ENTREVISTA AS

“Me quebré cuando mi hijo ganó sus primeros puntos ATP... Él no podía creer mi emoción”

Horacio de la Peña habló con AS Chile tras el ingreso al ranking ATP de Bautista, su hijo de 16 años que ya apunta al tenis profesional. “Es un sol, recontra cariñoso”.

“Me quebré cuando mi hijo ganó sus primeros puntos ATP... Él no podía creer mi emoción”
Rodrigo Huerta
Es periodista desde 2017. Se especializa en fútbol, tenis, golf y pádel. Actualmente cubre Universidad de Chile.
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Horacio de la Peña (59) contesta la llamada de AS Chile y desde el comienzo que se escucha feliz. Bautista, su hijo de 16 años, le dio una de las mayores alegrías de su vida al conseguir su primer punto ATP en el Challenger de Temuco.

“La evolución que tuvo él en los últimos 45 o 60 días es increíble. Es muy chico, su cuerpo, percepciones y mentalidad y de repente empezó a darse cuenta que sí podía”, comienza diciendo a AS.

“La verdad es algo distinto y especial. Yo viví muchas veces esto con jugadores y se vive muy emocionado, pero eres el entrenador. Sin embargo, como papá y como familia es muy fuerte”, añade.

“Cuando se trata de la familia es distinto. Yo veía a mi hija cantar en el colegio y se me caían las lágrimas. Ser padre es otra cosa. No hay un ranking”, añade.

- ¿Cuál es el costo de todo tipo que hay detrás de algo así?

- El costo no se mide económicamente porque es altísimo. Si tú piensas en todo lo que hicimos para llegar hasta acá... No, no, dedícate a otro deporte. El costo emocional encima es peor, porque tienes que pensar que corren cientos o miles de chicos en una línea y todos buscan ser profesionales, pero muy pocos lo logran. Entonces para nosotros es el cierre de algo muy lindo, familiarmente mucho más, porque uno como padre lo que quiere es que los chicos sean felices, lograr que tu hijo pueda decir: ‘Ya soy un profesional’.

- ¿Y ahora qué viene en ese proceso?

- Ahora es muy lindo y viene la gran presión de decir ‘Bueno, ahora lo vamos a hacer mejor’. Al final el tenis es eso: todos los días tienes que refrendarlo. Es una gran responsabilidad, pero lo que más me gusta es que ‘Bauti’ lo toma así. Post torneo le dije: ‘Ahora es momento de que te tomes unos días’ y me dijo: ‘¡Ni loco! Ahora quiero aprovechar los jugadores profesionales que están acá y entrenar con ellos’. Tiene unas ganas de locos.

- Es entrenador y padre. ¿Cómo maneja esos roles?

- Son dos personas completamente distintas. Una es recontra exigente en la parte tenística y la otra recontra exigente en la parte humana. Como padres somos muy exigentes en el comportamiento; en cómo se maneja con los árbitros, con sus rivales, con el ambiente del torneo... Siempre tiene que ser educado y agradecido. Nada lo tiene que tomar por sentado por ser el ‘hijo de’.

- ¿Se le permite que rompa raquetas por ejemplo?

- Lo mato, le rompo todos los huesos, no le queda ni uno (ríe). Nunca lo hizo ni lo va a hacer. El papá lleva 55 años de tenis sin romper una raqueta. Imagínate la presión que tiene. Mi papá me enseñó desde muy chiquito que no, ¡me mataba! Aparte uno como tenista le pide todo el tiempo a la raqueta, entonces no puedes tratar mal a algo que le estás pidiendo.

- ¿Qué recuerda del momento en el que ganó?

- Yo me quebré en 10 mil pedazos al principio, no lo podía creer, porque realmente pasó muy finito. Ganó 6-4 en el tercero con un jugador que era bastante mejor que él y había estado todo el tercer set abajo. Realmente le puso mucho coraje y lo sacó adelante. Automáticamente llamamos a mi esposa a disfrutarlo como familia.

- ¿Qué le dijo él?

- No podía creer que yo me emocionara tanto. Porque él dice, ‘si mi papá fue capitán de los equipos olímpicos, ganando medallas de oro, campeonatos mundiales, haciendo cosas tan importantes, ¿cómo se pone tan feliz porque su hijo gana un punto?’ Nosotros somos muy familieros, él sabía que me iba a poner muy feliz, pero nunca pensó que tanto.

- ¿Cómo es fuera de la cancha?

- Es un sol. Es un hijo recontra cariñoso, no importa cuánto lo rete o cuán duro yo sea con él, se viene a dormir en la cama con nosotros (ríe).

- Dice que lo reta mucho y que es muy exigente. ¿Se ha cuestionado eso a veces?

- No, no. No tengo esa sensibilidad. Lo que quiero es dejar los mejores hijos, dejar el mejor legado. Y la gente que no tiene fuerza para dar el mensaje, le termina haciendo un mal a sus hijos.

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- ¿Qué le diría a Bautista?

- Simplemente estoy muy orgulloso de él y que solo es el primer paso. Como decía mi primer entrenador: faltan más de 12 mil pasos que son los puntos de ‘Carlitos’ Alcaraz.

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