Así, solo alcanza para competir
La última semana de abril coincidió con el cierre de la primera rueda de la etapa de grupos en la Copa Libertadores para los equipos chilenos. Había expectativas en torno a lo que pudiera pasar primero en el Monumental y posteriormente en San Carlos de Apoquindo, a pesar de la jerarquía de los rivales. Ni más ni menos que River Plate y Flamengo, dos de los cuatro o cinco aspirantes a ganar el trofeo en 2022. Todo se resolvió con derrotas de Colo Colo y Universidad Católica.
El día después, la sensación es muy distinta respecto de muchas experiencias anteriores. Entonces, lo que más decepcionaba era la idea de que los chilenos, sometidos a la exigencia de enfrentar a los grandes del continente, no estaban ni siquiera para la lucha de igual a igual, por muy llenos y vociferantes que estuvieran los estadios en el momento. Ahora, fue diferente: por largos pasajes, todo fue parejo, hubo igualdad de condiciones y los partidos se resolvieron por detalles. En definitiva, nadie puede negar que el Cacique y la UC compitieron y la era de “solo participar” dio visos de quedar atrás.
Hasta ahí, todo perfecto. Sin embargo, surge otra pregunta: ¿Qué hacer para avanzar a la etapa de los resultados favorables ante los gigantes de la Libertadores? Respuestas pueden haber muchas y, como ahora con el fenómenos de las redes sociales todos somos súper entrenadores (que el DT se demoró en hacer los cambios, que planteó mal el partido y blablablá), la forma cómo se resolvieron las derrotas de Colo Colo y Católica nos ilustra un poco por donde va el camino.
Partamos de atrás para adelante, con la derrota de la UC ante Flamengo. Los cruzados ratificaron que van mejorando su forma futbolística y estuvieron cerca de no perder (2-3). De hecho, el desempeño del cuadro local resultó muy superior a lo mostrado contra Sporting Cristal en la fecha precedente (victoria agónica con un penal inexistente por 2-1). No obstante, dos aspectos de índole táctica terminaron sepultándolo y se detectan en la forma cómo vio caer la portería de Sebastián Pérez. Ambos constituyen un asunto crucial en cualquier partido, marcando el tránsito de la disputa, y la mayoría de las veces define al vencedor.
Los tantos que recibió la UC mostraron un patrón común, que por cierto también es bastante propio de la Libertadores. Flamengo anotó en tres acciones de Contraataque, luego de veloces Transiciones Ofensivas, asegurando la Progresión y descartando de plano la Conservación del balón. Es el momento de la Fase Defensiva cuando más vulnerable se encuentra el oponente y de allí, entonces, que los brasileños avanzaran con tanta fluidez para batir a Pérez. Ocurre, porque el cuadro que pierde el balón está separando las líneas y ensanchando el bloque de circulación para que precisamente esto sea posible. Queda completamente “abierto” y es fatal.
El otro aspecto del juego tiene que ver con la etapa de Finalización. Católica contó con dos chances claras para emparejar el marcador parcial, pero primero Fernando Zampedri y a continuación Cristian Cuevas desviaron sus disparos. Frente a la portería local pasó todo lo contrario. En cada llegada, Flamengo prácticamente anotó y solo quedó el registro de una acción de Gabriel Barbosa que se fue desviada junto al palo izquierdo.
El tenor de los momentos claves del partido en San Carlos de Apoquindo antecedió su ocurrencia un día antes en el Monumental. Hasta la apertura de la cuenta de River Plate en el minuto 81, el empate era el resultado más justo. Claro, los albos habían sido dominados, pero también por momentos manejaron el balón y generaron situaciones de Finalización. Parecía que también los argentinos estaban cómodos con la paridad.
Pero en un instante del juego cambió todo. Un quite con foul de Paulo Díaz, que no fue sancionado por el árbitro Alexis Herrera, desencadenó una acción de Contraataque que posibilitó el centro de Marcelo Herrera, la falla en la atajada de Omar Caravalí y el gol de carambola de Matías Suárez. ¿Por qué el lateral derecho visitante pudo efectuar con libertad el envío rasante hacia el área de meta? Porque a los albos los encontraron desplegados en Amplitud, iniciando la expansión de los espacios para la jugada ofensiva que se proyectaba. Después, en el 2-0, la genialidad de Exequiel Barco sentenció el duelo con un disparo colocado casi al ángulo. Sacó máximo provecho de su capacidad de Finalización, atributo que no mostró Pablo Solari cuando, dentro del área, tuvo en pies el 1-1. El disparo lo sacó por sobre el travesaño Paulo Díaz con un bloqueo notable.
La cosa soporta poca discusión en la Libertadores y lo ejemplifica Palmeiras, actual bicampeón del certamen. Pasa que hegemonizan los grandes del continentes y lo logran regularmente con un formato de juego lejos de la estética, cualidad ligada irreversiblemente al Ataque Construido. Quedó claro en las visitas de River Plate y Flamengo. Ambos elencos se impusieron gracias a un manejo eficiente de las acciones de Contraataque y Finalización, aprovechando la debilidad en esos segundos del elenco rival. Los equipos chilenos deben avanzar en la incorporación eficiente de estos dos patrones de juego, aunque a nivel local el panorama sea muy distinto a raíz de su dominancia. Solo así estarán cerca de superar la etapa de plena competitividad para acceder a la fase de los resultados favorables que todos aguardamos.