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Una ofensa gratuita a Sánchez

Para nosotros, la eliminación del Inter de Milán en los octavos de final de la Champions League quedó en segundo plano. En Chile, que el finalista de la edición anterior del torneo esté afuera importa muy poco. La atención, una vez que terminó el partido y se supo todo, se concentró en la ofensa gratuita y sin razón de Antoine Griezmann a Alexis Sánchez. Cuando el delantero nacional perdió el penal en la definición, el francés gritó: ‘Es un cagón el chileno”.

En las canchas de Europa, ya no existe la intimidad de antes. Solo los camarines quedaban como único refugio de privacidad, pero ahora con el auge de los documentales de clubes de élite en las plataformas audiovisuales van a correr la misma suerte. Todo puede ser grabado, guardado y publicado. Así ocurrió el miércoles, pues a los pocos minutos de consumada la eliminación del Inter los dichos de Griezmann ya recorrían el mundo. Pegaron fuerte por acá y no es ninguna sorpresa, porque Alexis es muy querido.

Con Arturo Vidal y Elías Figueroa, Sánchez es uno de los grandes de la historia. La reacción en las redes sociales fue feroz y quedó demostrado en la invasión de mensajes de chilenos a Griezmann. Lo que más dolió es que Alexis no le hace daño a nadie. No por conveniencia, interés o estrategia, simplemente el tocopillano es así. Si tuviera un historial para atrás de enfrentamientos, chorezas o conflictos con varios, lo ocurrido ante Atlético Madrid habría sido un suceso más en su registro. No merecía ese ataque.

Griezmann posee un perfil parecido. Es prudente, respetuoso y prácticamente no se le conocen “enemigos”. Lo pasó mal tras su fracaso en el Barcelona, por las críticas y cuestionamientos permanentes. La situación mejoró en su regreso a Atlético Madrid. Volvió a casa, lo que lo hizo recuperar su gran nivel de juego, y se reconcilió con los hinchas. Un grupo lo trató mal al irse el cuadro catalán. El insulto del francés fue, más que todo, un acto de desesperación y al conocer las repercusiones tiene que haber sido el primero en arrepentirse.

Las imágenes son elocuentes. Su alivio fue clarísimo luego de que Jan Oblak le atajó el penal a Sánchez. Griezmann compartió el insulto con Rodrigo de Paul y ambos resoplaron con ilusión, sintiendo que a partir de esa ejecución fallida podían eliminar al finalista de la Champions. El contexto, eso sí, solo sirve para explicar lo sucedido y no para justificarlo. El fragor de la disputa en el campo de juego no da pie a cualquier brutalidad ni insulto.

Menos mal que también Lautaro Martínez y Davy Klaassen fallaron los penales en la definición. Si hubiera ocurrido solo con Sánchez, la derrota habría quedado signada, para algunos, por la supuesta falta de carácter del chileno en los lanzamientos. ¿Por qué Griezmann no gritó lo mismo cuando falló Martínez? No lo sabemos. La ejecución del argentino fue más deficiente que la de Alexis y finalmente sentenció la serie con la derrota del Inter. En algún instante, el francés explicará los injustos y falsos dichos contra el tocopillano. Estamos esperando lo que diga.