Las métricas de Córdova y nuestra dura realidad
Chile no logra llenar el gusto, principalmente, por la expectativa errónea en torno a los niveles individuales de los miembros del plantel. Es un equipo de ‘obreros’.
Antes de definir qué pasará con Chile en el Mundial Sub 20, Nicolás Córdova no dejó a nadie indiferente con sus declaraciones. El DT de la Roja salió al paso de las críticas, debido a la derrota por 2-0 ante Japón, con una batería de argumentos cuantitativos. Intentó evidenciar que la Selección no fue superada en términos futbolísticos y que sí posee una propuesta de juego.
“Las métricas que tienen ustedes son absolutamente distintas a las que tenemos nosotros. Evaluamos espacios, dónde juega el equipo (...) La realidad es que con Japón fue un partido súper parejo. Japón tuvo 12 llegadas, nosotros tuvimos 10. Tuvimos el 63% de posesión, ellos el 37%. Les quitamos lo mejor que tienen, que es la velocidad de los pases. Ellos tuvieron 63% de efectividad en los pases, nosotros tuvimos 87%. Tiramos 38 centros contra diez", sostuvo Córdova.
La ciencia y tecnología aplicadas al fútbol han avanzado de tal manera que hoy es posible tener un panorama claro y muy amplio de lo que pudo haber ocurrido en un partido y a eso apeló Córdova, buscando también fijar su postura en relación a la derrota en el Estadio Nacional. Hasta hace no mucho, las mediciones sólo se circunscribían al ámbito físico y siempre existió el deseo e interés por evaluar el juego, principalmente, los aspectos técnico-tácticos. Esto hoy es una realidad.
La defensa de Córdova es plausible y pertinente. Chile no fue superado abrumadoramente en ninguno de los dos partidos del Mundial, entendiendo que la hegemonía en el trámite es producto del control del balón y en las situaciones de ataque generadas en el área penal oponente. Contra Nueva Zelanda, la Roja terminó ganando en la agonía y con mucha angustia, pero merecía la victoria. Generó 13 acciones ofensivas reales, en que la portería rival estuvo en riesgo de recibir una anotación. Los oceánicos sólo llegaron a siete ocasiones de ataque.
Chile no logra llenar el gusto, principalmente, por la expectativa erradas en torno a los niveles individuales de cada uno de los miembros del plantel. Es un equipo de ‘obreros’, de jugadores medianos o promedio, con gran esfuerzo y voluntad, que inicia la intervención en un certamen planetario además con pocas experiencias previas de exposición masiva. Las grandes figuras de esta generación, Damián Pizarro e Iván Román, están en sus clubes en Francia y Brasil. Se echan de menos, pero en la Roja se las tienen que arreglar con los jugadores disponibles.
Hasta que concluya la participación, todo lo que haga Chile en el Mundial siempre va a ser a pulso, esa será impronta de cada partido. Cuando las cosas son así, la posibilidad de quedar eliminados es cierta e importante, pero las chances de seguir avanzando en el torneo también existen, luchando, peleando, con lo que sea posible en el instante. También esto puede ser muy meritorio y está más en consonancia con la extensa historia hacia atrás.
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