“Me retiro este año... He tenido una linda trayectoria y ahora debo transmitirla a otras generaciones”
“Tengo 42 años y conocí el Wushu a los 10; saqué mi carrera y entré a trabajar, pero sentía que me faltaba algo”, contó el medallista chileno Héctor Toledo.

Las artes marciales chinas han tenido un crecimiento importante en los últimos años. Es una disciplina que le ha dado múltiples medallas a Chile y uno de los grandes exponentes del Wushu, como se le conoce en China, es Héctor Toledo, quien también se ha encargado de expandir esta práctica en el país.
El medallista y entrenador participó internacionalmente con Chile desde el año 2009, alcanzando un segundo lugar en los Panamericanos de Wushu en 2018, y una histórica medalla de oro en los Juegos Bolivarianos de Ayacucho 2024.
En conversación con AS, Toledo repasó su extensa trayectoria, y realizó un anuncio respecto a su futuro en el deporte: " Este año me retiro. He tenido una linda trayectoria“, adelantó.
- ¿Cómo entró al mundo de las artes marciales?
- Yo tengo 42 años y conocí el Wushu a los 10. Vivía en La Granja y allá había un taller deportivo de Kung Fu, que era gratis. En ese taller comencé a entrenar con muchos amigos, era la oportunidad de hacer algo que me llamaba la atención. Posteriormente nos dimos cuenta que tenía ciertas clasificaciones y comenzamos a entrenar la parte deportiva del Kung Fu, a la que se le denomina Wushu.
- Dedicó muchos años de su vida a esta disciplina ¿Qué fue lo que lo dejó enganchado del Wushu?
- En mi adolescencia viajábamos harto a través de Chile para estar en campeonatos. Tenía buenos resultados y habilidades para poder desarrollarlo. Después entré a la universidad, me pausé un poco y retomé en 2008 con 28 años. Ahí me di cuenta que el Wushu había evolucionado, y que había una forma para desarrollarse deportivamente hablando. Yo tomé esa oportunidad y me fui a China en 2011, estudié seis meses en la Universidad del Deporte de Beijing. Al regresar comencé a impartir clases, y a prepararme para competir en el plano internacional con una mejor preparación.
- ¿Cómo recuerda esos meses en China?
- Fue maravilloso para mi, las cuentas son positivas. Pero si tuvo un impacto importante estar lejos de la casa, en ese entonces no había Whatsapp, el mundo no estaba tan conectado como ahora. La cultura china era bastante distinta a la nuestra, me ayudó mucho que me quedé en un edificio de extranjería, por lo tanto me topaba con gente sudamericana. También encontré gente de Líbia, Japón, Rusia... Se formó una relación basada en el Wushu, teníamos una pequeña comunidad internacional allá.
- ¿La cultura asiática es muy distinta?
- La cultura china, para mi sorpresa, tiene una diversidad cultura grande. Beijing es una ciudad moderna que sigue los patrones tradicionales, me encontraba gente que usaba mucho su celular, les gustaba intentar comunicarse con los extranjeros. Pero creo que el entrenamiento que tuve en Chile estaba muy por debajo de lo exigido allá, lo más complicado fue resistir los entrenamientos AM y PM. Estaba todos los días cansados, me dolía todo (risas), ese fue mi mayor desafío.
- ¿Siente que ha tenido un impacto en el crecimiento del Wushu?
- Yo no soy tan pionero en ir a China y volver a intentar expandir el Wushu, hay varios que lo han hecho desde los 90´. Lo que hice yo, fue que cuando volví me integré a la Federación chilena de Wushu. Cree un club deportivo, y luego hicimos un campeonato de Wushu junior en 2013, se mantuvo por 10 años consecutivos. Eso nos permitió que ahora tengamos jóvenes de 18 o 19 años compitiendo con experiencia internacional. Es un legado importante, más que por lo que puedo transmitir yo, a nivel federativo y que se haya potenciado el área deportivo del Wushu no solo en adultos, si no que en niños también.
- Se ha cimentado un proyecto con proyección entonces...
- Siempre faltan cosas, uno quisiera que las nueva generaciones tuvieran todo disponible, un centro de entramiento y apoyo. Pero eso no ocurre directamente, pero los que hemos intentado llevar esto queremos entregarles las mejores condiciones para entrenar. Por ejemplo, mi hermana Liseth, que es jueza internacional de Wushu, ha viajado dos veces a China para entrenarse. Ella guía para saber cuáles son las reglas. Así cuando competimos en torneos internacionales, sabemos bien lo que tenemos que evaluar. Los niños ahora tienen una realidad distinta también, uno por las condiciones de infraestructura, y otra por la globalización. Hay muchísima información arriba, la “infoxicación” como se le llama, ahí nuestra tarea es guiarlos y enseñarles para que no se pierdan en ese mar de cosas.
- ¿Cómo proyecta su futuro en el Wushu?
- Yo participo internacionalmente desde el año 2009, ya este año me retiro. Fue cuando me fui a China, volví, estuve sin medallas un tiempo, recién en 2017 comencé a ganarlas. Fue muy linda la competencia, quedar en el segundo lugar de un Sudamericano fue reconfortantes. En 2019 salí primero en el Sudamericano de Bolivia, he tenido una linda trayectoria... Ganar una medalla significa que perdiste mucho anteriormente, en el sentido de que no la ganaste altiro. Entrenaste, te preparaste, mejoraste. Evidencia el camino del Wushu, que es de constancia, perseverancia, hasta que se den los objetivos.
- Ha sido toda una travesía...
- Absolutamente, he tenido la oportunidad de ir a cuatro mundiales de Wushu en China, Indonesia, Kazán, el último fue en Estados Unidos. En cada uno de ellos, la oportunidad de poder competir con otros países hace que puedas llegar a un sudamericano y desarrollarte sin tanta presión. En los campeonatos vas aprendiendo, el tema es que el tiempo pasa y se te va acabando (risas), ahora toca transmitir eso a las futuras generaciones, en eso estamos trabajando ahora.
Rellene su nombre y apellidos para comentar