¿Por qué se enoja tanto Alexis?
Fue una las escenas de Alexis Sánchez que se repitió en la derrota de Chile contra Ecuador por las Eliminatorias. El tocopillano transmitió la sensación de que nunca se sintió cómodo en Quito y reiteradamente dio muestras de enojo. En varias acciones de juego, se exasperó más de la cuenta con sus compañeros y los reproches fueron inmediatos. No es una buena noticia para salir del pozo en el que se encuentra la Roja.
Sánchez tiene muchas razones para enojarse por lo que está sucediendo con la Selección. La cosa se encamina, por ahora, a disputar derechamente solo el medio cupo al Mundial 2026 que quedará disponible cuando se acerque el fin de las Eliminatorias. Pasar de ser bicampeón de América y jugar dos Mundiales en forma consecutiva al panorama actual, claro que da para enrabiarse. Actualmente, Chile discute con Perú y Bolivia no ser la peor selección de Sudamérica.
Ojalá haya sido solo una molestia pasajera. Contra Ecuador, el tocopillano fue el único “sobreviviente” de la Generación Dorada presente en el equipo. La jineta de capitán en el brazo así lo confirmó y es un mínimo reconocimiento al enorme aporte que ha hecho en la Roja. Sin embargo, tanta molestia y tantos gritos, brazos en alto como forma de reprobación y gestos no están bien. En este plano, la suma es cero y el plantel no puede darse ese lujo, sobre todo los referentes.
Si el desafío es que la transición de los de antes hacia los de ahora en la Roja sea lo más rápida posible, el liderazgo tiene que ser distinto en el conjunto nacional. No es que a los jóvenes haya que tratarlos como si recién tuvieran 15 ó 16 años y perdonárselas todas. Hoy las formas de conducción son distintas, no tan verticales, más horizontales. Nos hubiera gustado un Alexis más empático, cercano, apañador, matizando el enojo con tirar para arriba a los cabros.
Sánchez sigue siendo todavía el delantero de mayor jerarquía del plantel. Ante Ecuador, cuando actuó correctamente posicionado de delantero en la dupla de ataque que dispuso Nicolás Córdova y resolvió rápido con el balón, los locales se complicaron. Por momentos, solo pudieron pararlo con fouls sucesivos. Una fuerte infracción en el tobillo durante el primer tiempo lo complicó más de la cuenta y puede ser que haya alterado un poco su genio.
La presencia de solo dos hombres en la zona ofensiva genera un contexto que lo insta a descender menos en la cancha y no perder la posición para entrar en contacto con la pelota. Solo “bajó” en un par de ocasiones contra los ecuatorianos y esto indudablemente elevó su desempeño. En el formato anterior de Eduardo Berizzo, con un trío de delanteros, la excesiva compañía como que lo empujaba a irse para atrás y entonces su labor rozaba la disfuncionalidad. Siempre tiene que ubicarse arriba, bien de punta, con acciones de movilidad hacia los costados o en profundidad.
Con lo competitivo y ganador que es, puede ser que Sánchez todavía no haya hecho la pérdida de que Chile cambió. Es raro, porque él mismo aseguró que a la Generación Dorada había que guardarla en el “baúl de los recuerdos”. De hecho, dio el inicio a otra era dejando de usar el número 7 y hoy su dorsal es el 10. La rabia en Quito tenía mucho de impotencia, de no ser colectivamente los de antes, de la incapacidad para conectarse en ofensiva como lo hizo con Eduardo Vargas en la época de los títulos. Ojalá sea un malestar momentáneo.