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Hernán Cajas

República Dominicana: la tierra donde jugar a la pelota es jugar béisbol

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Mucho hubo que bajar en la página web de Diario Libre, uno de los sitios más visitados de República Dominicana (RD), para encontrar la primera noticia de fútbol del portal. Se trataba de una entrevista en Europa a Alejandro Balde, lateral del Barcelona de España, e hijo de madre dominicana y padre de Guinea. En ella se rescataba que uno de los alimentos que no podía faltar en la dieta de los Balde era el sancocho dominicano, una especie de cazuela chilena. Pese a su cercanía culinaria con el país caribeño, y no centroamericano como se acostumbra a decir en Chile, el defensor prefirió jugar con España, y ya la defendió en el Mundial de Qatar 2022. Como él, Mariano Díaz (exReal Madrid) y Junior Firpo (exBarcelona) también han decidido no elegir a RD, con casi nula historia futbolística.

El sancocho dominicano, como el mofongo (plátano), las cativias (yuca) y el asopao (arroz) son parte de las comidas típicas de República Dominicana, y las que cada cierto tiempo traen problemas en los aeropuertos, donde los “quisqueyanos”, muy amarrados a sus tradiciones, intentan ingresar cocina criolla a los países que visitan, o a las que simplemente se van a vivir. La cantidad de dominicanos que viven en el extranjero no está tan lejana a los que viven dentro del país, una isla, La Hispaniola, que comparten con Haití en el medio del Caribe.

Famoso es el capítulo del programa “Alerta Aeropuerto” de un dominicano intentando ingresar una olla aún tibia de “habichuelas con dulce” a España, una comida típica de Semana Santa, con sabor más al extremis que el arroz con leche. Las habichuelas son una especie de porotos y el dulce más cercano al manjar. Hace poco, en este mismo junio de 2023, otro dominicano fue retenido en Nueva York por llevar mangos recién cortados a sus familiares. En Chile, el SAG se sobaría las manos.

Tan típico como todas esas comidas, es hablar de béisbol y política, con pactos electorales que serían inentendibles en países como el nuestro. También jugar dominó en la calle, bailar merengue y bachata, tomar cerveza Presidente o Ron Brugal o Barceló, y escuchar Dembow, un ritmo más potente que el reggettón y el trap, que ha ganado fuerza en Chile con El Alfa, el mismo de la colaboración con Bad Bunny en el tema “La Romana”, y el coro de “La Calle bota fuego, faya, faya”. Aunque en República Dominicana la palabra “coro” significa “carrete” y no estribillo.

Es miércoles 14 de junio de 2023. Quedan menos de 48 horas para el duelo entre República Dominicana y Chile en Viña del Mar, por ránking, el partido más importante en la historia del fútbol de la media isla. Antes, jugar con El Salvador o Panamá era enfrentar a una potencia. Las entrevistas a dominicanos sobre dicho partido ante Vidal y Sánchez solo se encuentran en medios chilenos. En Dominicana, poco y nada. Se sigue hablando, con notas de agencias, sobre el título del Manchester City y la posibilidad de que Lionel Messi no juegue el Mundial 2026. Ahora lo escriben bien, alguna vez titularon Leonardo Messi tras la entrega de uno de sus balones oro. El fútbol casi no importa. La Liga de RD es muy similar al mejor momento de la Liga Universitaria en Chile con Eduardo Bonvallet, Claudio Borghi y Fernando Astengo como entrenadores. Tienen dos grandes exponentes en la NBA, Karl Towns y Al Horford, y ése es el deporte que han importado, sin soslayar las decenas de disciplinas olímpicas donde son potencias mundiales.

Por tierras caribeñas anduvieron Nelson Saavedra y Mauricio Arias, dos exseleccionados nacionales. El defensor Arias terminó jugando casi de “10″, las diferencias eran abismales. En las ligas amateur se pueden encontrar niveles parecidos a Chile, con muchos jugadores venezolanos, argentinos, españoles o colombianos, pero a nivel profesional ya no se puede competir. Para muchos fue considerado un milagro la clasificación al Mundial Sub 20 de Argentina, donde se enfrentó a Italia, Brasil y Nigeria. Para Mundiales adultos, solo se llega a eliminar hasta rondas preliminares, donde se enfrentan a islas que son más habituales en los afiches de los Cruceros, que los de la Fifa. Y ganan las islas de los Cruceros.

El fútbol en Dominicana es algo elitista. Casi tanto como ir a Las Terrenas, una paradisiaca playa al norte del país, con mucho menos publicidad que Punta Cana, Bayahíbe o Puerto Plata. Muchos profesionales de otras áreas, pero de países futbolizados, han hecho carrera enseñando fútbol en colegios caros, esos que no tienen los problemas de los que habla Juan Luis Guerra en sus canciones, o los líos de falda de Romeo Santos en sus bachatas. Más bien hablan más inglés que español, más tirado a lo que hace Prince Royce que a Los Ilegales. No aceptan imitaciones, como las que hacía Julio Sabala en los estelares de Chile en los 90.

Dominicana y Chile juegan este viernes 16 de junio a las 8:30 de la noche. Y digo 8:30 y no 20:30, porque en el país del merengue y la bachata la hora militar no se usa, pese a haber tenido la dictadura más sanguinaria de América Latina con Rafael Leonidas Trujillo al poder. Menos mal el partido es viernes y no domingo, porque el domingo la preocupación es otra, y la fiesta le gana al descanso, tal como lo dice Peso Pluma en su canción “Plebada” con El Alfa y su “teteo” de domingo con 200 tigres, que en realidad son “tigueres”. Más “tigueres” deben ser en la Roja este viernes y demostrar que jugar a la pelota es jugar fútbol y no béisbol. ¿Y si nos sorprenden? Pero, “dime Dominicana, ké lo ké”.