El tremendo ejemplo de Limache para todo el fútbol chileno

Seamos sinceros y no nos engañemos. Una vez que quedaron definidos los semifinalista de la liguilla del Ascenso, Limache era el cuadro con menos opciones para lograr el paso a Primera División. Los dirigidos por Víctor Rivero culminaban en gran forma su estreno en la categoría, tras lograr el título de Segunda División en 2023, pero Magallanes era el gran candidato. Más atrás estaban Rangers y después Recoleta. Por desarrollo del juego y campañas, los tres planteles aventajaban evidentemente a los limachinos.

Sin embargo, los superaron a todos. Claro, fue por penales, pero el equilibrio marcó la tónica de los partidos contra Magallanes y Rangers, y en ese escenario se tuvo que definir mediante la pena máxima. El inicio de temporada de Limache fue magnífico, lideró la tabla de posiciones y no parecía ceder en el control del torneo. Después, vino una caída a mediados de año y, por diferencia de goles, logró acceder a la liguilla. El ascenso es justo: siempre debe premiarse no solo la imagen final de la temporada, sino que también la construcción general de la campaña.

El gran artífice del logro es Rivero. En 10 años de carrera, el DT chileno ya suma tres ascensos, pues antes llegó a Primera División con San Luis y La Calera. Solo dirigió en el fútbol grande al cuadro cementero y en un paso de meses a Santiago Wanderers. Llama la atención que no haya vuelto a contar con otra posibilidad. El modelo de juego del entrenador sigue claro y Limache no fue la excepción: accionar dinámico, alternancia entre ataque directos y asociados, agresividad en la recuperación del balón y alto nivel de competitividad.

Eso en la cancha, porque el ascenso -según lo remarcaron los propios limachinos- también tuvo como eje una línea de acción institucional clara y permanente. Una vez que lograron el ascenso desde Segunda División, lo primero que hicieron fue operar con el plantel como un cuadro de Primera. La alimentación en entrenamientos corrió por cuenta del club, las condiciones de trabajo fueron apropiadas y cada vez que viajaron para competir lo hicieron al nivel de un elenco de la máxima categoría.

Lo mejor del ascenso de Limache es que el logro se construyó no solo en la cancha. En Chile no basta solo con los “buenos para la pelota”, es necesario una estructura de soporte para estar más cerca del éxito final. Rivero, sus dirigidos y los directivos del club lo tuvieron claro desde el inicio de 2024. Así nomás les fue.