¿Qué ha hecho Pellegrino?

Es uno de los técnicos con mayor trayectoria que ha llegado al país en los últimos años. Cuando surgió el nombre de Mauricio Pellegrino para asumir en Universidad de Chile, de inmediato resultó interesante. Fue entrenador ayudante en el Liverpool y en el Inter de Milán, y cuando se inició en solitario lo hizo en el Valencia. Luego prosiguió su carrera en Argentina, en Estudiantes e Independiente, para volver a Europa y estar al mando del Alavés, Southampton y Leganés. Antes de llegar al cuadro azul condujo a Vélez Sarsfield. Era un lujo, para liga local, contar con un DT que dirigió en la Liga de España y la Premier de Inglaterra. En el pasado cercano, no hace 20 años, y al margen de lo que había hecho también en la primera división trasandina.

Ya es hora de hacer un balance de la gestión de Pellegrino, aunque el propio entrenador se encarga siempre de aclarar que el éxito o fracaso solo quedará definido cuando el termine el Campeonato Nacional y la Copa Chile. La expectativa sigue vigente en torno a cómo pueda andar en Chile. También posee esa aura de ex futbolista internacional que actuó, en su momento, en grandes clubes europeos. Pasó por el Valencia, Liverpool, Barcelona y Leganés, disputó una final de la Champions League, y ganó la Libertadores y también la Copa Intercontinental con Vélez Sarsfield. Es un poco rara esta trayectoria, pero obedece a otros tiempos, de los años 90, con otras urgencias e intereses. Recién después de una década, ya experimentado, llegó primero a España, luego a Inglaterra y se hizo conocido en las mejores ligas del mundo.

Los números son el principal aliado de Pellegrino. Los azules se ubican en la parte más alta de la tabla de posiciones del Campeonato Nacional y, por la Copa Chile, enfrentarán a O’Higgins en los cuartos de final. Este certamen tiene valor, porque otorga el segundo título del año y también entrega un cupo para la Libertadores. Incluyendo ambas competencias, las estadísticas dejan bien parado al argentino. Ha dirigido 12 partidos, con 7 triunfos, 2 empates y 3 derrotas. Esto arroja un 66,7% de rendimiento y 23 goles a favor y 10 en contra. Sin embargo, acá no hay que perderse, pues incluye el 10-0 a Chimbarongo. Claro, los 13 tanto a favor estarían hablando de un cuadro altamente ofensivo, pero la cosa no es así.

El rasgo distintivo de los azules es la prudencia y el equilibrio. No estamos, por ejemplo, frente a un equipo que pierde la cabeza, si va abajo en el marcador, se desordena y termina no solo cayendo, sino que recibiendo más goles de los esperados. La sensación permanente, con la U en la cancha, es que los dirigidos por Pellegrino poseen conciencia de que el partido se extiende por casi 100 minutos, ocurre una alternancia entre momentos de dominio propio y rival, y que no es malo empatar si al final la derrota era una amenaza. Al comienzo, esto como que no llenó mucho. El club venía de dos bulladas decepciones con otros detés extranjeros (Santiago Escobar y Diego López) y además cayó contra Huachipato y Palestino. Pese a la buena trayectoria en la banca, otra vez parecía que iba a pasar lo mismo con el argentino.

El análisis táctico aporta conceptos claros y no muy atrevidos. Para atacar, los azules optan por la continuidad de asociaciones, aunque las salidas simples y rápidas, una vez recuperado el balón, son también otra vía ofensiva importante. Pellegrino no comulga con la presión constante sobre el inicio del juego rival. Lo común es que los delanteros se sitúen en el fin de la zona media para iniciar las maniobras de acoso. No son al todo o nada, la energía la reservan para lograr más éxito a través de un bloque bajo de presión. Todo esto no es malo ni bueno, la valorización depende del gusto de los hinchas azules. El valor sí reside en que, al menos, los dirigidos por Pellegrino efectivamente cuentan con un formato de juego. Parece fácil, pero es la mayor complejidad en la labor de un DT. A todos, les cuesta un montón establecer ciertos patrones de conductas futbolísticas que aproximen al triunfo. Hasta hora, es lo que ha hecho el argentino.