El cambio de Gareca que aún esperamos en la Roja

Dolió harto, porque parecía que Chile iba a lograr, al fin, un buen resultado en la etapa de Ricardo Gareca. La Roja fue superada por Brasil, pero mereció al menos el empate y no la derrota por 2-1. El Scratch mandó siempre en el Nacional, pero el 1-1 que esperábamos se basaba en el mérito del que tiene poco, se esfuerza, lucha, logra convertir y hace lo máximo para obtener un marcador favorable. El gol de Luiz Henrique, a los 88 minutos, fue otra decepción en las pésimas Eliminatorias de la Selección.

Gareca ya estaba complicado antes y ahora la situación es más compleja. Su tono cambió y ha tomado decisiones, sobre todo en las convocatorias, inesperadas hace algunas semanas. No está mal, porque el panorama es crítico en el objetivo de clasificarse al Mundial y peor sería la inacción absoluta del DT. Mauricio Isla fue el capitán ante Bolivia y Argentina, y esta vez no lo incluyó en la convocatoria, por ejemplo. Es mejor intentar otras fórmulas, que la obcecación en torno a una propuesta que evidentemente no da resultado.

Sin embargo, una cosa sigue pendiente en la labor del estratega argentino. Él la tiene clara, porque nos “engañó” a todos antes de jugar contra Brasil. En los entrenamientos más importantes, Gareca probó varias formaciones y todas tuvieron un eje común con la presencia de tres centrales en la defensa. Horas antes de recibir al Scratch, el panorama no estaba nada de claro, circularon varias oncenas y, al final, el DT definió a los titulares solo en la práctica matinal. Bajo los parámetros posicionales de siempre, sin moverse un ápice del 1-4-2-3-1 que ante fue su sello en Perú, pero hoy hace agua en la Roja.

Gareca tiene que innovar. Parecía que estaba decidido a hacerlo contra Brasil, pero algo pasó en los días previos y optó por refugiarse en su fórmula de siempre. La propuesta inicial se agotó y el DT, ante Colombia, debe hacer todo lo posible para ir de nuevo con lo que insinuó antes de la derrota de este jueves. La convocatoria lo permite, por nombres y funcionalidades. Es el cambio siguiente que el DT tiene que dar en la línea de innovación que insinúa.

Chile tiene que enfrentar a Colombia, sí o sí, con un sistema de juego 1-3-5-2. El plan de emergencia debe incluir un trío de centrales en la defensa y dos delanteros en la zona ofensiva, no hay otra. Por años, el esquema entró en desuso ante la hegemonía del modelo centrado en la posesión del balón, pero cobró plena vigencia hoy.

Fue reflotado en vista de la emergencia del juego de transiciones, formato al que se puede asir el DT de Chile para “sobrevivir”. Permite defender con cinco hombres atrás y atacar con cuatro delanteros por el desdoblamiento de los carrileros. En la zona media, la amplitud se encuentra garantizada por la ubicación de estos cerca de la línea de banda. Gareca tiene la decisión en sus manos.