Sulantay sin la Generación Dorada

La condición de salud de José Sulantay se había deteriorado en los últimos meses en la ciudad de Coquimbo. Tristemente, era esperable que el recordado DT al final falleciera. Durante la mañana de este jueves, su hijo Marco confirmó la partida del hombre que, en lo más recordado de su faceta profesional, llegó con Chile a dos Mundiales Sub 20 y en Canadá alcanzó un histórico tercer lugar. Esta última generación, con Alexis Sánchez, Arturo Vidal, Gary Medel y Mauricio Isla, fue la base de lo grandioso que vino después en la Selección. Por lo tanto, la figura del DT adquirió mayor relevancia.

Antes, sin embargo, tuvo también una labor importante en el fútbol chileno. Quedó en la memoria como el padre de la Generación Dorada, con justa razón, pero la historia del DT es mucho más amplia. El hito clave en su trayectoria fue el título nacional con Cobreloa en 1992. Recién Colo Colo había ganado la Copa Libertadores y, con un modelo de juego parecido, le arrebató la copa a los albos. Fue solo por dos puntos, bajo el formato de puntuación antiguo, en un desenlace estrecho, apretadísimo, con 44 unidades para el cuadro nortino y 42 del Cacique.

El equipo de Sulantay fue una ‘máquina’ ese año, como le gustaba al DT. Dinámico, con transiciones veloces, agresivo en la marca y ataques profundos y efectivos. El entrenador tenía predilección por los emparejamientos en la cancha, la generación de duelos, que mucho del partido se resolviera en acciones 1 vs 1 en ambas fases del juego. En defensa, se organizaba con un líbero y dos stoppers, quienes iban mano a mano con los delanteros rivales por toda la cancha, sin concesiones.

Otro rasgo sobresaliente fue también la utilización de carrileros o laterales-volantes. Sobre todo en Calama, volaban por los costados, brindando profundidad y anchura al juego de los locales. Hacia arriba, un hombre era fijo: el volante central. Después harta libertad a todos, durante el momento ofensivo, para avanzar con posesiones simples y verticales. Era un 1-3-5-2, el mismo sistema de juego que Colo Colo llevó a la excelencia para ganar la Libertadores.

No fue una copia de lo que hicieron los albos en el plano internacional. La historia de Sulantay había partido antes con buenas campañas en La Serena, Ovalle y Coquimbo y un modelo de juego previo al de Mirko Jozic en el Cacique. Antes de ir a Cobreloa, su paso por el cuadro coquimbano es muy recordado. Fue un anticipo de lo que hizo luego en Calama.

Era un equipo fuerte, con una defensa de líbero y stoppers, agresiva según los cánones del ascenso en esa época. Los laterales-volantes iban y venían siempre, sobre todo en el Francisco Sánchez Rumoroso. Eran factores clave para resolver ofensivamente los partidos, con desbordes permanentes y múltiples centros al área. Los nortinos ascendieron en 1990, luego en Primera División se clasificaron a la Copa Libertadores y enfrentaron al Newell’s Old Boys de Marcelo Bielsa. Allí, Sulantay sintonizó altiro con el argentino, los unía de antes el gusto por el juego rápido, sin mucha construcción y con harta agresividad en la recuperación del balón.

Cerca de 20 años antes se encuentra, entonces, la explicación de por qué la generación del Mundial Sub 20 de Canadá encajó de inmediato con lo que quería Bielsa. La inducción fue plena, bajo los parámetros del DT chileno, un adelantado para su época.