“Soy orgulloso hijo de madre soltera, me formé de abajo... Mi sueño era dejar a Chile con un Mundial y lo cumplí”
Jorge Pino Madrid, presidente de la FEVOCHI, habla con AS Chile sobre el gran hito que logró como dirigente: el Mundial U17 de voleibol piso femenino.
Jorge Pino Madrid termina de tomarse un café antes de hablar con AS Chile sobre uno de los más grandes logros que consiguió como presidente de la FEVOCHI: el Mundial U17 del voleibol femenino.
“Esto partió en septiembre del año pasado, en Osorno”, comienza diciendo a este medio.
- ¿De qué forma?
- Este es el año donde hemos conseguido cuatro clasificaciones a Mundiales, y al estado le va a salir 800 millones de pesos. Entonces, pensamos en por qué no organizar uno. Nos dimos cuenta de que podíamos, pero después venía la parte de cómo ganarle a las potencias de Asia y Europa, que tenían cinco veces nuestro presupuesto.
- ¿Entonces cómo se pudo lograr?
- Fue clave el hecho de conocer al presidente de la FIVB, la realización de los Panamericanos y que somos el país de Sudamérica que más eventos que hemos hecho. Todo eso fue fundamental.
- ¿Cómo toma este logro a nivel personal?
- Yo soy un dirigente atípico, porque empecé a los 15 años colocando una red frente a mi casa en Las Barrancas, que hoy es Cerro Navia. Hice el camino largo, autodidacta como entrenador, después como dirigente hasta que me llegó la posibilidad de dirigir la federación de mi país.
- ¿Cómo se puede sostener un dirigente durante tantos años?
- Uno tiene que tener temple. Yo me formé de abajo, soy hijo de madre soltera y me siento muy orgulloso, y es por eso que siempre pido que coloquen su apellido siempre. Cuando llegué a la federación me di cuenta que había que hacer un cambio. Antes el voleibol estaba en solo un sector social, hoy lo hemos popularizado. Y por otro lado, los resultados. En 2007, tomo una federación quebrada, a los tres meses hubo una auditoría por 150 millones de pesos. Pedí un préstamo, pagamos y hoy tenemos buena salud.
- ¿Qué le gustaría dejar el día que abandone el cargo?
- Lo único que quiero es que el día que me vaya en 2028, se vea que fui un trabajador al servicio del voleibol, para mi país y para los jóvenes. Yo lo único que hago en las mañanas es ponerme aceite de lobo para que me resbalen las críticas y seguir trabajando para hacer. El legado es dejar estos trabajos que espero que otros dirigentes hagan y más, porque este es el puntapié inicial para el despegue del vóley.
- Se emociona cuando habla de este deporte...
- Es que yo le digo que tengo dos problemas: cuando voy a donar sangre me salen pelotas de voleibol y el médico me detectó una adicción: el voleibol. Es el motor que tengo, soy obstinado. Vamos a tener muchos eventos más, yo quiero irme tranquilo del voleibol dejando los cimientos para que otros sigan este legado. Mi sueño era dejar a Chile con un Mundial y lo cumplí.