Un campeón mundial chileno se retira: “Fue más lindo de lo que imaginé, con mis hijos viéndome... Lloré todo el rato”
“Es raro... Sentí que me acompañaban a un funeral, pero uno lindo, porque yo viví este luto tiempo atrás”, dice David Dubó a AS.
Un campeón mundial chileno se retira. El pasado sábado 30 de agosto, el karateca David Dubó (39) tuvo su último combate en el tatami, en la Copa Internacional Seibukan, disputada en el Gimnasio Municipal Renca Poniente. En la instancia, recibió un emotivo homenaje, acompañado de su esposa e hijos.
Luego de más de dos décadas de competencia (comenzó a viajar con el Team Chile a los 14 años), el medallista de oro en el Mundial de Tokio 2008 deja la actividad, para enfocarse en un rol que ya asumió en paralelo durante los últimos años en sus academias: el de entrenador.
“Yo dejé de competir de forma oficial hace un tiempo, quizás un año, pero siempre estaba con ese capítulo inconcluso. Pensaba ‘quiero hacer un último torneo’. Yo soy de un carácter bien intenso, apasionado, entonces a veces necesito de hitos para decir ‘ya, éste es el punto final’”, comienza diciendo, en diálogo con AS.
- ¿Cuál fue el principal motivo que propició su retiro?
- Mira, yo vivo la vida al mil, sueño despierto y siempre apunto a ser lo mejor que pueda. Ojalá ser el mejor, entendiendo que uno nunca encuentra la perfección, pero es válido buscarla. En esa línea, entiendo que, si quiero ser un buen entrenador, no puedo intentar al mismo tiempo ser un buen atleta, porque necesito dar toda mi energía en una de las dos labores, y ya tengo alumnos que son seleccionados nacionales, que son medallistas en Panamericanos. No puedo prepararlos a ellos para ser los mejores, mientras yo mismo estoy buscando ser el mejor.
- ¿Cuándo comentó por primera vez que quería retirarse?
- La conversación fue con senseis amigos hace un tiempo atrás, porque sabíamos que venía la Copa Internacional Seibukan, un torneo abierto donde viene gente de muchos lados de Sudamérica y dijimos, ‘ya, hagamos éste último evento de despedida’. Así como la última pichanga de Zamorano, cachái, jajajá. Fue muy lindo, fue un cierre y pude dar las gracias, porque lo que yo hice como atleta fue producto de muchas personas. Ahora, yo no tenía idea de ningún homenaje, eso fue sorpresa. Entre mi esposa y el organizador se hacían llamadas por Zoom, con mi hermana, amigos, todo para callado, yo no tenía idea. Y cuando se dio, nada, lloré de emoción todo el rato.
- ¿Siente que fue el retiro que merecía?
- Uno siempre tiene una expectativa de cómo te gustarían que fueran las cosas, pero realmente, Dios mediante, éste retiro fue mucho más lindo de lo que alguna vez pude imaginar. Mis hijos viéndome, mis alumnos recibiéndome en un túnel, mi hermana cantándome una canción especial, la mesa central con mi esposa y toda su familia. Fue un espíritu deportivo de combate, pero de mucha camaradería. Más que el reconocimiento de atleta, fue a la persona. Es como raro, porque me acompañaron a un funeral, pero un funeral lindo, porque yo viví éste luto ya hace un tiempo atrás.
- Logró medallas en un Mundial, en Juegos Panamericanos, en Campeonatos Panamericanos... ¿Quedó conforme con su carrera?
- Recuerdo mi época de deportista con mucha paz, no me quedó nada por hacer, le di todo al karate, mi salud completa, tiempo de familia, para abrir un camino. Chile se abrió al mundo en el karate por lo que, alguna vez, algún “pelao loco” estuvo haciendo (sonríe). Yo empecé en el karate a los seis años, voy para los cuarenta, entonces esa experiencia se la estoy volcando a mis alumnos.
- Me gustaría preguntarle por su rol como padre. ¿Cómo lo impactó en su carrera deportiva?
- Sí, tengo dos hijos, uno de catorce y otra de seis. Siendo muy honesto, cambia mucho la vida, las prioridades y la perspectiva... Y los horarios, jajajá. Después de que fui papá, nunca más dormí ocho horas diarias. Cuando tengo un amigo que me dice “voy a ser papá”, yo lo primero que le digo es “hueón, por favor duerme, aprovecha”, jajajá. Porque sí, te cambia el ritmo. A veces te podías ir tres semanas de concentración a Europa y no pasaba nada. Hoy todo ese peso se lo cargas a tu pareja, y ella también tiene su trabajo, entonces la dinámica y la logística del hogar va cambiando, no es fácil.
- Actualmente, hay una camada de karatecas muy exitosos, como Valentina Toro, Tomás Freire o Matías Rodríguez. Hace poco, Franchesca Muñoz logró un bronce en los Panamericanos Junior. ¿Siente que usted fue fundamental para lo que está ocurriendo hoy?
- A ver... Los chicos que juegan fútbol hoy día, son hijos de los bicampeones de América, ¿cierto? Se creen el cuento y quieren meter goles en Europa. Antes, a lo mejor el techo era ir a Argentina o Brasil. Obviamente, el piso sube un montón cuando ves que alguien, de tu misma tierra y tu misma bandera, pudo hacerlo. Manteniendo las proporciones, siento que pasó un poco lo mismo. Antes de mí, hubo otra generación: estuvieron Diego Bórquez, Jessy Reyes, Francisco Villarroel. Y veíamos que sólo pinchar una medalla panamericana, era un hito. Pero luego de lo que hicimos nosotros en Tokio, fue como “se puede”. Y sí, se puede, pero tienes que romperte el alma. Yo estoy convencido de que hoy, los chiquillos son mucho más talentosos de lo que yo alguna vez fui, no tengo la menor duda. Más que inspirar, yo creo que mostré que se puede, y el que quiere, puede, aunque seas chileno y vengas del culo del mundo, se puede.