¿Qué pasa con Vidal?

No se esperaba menos y fue noticia en muchas partes, sobre todo en nuestro país. Arturo Vidal es una figura global, de modo que la rabieta por no ser incluido en el triunfo por 1-0 ante Boavista, en el Campeonato Carioca, claro que no pasó inadvertida. En buen chileno, se mosqueó y lanzó un par de cosas en la banca, mientras algunos compañeros se hacían los lesos y otros lo miraban con sorpresa. Al crack lo conocemos de sobra y sabemos que esa escena era posible si su exclusión se iba haciendo más extensa por decisión del DT Vitor Pereira.

Cuesta decirlo, por lo grande que es en la historia, pero actualmente Vidal ya no es el mismo. Debemos olvidarnos del jugador expansivo que llegó a Europa en 2007. El asunto estaba claro en sus últimos meses en el Inter de Milán, lo que seguramente también incidió en el fin de su etapa en las mejores ligas del planeta, tras su ciclos en Alemania, Italia y España. Esto no atenúa en absoluto el legado que dejó para siempre. Es imborrable. A Vidal, estas generaciones y las de un poco antes, jamás lo olvidaremos, será eterno. ¿Cuántas décadas deberán trnscurrir para que un chileno pase consecutivamente por cuatro de los 10 mayores clubes del mundo?

En su momento, el hombre del Flamengo estuvo, indiscutiblemente, en el podio de los mayores volantes mixtos del planeta. Fue durante su ciclo en la Juventus. Antonio Conte lo detectó en el Bayer Leverkusen y de inmediato lo quiso en el cuadro de Turín. Encajaba de lleno en la propuesta de juego de transiciones del DT y el ex colocolino -en su estilo- no decepcionó. Al igual que ahora, en Europa se hablaba entonces de los mediocampistas box to box para dar cuenta de los hombres que, con eficacia y clase, llegaban a la dos áreas permanentemente. Vidal fue el mejor ejemplo retratando esa funcionalidad. La cifra de goles, asistencias, habilitaciones, recuperaciones, quites e intercepciones lo confirmaron.

Algunos le echan la culpa a su etapa en el Barcelona. Dicen que en ese “fútbol de pases para el lado” (¡qué análisis ramplón!) comenzó el ciclo de contracción de su juego. Después, en el Inter no habría habido vuelta atrás y finalmente Vidal terminó retornando a Sudamérica. Lo cierto es que antes el chileno salió del Bayern Munich, porque en el club buscaron darle una nuevo impulso al rol que cumplía en el mediocampo. Ya habían contratado a Leon Goretzka, volante también de la selección alemana, y sentían que el hombre de la Roja se acercaba a la etapa de inevitable reducción de desempeño.

Después, luchó, se esforzó y también tuvo una que otra rabieta por ser excluido. Sin embargo, Vidal no logró superar el papel de hombre de complemento en el Barça y el Inter. Como es un crack, igual tuvo el tesón para momentos de brillo. En semifinales de la Champions, se “comió” el mediocampo de la cancha del Camp Nou en el 3-0 ante el Liverpool (que la eliminación posterior en el torneo no haga olvidar su partidazo). También fue clave con un gol de cabeza (en su estilo acompañando la jugada a la altura del segundo palo) para vencer a la Juventus con el cuadro lombardo en el mayor clásico de Italia.

Hoy, Vidal es un volante con énfasis en el juego posicional, mucho menos móvil y con aportes ocasionalmente destacados en la recuperación del balón. Lo de ir y volver con trascendencia en la cancha se fue reduciendo a una expresión momentánea. Está más contenido y actúa sobre seguro en la circulación del balón. Echamos de menos su expansividad, las apariciones en el área para anotar y la reiteración de tiros desde fuera del área como recurso ofensivo. Esa fue otra etapa, la de mayor brillo en Europa, como uno de los mejores del mundo en su funcionalidad. Es el recuerdo notable de uno de los más grandes de la historia del fútbol chileno.