

- ¿De qué manera ha podido especializarse más en profundidad en el yoga?

- He viajado dos veces a practicar con mi maestro en India, que es Sharath Jois, el actual gurú del método del Ashtanga. Ahora parto de nuevo a mi tercer viaje a India para estar bajo la guía de él y poder absorber todos sus conocimientos. Son experiencias increíbles, siempre le digo a toda la gente que vaya porque se ve la vida de otras profundidades y de distintas maneras.

- ¿Pensó que con la pandemia sus clases serían todo un furor?

- Para nada. Yo me estaba tomando un café en mi cocina cuando se generó todo el caos del coronavirus y no sabía qué hacer. Lo único que se me ocurrió fue hacer lo que sabía y ahí dije “ya, voy a empezar a hacer clases de yoga gratuitas para todos”. Nunca imaginé que se iba a viralizar mi vida y la verdad es que estoy muy agradecida, para mí fue un honor poder estar sosteniendo ese espacio y que haya servido para tener momentos para uno, en familia y de sentirse un poco más tranquilos, porque para todos fue super abrumador y, en lo personal, fue un tiempo de desconectarme un poco de todo.

Su vida familiar y su especial alimentación

- ¿Cómo ha podido combinar el yoga con la maternidad?

- La forma en que uno lo lleve puede ser bueno o malo, es todo un tetrix por así decirlo. Yo descubrí en la pandemia que estar en mi casa, con el caos maternal, hace que me tenga que ir mucho más adentro para poder hacer las diferentes posturas y entro en un modo de concentración que no lo había logrado y que descubrí gracias a ser mamá. Todo es transitorio y al final la maternidad y la familia es lo más importante.

- Sus hijos, me imagino, siguen sus mismos pasos en el yoga...

- Trato de que sea así, el Domi que es mi hijo mayor ya va a clases, también medita y le gusta, es súper seco. Creo que es importante compartirlo con la familia, porque creo que si todos hiciéramos yoga, la vida sería muy distinta.

- ¿Cree que hace falta un espacio como este en la sociedad actual?

- Hace mucha falta, porque estamos tan desconectados, estamos muy materialistas cuando en verdad no necesitamos nada, ya lo tenemos todo.

- ¿Lo acompaña con alguna alimentación en especial?

- Yo me cuido bastante en ese sentido. Hace 10 años soy vegana, no consumo ningún alimento de origen animal. Creo que igual la alimentación libre de animales te ayuda a tener una mejor recuperación en tus músculos, es más rápido y aporta a que uno pueda estar más fuerte. El Ashtanga igual te pide tener este ritmo de constancia y disciplina. No tomo alcohol ni tampoco fumo.

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