¿Culpa de Castellón o Calderón?
En el 1-0 de Estudiantes, no sabemos cómo fue la comunicación entre Castellón y Calderón, pero en esa situación el que manda siempre es el arquero.


No estaba en los planes y por eso golpeó fuerte en Universidad de Chile. Los azules cayeron ante Estudiantes por 3-0 en la Copa Libertadores y ahora el cuadro argentino lidera el Grupo A con 9 puntos. La U ocupa el segundo lugar con 7 unidades, pero el problema es que Botafogo venció a Carabobo y quedó a solo un punto. Lo más seguro es que ambos disputarán directamente la clasificación a la etapa siguiente y el grupo se cerrará con los dirigidos por Gustavo Álvarez visitando Río de Janeiro. Inesperadamente, se puso difícil la cosa.
No fue bueno el partido de la U. Estuvo lejos del juego de asociaciones rápidas y profundas, particularmente por los costados, que la caracteriza en la fase de ataque. Sin embargo, lo peor se observó en el funcionamiento defensivo. Las descoordinaciones fueron evidentes en las acciones de presión, pero lo más grave se vio en la extrema facilidad con que Estudiantes convirtió en el Estadio Nacional. Tanta flaqueza en las marcas termina hundiendo incluso al equipo más virtuoso con el balón en la Libertadores.
La acción más evidente de esto fue el 1-0 del cuadro rival. Los argentinos habían olfateado que la U atrás no estaba bien y buscaron progresar con una maniobra de Ataque Construido iniciada por el arquero Matías Mansilla. El balón le llegó a Guido Carrillo, el centrodelantero ‘peinó’ por si pasaba algo en profundidad y sucedió lo peor. Tiago Palacios, quien no tenía ventaja alguna para convertir, terminó superando a Matías Zaldivia, Franco Calderón y Gabriel Castellón para abrir la cuenta.
La crítica, particularmente, se centró en Calderón como máximo responsable del gol en contra. Sí, la imagen es clara: el central tenía ventaja defensiva para resolver, procuró que Castellón interviniera y perdió de vista a Palacios, quien por el lado ciego del zaguero irrumpió y marcó. En el fondo, Calderón definió por cuenta propia la acción, esperando la aparición del arquero, pero cuando esto no ocurrió debió optar por otro salida (un despeje apurado, por último). No lo hizo, quedando completamente expuesto.
Sin embargo, conceptualmente una gran responsabilidad le corresponde a Castellón. En este tipo de acciones, siempre manda el arquero, dirigiendo la maniobra, con indicaciones en todo momento al defensa, quien no sabe qué sucede en su espalda ni en el lado ciego. El guardameta se encuentra de frente, tiene el panorama claro sobre los rivales que podrían intervenir e inicialmente no debe resolver con el balón, lo que le otorga fracciones de segundos para la toma de decisión.
Hasta ahora, no sabemos cómo fue la comunicación entre Castellón y Calderón. En esta situación, el diálogo lo lidera el arquero y el central lo único que debe hacer es seguir las indicaciones del guardameta. A rajatabla, no hay otra opción Si no, puede pasar lo que sucedió con la defensa de la U en el 1-0 parcial ante Estudiantes. La jugada revestía cero riesgo y el autor del gol se encontraba varios metros por detrás del balón. Un error fatal.