Uno de los peores de la historia
Después del partido entre Cobresal y Unión Española, este domingo en El Salvador, los equipos de Primera División recién volverán a la actividad competitiva durante julio. Con la disputa de la fecha 15, termina la primera rueda y parte también el receso en el fútbol chileno. ¿Qué conclusiones favorables se pueden sacar del primer semestre? Absolutamente, ninguna. Hasta ahora, es uno de los peores torneos de la historia.
El cliché de que la violencia le está ganando al fútbol es más cierto que nunca. Los bandas criminales, que pululan en las barras de los clubes grandes principalmente, consiguieron el objetivo de manejar a su antojo la actividad. Colo Colo y Universidad de Chile, por ejemplo, cierran la primera mitad del 2023, actuando sin público en los estadios. Los delincuentes querían que así fuera y de esta manera está ocurriendo. Llegará el momento en que las autoridades de cada región del país se van a negar a cobijar a albos y azules. Entonces, el fin estará cerca de la actividad como la entendimos en los últimos años.
Existe otra cosa que está pasando inadvertida y realmente también tiene incidencia en la calidad del Campeonato Nacional. Es el deplorable estado de las canchas en todo el país. Habían transcurrido décadas sin un cuadro de situación como el actual. Era una de las cosas que se destacaba antes de Chile, el interés constante porque las superficies de juego estuvieran en buenas condiciones. Ya a la vista esto causa un impacto favorable si donde se va a jugar luce impecable. La mejor cancha empleada en Primera División es la del Ester Roa de Concepción, pero se usa principalmente en el Ascenso. Otra cosa inentendible.
En lo que pasa dentro del campo juego hay también un tema de interés. La apreciación existía desde antes, con solo realizar el contraste entre el modo de juego local y lo que sucede en otros lugares acá bien cerca. Sin embargo, fue Eduardo Berizzo quien le brindó consistencia a una de las críticas endémicas al fútbol chileno: la falta de ritmo. Acá, se juega lento y, cuando hay que salir a competir, esto solo alcanza para “aguantar” el primer tiempo. Qué hablar de un juego de ida vuelta, con énfasis en las Transiciones. Nos autoengañamos, claro, con un fútbol asociativo, pulcro, con salidas a ras de piso desde la última línea, pero en un formato pausado, incapaz de sobrevivir ante una exigencia distinta a la habitual.
Como suele ocurrir, cuando la cosa anda mal a nivel local esto repercute también en la Selección. Menos mal que las próximas Eliminatorias ofrecen seis cupos y medio para asistir al Mundial. Si no, no tendríamos chance. No hay jugadores, la renovación es inexistente, y Berizzo tendrá que hacer ‘milagros’. Las últimas convocatorias grafican a cabalidad lo que pasa.
El DT nominó a Matías Zaldivia, de gran presente en la U con 32 años, pero nadie imaginaba que el central argentino-chileno iba a tener alguna chance. El otro caso es el de Luis Rojas, quien actúa en la Serie C de Italia y fue convocado a la Roja Sub 23, que servirá de vivero para la selección adulta. Ya le habíamos perdido el rastro, luego de que dejara la U como promesa y fuera bajando de división paulatinamente en el Calcio. ¿No hay nadie más? Sí, así es. Berizzo intenta hacer lo que puede en la búsqueda de gente para las Eliminatorias.
Es uno de los peores campeonatos de los últimos años. La esperanza es que el panorama cambie en el segundo semestre, aunque no se ve por dónde.