Lo que realmente valen Darío Osorio y Damián Pizarro
El mercado de fichajes del fútbol chileno ha ofrecido en las últimas semanas el siguiente escenario: Colo Colo ha repatriado a dos jugadores que fracasaron en el exterior, la U no tiene dinero para conseguir un lateral local y Católica ha sido incapaz de reemplazar a dos veteranos como Isla y Dituro, que se dieron cuenta que el futuro está en otra parte.
Se trata de un panorama deprimente, triste, pero al que nos hemos ido acostumbrados con el paso de los años. Ya no esperamos grandes fichajes, ni ventas al extranjero. Las grandes ligas de Europa se olvidaron de nosotros hace tiempo, y ni siquiera los clubes importantes de Argentina, Brasil o México confían en las figuras de un torneo que se cae a pedazos. La lista de apuestas fallidas es interminable.
La sorpresa entonces es que, pese a todos esos antecedentes, aún existe la ilusión o incluso la certeza de conseguir una transferencia millonaria a Europa. Darío Osorio al Leicester City o Damián Pizarro a Bélgica, son buenos ejemplos. Sin duda, ambos tienen condiciones y de concretarse, sería una buenísima noticia para el alicaído mercado local. Pero hay una pieza que falta. Algo que no encaja o que no se quiere entender: el precio que piden por ambos. Lo que realmente valen.
En la U se jactan de haber rechazado el año pasado una oferta de US$ 5 millones de dólares por Osorio, suplente durante gran parte de la campaña de Mauricio Pellegrino y que fue parte del fracaso en el último Sudamericano, en un equipo acéfalo al mando de Patricio Ormázabal. Colo Colo tiene un plan similar con Damián Pizarro, quien no pudo convertir ningún gol en Copa Libertadores, ni la Sudamericana y que todavía se esfuerza por destacar en el torneo local.
Ambos, lamentablemente, irrumpieron en el peor momento del fútbol chileno en su historia y ahora ven su futuro comprometido por cifras impagables, comisiones millonarias, y una guerra abierta entre representantes, que los ven como un cordero en camino al matadero. En el reportaje de Informe Especial, Daniel Behar, mano derecha de Felicevich se refería a Osorio como un jugador frágil, al que le falta “cabecita”. Martín Ossandón, gerente de La Serena, se reía y apuntaba que a la agencia que maneja hoy al futbolista de la U sólo le alcanzaría para mandarlo a Rusia. En esas manos están.
Basta dar un pequeño vistazo al continente para darse cuenta que un buen inicio sería reconocer nuestra triste realidad, y rebajar las expectativas. Por los montos que piden por Osorio y Pizarro, Anderlecht fichó a Luis Vásquez de Boca por US$7 millones, Porto contrató a Alan Varela (US$ 9 millones de dólares) y el Athletico Paranaense desembolsó US$5,5 millones por Bruno Zapelli (Belgrano), con la salvedad que juegan en una liga de verdad, contra equipos de verdad, y han demostrado su valor incluso a nivel continental.
Que Osorio, Pizarro y otros como Assadi y Aravena puedan llegar algún día a Europa, sería lo ideal, y ojalá se dé en el corto plazo. Sin importar el destino y con las escalas que sean necesarias, irse de Chile hoy es un motivo de celebración. Ya lo dijo Roberto Merino en una columna publicada en el libro En busca del loro atrofiado, que recopila sus mejores crónicas en Las Últimas Noticias entre 2001 y 2003: los payasos se quedan.