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Pellegrino, Assadi y nuestro esfuerzo

A propósito de lo que sucede con Lucas Assadi en Universidad de Chile, Mauricio Pellegrino dejó una frase muy interesante. Junto a Darío Osorio, el juvenil es uno de los grandes proyectos no solo del club, sino que del fútbol chileno. Los mediocampistas son buenos y poseen enorme proyección, así que no son exageradas las expectativas que han generado. “El otro día hablaba con ellos (los jóvenes de la U) y muchos se han criado con hábitos como ‘no te esfuerces mucho porque juegas bien’”, dijo el DT. Era esperable, lo que dijo el argentino provocó amplias repercusiones.

Pellegrino no trató a los juveniles de cómodos o flojos. Tampoco fue un mensaje directo a Assadi y a la prensa para que dejara de ‘inflar’ el tema de su suplencia, en circunstancia de que Osorio rápidamente logró un lugar en el equipo titular. Lo dicho tiene que ver con la realidad futbolística de Chile y de qué manera internacionalmente los clubes nacionales y también las Selecciones pueden ser competitivas. La Roja se demoró más de 100 años en lograr el primer título de gran relevancia y solo dos equipos locales obtuvieron un título continental. Siempre hemos sido de la mitad para abajo.

Pellegrino fue pupilo de Marcelo Bielsa en Vélez Sarsfield, durante una temporada en el fútbol de Argentina. Quizás lo que manifestó esté relacionado con su etapa como zaguero bajo la conducción del ex DT de la Roja. Bielsa tenía también una interpretación especial respecto del vínculo entre talento y esfuerzo. Decía -y seguramente lo sigue pensando- que los buenos no pueden tener ninguna prerrogativa particular, que al contrario deben poseer una mayor disposición al esfuerzo, a raíz de su condición superior. Solo los menos dotados, por las limitaciones de su estado, están excusados de entregar el máximo en algún momento.

Mal no le fue al rosarino en su ciclo en Chile. Tanto, que hasta el día de hoy, más de una década después de su adiós, todavía lo recordamos. Solo en el Nacional y, de manera circunstancial, la Roja jugó antes cómo lo hizo bajo la conducción del argentino. Dejó una base de jugadores que, junto a otros elegidos del pasado, seguramente estará entre los mejores de nuestra historia, por dónde llegaron a nivel individual y a raíz del bicampeonato de América. Esa mirada respecto del esfuerzo en el deporte, reflotada ahora por Pellegrino, es la que debe traspasar entero al fútbol chileno.

No alcanza con las capacidades individuales, porque regularmente no hemos sido buenos. Debe haber un extra, un agregado a todo lo que cada futbolista posee y exhibe. El propósito tiene que ser competir con los mejores y, por 100 años, no alcanzó con el talento para llegar a la cima con un cuadro integrado completamente por chilenos. Para muchos, Arturo Vidal se ganó el rótulo del mejor de la historia y el volante de Flamengo encarna todo esto. A sus enormes dotes futbolística, adicionó una cuota de esfuerzo inigualable.

Colo Colo de Mirko Jozic y la U de Jorge Sampaoli, los dos mejores equipos de clubes de siempre, se impusieron en el continente con casi dos décadas de diferencia. Fue en épocas distintas, pero poseen un vínculo poderoso: la contracción al esfuerzo. Eran equipos expansivos, vitales, que dejaron todo en la cancha, sin un mínimo espacio a la comodidad. Desterraron la frasesita “pero esto es con la pelotita”. Un enunciado nefasto, como si fuéramos los reyes de la posesión e históricamente los otros no atacaran nunca de tan mareados con nuestro repertorio con el balón. Tan importante como atacar es defender, ambas fases del juego tienen igual de relevancia. Para eso es clave el esfuerzo y la entrega, sino estamos negando un aspecto central también del fútbol.

Parafraseando a Pellegrino, el enunciado resulta evidente en la perspectiva de que el fútbol chileno aspire a mayores niveles de competitividad. Puede ser tal vez la llave para que se abra un nuevo mundo de posibilidades: “Esfuérzate mucho porque juegas bien”.