Córtala, Falcón...
La escena se había visto otras veces y volvió a repetirse de nuevo en el Monumental. En buen chileno, Maximiliano Falcón se anduvo ’picando’ y embistió a Rodrigo Contreras, delantero de Everton, después que el argentino le había cometido una infracción. Cuando Colo Colo más lo necesitaba en la cancha, porque jugaba con un hombre extra, el uruguayo reaccionó mal y se hizo expulsar. Posteriormente, el Cacique goleó por 4-1 y como que el nuevo exabrupto del central pasó un poco al olvido.
Colo Colo entrará esta semana en una fase decisiva del primer semestres, alternando partidos de la Copa Libertadores con los del Campeonato Nacional. No contar con Falcón en la liga local será una complicación para Jorge Almirón, porque imperiosamente los albos necesitan ganar y ganar para no quedar tan atrás en la tabla de posiciones. Por lo ocurrido, y además debido a que es la sexta expulsión desde su llegada a Chile, seguramente el DT llamó a terreno al central. Ya sucedió otras veces y que vuelva a pasar se entiende poco en un jugador con recorrido.
Con lo hecho ante Everton, el uruguayo altera un gran inicio de año en Colo Colo. Ha sido de los mejores en el torneo local y también en la fase preliminar a la etapa de grupos de la Libertadores. A la velocidad, seguridad en la marca y agresividad en cada intervención, esta vez Falcón ha ido exhibiendo contenidos de juego extras, relacionados con la salida clara con balón desde la última línea y un accionar posicional más pensante y con trascendencia. Suma un tanto en la temporada y fue un golazo ante Unión Española: con un avance en conducción, generó superioridades en los otros sectores del campo, se fue como ‘9′ y definió gracias a un formidable cabezazo.
La expansión de su juego, eso sí, sigue colisionando además con otro ripio de su repertorio. Debe ser el zaguero que más queda tendido en el piso por infracciones durante los partidos. Es muy llamativo, porque regularmente ocurre al revés y son los delanteros los que terminan quejándose del dolor. Sí, claro, va al choque y no le hace el quite. Evidentemente, recibe también algún ‘cariñito’, pero después las imágenes revelan que, en algunas ocasiones, no es para darse tantas vueltas sobre el pasto.
Hace poco, quisieron crucificarlo por la acción en que el juvenil de Coquimbo, Dixon Pererira, resultó con dos costillas fracturadas. Fue solo una situación de juego, jamás el uruguayo intentó golpear al delantero rival y lamentablemente este terminó muy lesionado. Falcón dio las explicaciones y excusas del caso, pero de todas formas se percibió cierto hálito en el ambiente por pasarle la cuenta. Parece que hay muchos que, apenas tienen la oportunidad de ‘reventarlo’, aparecen altiro liderando las críticas. Ahora, y por la expulsión ante Everton, pasa exactamente lo mismo.
El uruguayo ha evolucionada desde su llegada. No es ni la sombra del jugador que reforzó a Colo Colo en medio de la lucha desesperada por evitar el descenso en 2020. Le bastaba con brindar seguridad defensiva, mostrar temperamento y poner la pelota lo más lejos posible del área del Cacique si era necesario. La realidad hoy de Falcón encaja con los requerimientos actuales a los zagueros: estar siempre bien posicionado, jugar con muchos metros a la espalda y precisión con el balón en cada salida. Se encuentra en plena evolución y debe tener claro que lo hecho contra Everton no debe volver a ocurrir.