Una ‘patada de barrio’

Solo tiene 22 años, pero por todo lo que ha vivido en las últimas temporadas da la sensación de que estuviéramos hablando de un jugador más experimentado. Carlos Palacios emergió con todo en Unión Española. Fue uno de los mejores de Chile y no sorprendió que un club importante de Brasil viniera por el mediocampista ofensivo. Esto, sin embargo, difiere rotundamente de la última imagen que dejó el colocolino, pues se fue expulsado por una patada -sin ningún asunto- contra Boca Juniors en la Copa Libertadores.

El Cacique recién caía por 2-0. A pesar de que los argentinos habían mejorado su desempeño, contaba aún con chances de aspirar a un gol para hacer más parejo el trámite final del partido. Palacios recibió tarjeta roja a los 67 minutos, justo cuando Boca Juniors había anotado la última cifra. La percepción fue que el ex hispano se ‘nubló', canalizó erróneamente la frustración del momento y se despachó una ‘patada de barrio’. Como era esperable, se convirtió en el centro de todas las críticas. Faltaban 30 minutos de juego y cualquier giro, en el desarrollo de las acciones, podía cambiar todo.

Palacios tiene su genio. Lo dejó en claro en los recientes festejos de los goles por el Campeonato Nacional. Ha sido desafiante, poniendo las manos en los oídos, como exhortando al público presente y a los televidentes a decirle algo ahora que acabó de convertir por Colo Colo. Lo ideal hubiese sido una cosa más sobria, con mayor humildad y enriquecimiento. Tampoco hay problema, tiene derecho a celebrar como estime, dentro de los márgenes de la civilidad del fútbol.

El colocolino parece estar sentido y es entendible, no todo el mundo reacciona de la misma forma. Ha sido criticado, porque su desempeño actual no tiene relación con el futbolista que partió a Internacional de Porto Alegre, en 2022. Pensábamos que iba a estar un poco cerca de esas cuotas de rendimiento individual, pero estábamos equivocados. Se tiende a pensar que un hombre que viene de la liga de Brasil acá debería entrar arrasando con todo. Sin embargo, el año pasado solo actuó en cinco partidos como titular en Vasca da Gama, durante la campaña en el ascenso para retornar finalmente a la Serie A local. Antes, pasó lo mismo en el cuadro que adquirió su pase. Ya son parte de la historia las 32 titularidades por Unión Española, en 2020, cuando emigró.

Aunque sea joven todavía, Palacios se encuentra en un momento crucial de la parte temprana de su trayectoria. Gustavo Quinteros ha dado plenas señales de que le agrada el juego del volante ofensivo. Es más, ni siquiera en Unión Española le dieron la oportunidad de actuar en su función original, detrás de los delanteros, buscando llegar al área rival para anotar, desequilibrar por manejo del balón y/o habilitar a los hombres en zonas de finalización. Claro, contra Boca Junior cumplió un rol de “segunda punta”, junto a Damián Pizarro, pero nada le impedía retroceder a la zona alta del mediocampo para generar conexiones con el resto.

Las condiciones para una recuperación futbolística de Palacios son plenas en el Monumental. Hace tiempo que Colo Colo clamaba por un ‘10′ neto y que jugara de inmediato no fue casualidad. Quinteros casi nunca alteró el diseño en el eje del mediocampo, con la presencia de dos volantes centrales (Esteban Pavez y César Fuentes o Vicente Pizarro), y entonces Leonardo Gil se ubicó de volante ofensivo. Junto a la línea de cuatro en la defensa, hasta hace muy poco, eran los pilares de la gestión del DT al mando de los albos. La vacante está absolutamente vigente, porque Quinteros precisa brindarle una variante al formato de juego que por momentos se torna sin sorpresa y medio tedioso.

Lo más seguro es que a Palacios ya le entregaron el mensaje necesario en el Cacique. Debe serenarse, volcar la atención en lo que pasa en el terreno de juego y aspirar a cuotas de desempeño algo similares a las registradas en 2020. Solamente tiene 22 años, le queda toda una carrera por un delante y depende del mediocampista que su trayectoria se aproxime a lo que insinuó en su aparición en Unión Española.